06.ene.2017 ENSAYO CONTRA EL ENSAYO

 

Un canto breve cantaré

para los inteligentes.

 Plutarco

Si la frase no le va bien a la voz…  cállate.

 María Fernández La Perrata

 

 

El artista NO ensaya.

El arte NO se ensaya.

Si hay que ensayar, los ensayos se cobran.

Todavía así NO se recomienda ensayar mucho.

Aunque se ensaye, el resultado será siempre diferente.

Tanto ensayo provoca que alguien quiera convertirse en otro

irremediablemente. (Sobre todo durante los ensayos.)

 

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Además el único fin del ensayo es el ritual genital de follar

(que es un verbo gitano)

o que alguien salga jodido artísticamente.

Ensayando este ensayo obtendrá resultados inensayables.

Se recomienda NO ensañarse tanto en el proceso,

porque ensayar el arte lleva al desastre.

 

 

FIN del ensayo.

 

 

 

01.dic.2016 EL BAILE PETRIFICADO

 ¡Dejadlo, dejadlo…

que siga bailando en la cornisa!

 Chtcheglov

 

 

En la insistencia de las ciudades más cosmopolitas acaban haciéndose familiares los rostros de ciertos viandantes, los rótulos de los comercios y restaurantes, las fachadas de los edificios singulares y hasta los charcos de las calles.

Terminamos reconociendo vagamente a la viejecita de la parada del autobús, al vendedor callejero, a la lectora tatuada del metro, al ciclista con auriculares, al cartero con la vespa, a los vagabundos que duermen en los cajeros automáticos de los bancos, las figuras borrosas de taxistas y camareros de las terrazas, las sombras que entran en las oficinas públicas y a la policía disfrazada de mendiga, que se alimenta rebuscando en los contenedores de la basura mejor equipada de todos los tiempos.

Nos acordamos incluso de los objetos que se exponen en los escaparates de todo tipo de negocios: el libro que amarillea, el maniquí secundario que está siempre desvestido, la tienda de cocinas de diseño que nunca tiene clientes y que ha sido traspasada para convertirse en una galería de arte… o el escaparate del anticuario de la esquina, donde una recacha de sol ilumina los mismos objetos: el azulejo de una mujer que danza; una lupa renacentista con su pie dentado de latón; y la bandurria rubia con marquetería de pájaros quetzales exhibiéndose entre la flora del nuevo mundo.

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Y un día parecido al mismo día en el que hablé con la mendiga, al día que compré el libro amarillo y al día que invité al maniquí a subir a casa, pues igualmente entré en la tienda de antigüedades, con la curiosidad de preguntar por la bandurria que se tostaba diariamente en el sol del escaparate.

El salón de exposición estaba atestado hasta el artesonado del techo, donde había objetos atrapados por las lámparas de araña.

–El azulejo es muy común… ­­–dijo el anticuario­ –procede del derribo de un corral de vecinos… la lupa venía dentro de unos legajos que tiraron a la basura los listos del archivo municipal… y la bandurria, que es lo que verdaderamente le interesa, sólo tiene su valor ultramarino… son muchos los paseantes que se detienen a mirarla.

–¿Y cuánto vale? ­

–Si está decidido a llevársela le contaré su origen en un instante.

Desde el pequeño mostrador se veía la luz solar entrando con formas de lingotes por el escaparate, incidiendo en la lupa y creando destellos vivaces que recorrían la miríada de polvo en suspensión.

–La bandurria perteneció a una orden esotérica guatemalteca… estaba oculta en el pabellón que el gobierno de Guatemala construyó en Sevilla para la celebración de la exposición iberoamericana de 1929… en el mismo año del primer crack económico mundial… es normal que pasara totalmente desapercibida para toda la antropología musical… si usted compra la bandurria estará comprando una historia, pero si de verdad quiere un buen instrumento deberá acompañarme a la trastienda.

El anticuario activó la cerradura de la puerta de la calle con el mando a distancia y me invitó a pasar detrás del mostrador, donde retirando un gran cuadro de barnices ennegrecidos, se abría un portillo con escalones que descendían estrechamente hasta el sótano.

–Sígame, sígame…  dudo que la bandurria se pueda volver a usar… son muchas las horas de sol directo que ha recibido… y a los instrumentos musicales no les debe dar la luz del día, como a muchos intérpretes.

En el centro del subterráneo había un reclinatorio con dos candelabros eléctricos puestos a cada lado, y sobre unas cajas de vino cubiertas por un damasco rojo, estaba depositado un estuche de piel que contenía una guitarra de fuego.

–Las guitarras buenas tienen que estar guardadas en bodega, metidas en su estuche y con dos velas puestas para contemplarlas… cójala y verá que el cedro es cedro… la plata, plata… y el sonido, sonido… la guitarra junto a la bandurria fueron encontradas como dos amantes entre otros objetos de la logia… y la funda se la regalo.

Nunca el sol había brillado tanto en la calle. La viejecita de la parada del autobús saludaba al taxista, el taxista le daba un bocadillo a la mendiga, un colegio entraba en la galería de arte, un músico callejero me preguntaba que si podía enseñarle la guitarra y le dije que no porque era para un regalo… como coreógrafo conceptual estaba deseando llegar a casa y tocarle algo al maniquí que adorna el salón austríaco del minipiso, para ver si se meneaba un poco y daba una psicopatadita.

Agarrando el asa ardiente del estuche iba pensando en el antiguo constructor del instrumento… en el timbre brillante de la guitarra encontrada que había sobrevivido a los edificios de la exposición universal de 1992… en las melodías decrépitas que configurarían su afinación… en las jacarillas que inspirarían su sonido flamenqueante… y llegando al estudio me encontré con que el sarcófago estaba vacío.

¡Sus muertos!

 

 

 

 

03.oct.2016 CONCIERTO DE QUEJIDOS

El hambre de música era terrible…

 Cartarescu

 

 

En el concierto de quejidos están en escena: el subtitulador de seguiriyas; el encargado de pinchar el vídeo en la pantalla; el creador del mismo vídeo; la iluminadora embarazada que no quiere que nadie fume; la regidora; el sonidista; y un tío que reparte papeles todos los días.

El público es un público-artista, porque la mayoría de los que han acudido al espectáculo son artistas: los flamencos profesionales, los guiris profesionalizados, conocidos postulantes, allegados sabihondos, familiares y apegados diletantes.

Pero no hay ningún aficionado porque en los estrenos no hay nadie que se tome por tal.

Hoy todos son artistas y el aplauso estará asegurado: tú me aplaudes a mí para que yo te aplauda a ti. Mañana.

Las luces de sala siguen encendidas, preprogramadas para que se desvanezcan lentamente. Los espectadores van entrando, y mientras se acomodan en sus asientos, pueden ver a los protagonistas del Concierto de Quejidos.

 

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Permanecen en escena el subtitulador, el proyeccionista, el videoartista, la iluminadora con el fotómetro, la regidora -con la carpetita americana y los auriculares puestos-, el técnico de sonido y el escriba de la productora. Están todos en el centro del escenario y dando la espalda al público, que sigue ocupando sus asientos.

En el patio de butacas hay toses, envoltorios de caramelos que se arrugan, saludos a discreción, chaquetones que resbalan de los asientos y folios impresos con la palabra “Reservado” sobre de los espaldares de la primera fila, siempre vacía de autoridades.

Se ignora la señal por la que el grupo de concertinos quejosos se vuelve ahora hacia el público, cada uno a su forma y estilo, y comienza  así el CONCIERTO DE QUEJIDOS.

El subtitulador de seguiriyas se distrae leyendo la caja encendida de plástico iluminada con la palabra “salida” (que no “éxito”); el pinchador del vídeo mira la pantalla de su teléfono móvil, alumbrando el rostro del videoartista, al que explica mediante susurros el secreto de resetear; la iluminadora no ve un pimiento, con las luces de sala todavía activadas es incapaz de distinguir un rostro entre el público que aguarda; la regidora no interactúa con el elenco al llevar unos auriculares tapándole los oídos; y el técnico de sonido da un respingo cuando el tío que reparte folios diferentes todos los días le hace entrega de otro papel.

El Concierto de Quejidos continúa con las luces de sala encendidas como porque el temporizador del desvanecimiento de las mismas no funciona, y el aire acondicionado tampoco. A la media hora el público se activa y empieza a actuar: hay personas que se revuelven cambiando de postura, mascan los folios “reservados”, suspiran aristocráticamente y alcanzan altas temperaturas con los bolsos y abrigos en el regazo. Se suceden los bostezos contenidos, las cremalleras que se abren y los teléfonos móviles van iluminando las butacas vacías.

La política que cree que no llega tarde, recorre el lateral de la sala con un taconeo impertinente que advierte todo el auditorio -excepto el técnico de sonido- y se esconde oficialmente en un asiento de la primera fila.

La regidora discreta le pregunta al oído que si vendrán más excelentísimos armonizadores de impuestos:

–Yo soy la única artista que vendrá hoy al Concierto de Quejidos…

¡¡¡Pssst!!!

01.sep.2016 EL SONIDO EN METÁLICO

La música amansada va a la muerte.

José Hierro

 

 

Las ovejitas eran blancas,

las guitarras de juguete

 y los flamencos calculistas

 de aburrimiento se mueren.

 Financial Mairena Times

 

 

 

En las cuerdas vocales a menudo se crean nódulos por las malas vibraciones, y éstas se producen desde el fondo del local de la peña flamenca, pasando por la barra del bar y llegando hasta la calle.

El timbre de las instituciones y su funcionamiento depende de nuestro tracto anal y de la fisonomía de la cara que tengamos al pulsarlo. Normalmente es un auto-tono que sólo conocen unos pocos.

La regla ética flamenca se basa en no cantar en los bares, no actuar en las peñas flamencas y en huir de poblaciones con menos de un millón de habitantes, pero todo dependerá  de si el espacio bucal es lo bastante grande para alimentarse dando bocados al ozono.

A mayor importancia de la institución el timbre será más oscuro, y si es pequeña el timbre será más claro, tanto que ni sonará fuera ni dentro, porque son esos espacios tan transparentes que están siempre vacíos.

El único asistente -que es un público demasiado individualista que no piensa en el artista-, rompe el silencio aplaudiendo, dando palmadas con las manos abiertas contra su cabeza.

Pero el trato artístico está hecho y el tracto vocal es movible como las reglas acústicas, sobre todo cuando se trabaja verdaderamente la técnica vocal para obtener la perfección del bolo alimenticio.

Si después de cantar el dinero no te suena y quieres obtener más sonido en metálico, se mantendrá la laringe en posición baja, y teniendo un buen apoyo en la musculatura institucional y abdominal, el posicionamiento genuflexo hará que la flor anal diga “twang”.

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Es entonces cuando se consigue la apertura de la epiglotis, como cuando se busca trabajo y abrimos mucho la boca sonriendo en falsete. Así subiremos de posición si nos apoyamos bien, ensanchamos los paladares y subimos la campanilla hasta la torre cerebral, desde donde nos arrojaremos tras la voz.

Cuando hablamos de subir y bajar la laringe por las escaleras y pasillos de las oficinas culturales es que su tono es muy bajo. Los tratos y el tracto vocal son movibles como las mujeres verdianas: podemos mover la mandíbula, los labios, la lengua, el colmillo retorcido… pero si usted no llega a los tonos agudos puede ser por la laringe que no está lo suficientemente subida.

Si seguimos presionando y hacemos nuestra lengua pequeña, se oscurecerá el tono mental y el ideal artístico, pero el espacio de la bucofaringe se hará mayor.

Si dejamos la lengua abajo -junto al mostrador del guardia jurado- las puertas se abrirán con sonidos operísticos. Pero si ensanchamos nuestros repertorios, horizontes mentales y nuestra lengua, los espacios culturales y sus puertas se harán pequeños. Así que relájese, porque la espuma de la rabia lírica se depositará en las comisuras de la boca y parecerá usted un gorrión hambriento con boqueras amarillentas.

Si cantamos con las comisuras relajadas obtendremos todos los timbres, se abrirán todas las puertas y la lengua se girará hacia las muelas superiores buscando el nervio del jamón. Y como nuestra laringe vamos subiendo un poco.

Por fin, después de tanto tiempo manteniéndonos del aire que entra y sale en el acto de cantar, comenzamos a respirar. Ya estamos arriba, con la voz colocada y fija hasta la jubilación estilística, justo en el paladar oficial.

Una vez arriba sólo tenemos que bloquear nuestra lengua, como el piano que aparece y se sumerge mecánicamente sobre el escenario. Y callando nuestra boca, el único sonido que se oirá en el teatro será el de los aplausos.

¡Qué buen metálico tiene el sonido de su voz!

Vídeo no encontrado.

 

 

 

 

 

01.ago.2016 FLAMENCO FANTASMA

Una silueta se agita muy bailonga saliendo de un grupo de flamenco de sombras. La figura avanza y se detiene en el centro del escenario, sosteniendo toda su tensión en un lapso de quietud y con aparente desolación calculada.

La cabeza decapitada del tocaor se asoma sobre el tocón de la guitarra. El cantaor con un aullido prolongado asciende hasta una breve pausa contundente y expansiva, tras la que retoma el quejido distorsionador en si bemol, dándole énfasis de desesperación en el do, convirtiendo la entonación de un gemido resonante en turbador, y que viene a decir con ímpetu vibrante:

–¡Si das al modo shuffle, …el shuffle siempre sale del mismo modo!

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El bailaor comienza entonces a moverse anhelante, andando entre pasos arrastrados y apagados, que se convierten en una trepidante música de ritmo inquebrantable.

La cabeza muy afectada del músico rasgueante recorre deslizándose la forma de la guitarra -con el peligro de caer dentro del agujero- y oscila de un lado para otro en el perfil ondulado del instrumento, como hacían los carros de las máquinas de escribir y los caricatos con sus chuflas en las mojigangas.

El bailaor se sale del grupo de los flamencos dando un codazo al compañero que tiene al lado, propina un pisotón intencionado a un tercero, y aprovechando la falta de respiración y de movilidad del elenco, en un silencio escénico, se apropia del mismo y se destaca rápidamente del conjunto de practicantes del remedo, quedándose con un desplante en el centro del escenario. El bailaor levanta arteramente los brazos en su triunfo estético porque ahora está plantado en los medios, en su conquista momentánea, cogiendo resuello y esperando a la música como un maldito estertor electromagnético que lo anime.

–¡El modo shuffle consiste en ordenar el desorden preestablecido!

El bailaor ahora palillea progresivamente con los dedos evocativos de sus manos y con cuatro golpes de tacón llama a la puerta del destino. El bailaor trata de que el cantaor comience a cantarle, pero el cantaor canta en verdad para que el bailaor sea quitado de en medio por todo el grupo flamenco, que fingirá arroparlo en un jaleamiento creciente hasta retirarlo de la escena con armonía, como hacen los cabestros con los toros en las plazas.

–¿Ahora es cuando lo llevan a hombros hasta el hotel y comienza la fiesta extra?

–¡Extrañísima!… porque el conjunto acompañará al elemento hasta la mismísima puerta del Teatro para abandonarlo en la calle… donde la danza se convertirá en peregrinación eterna.

Siguiendo los pasos dicen que vieron al bailaor andando por la cuneta de la autopista; que lo vieron entrando en la ciudad caminando entre rotondas; que en un arrebato chamánico iba partiéndose la camisa, tirando una bota, después otra y hasta el pañuelo en las papeleras de diferentes avenidas, evitando así que se reciclaran las herramientas. También decían que el flamenco informalista había sido visto saliendo del bar del Teatro y entrando en el teatro de otro bar… en perfecto bucle de fuga.

Pero lo que nadie puede oír ni ver cada noche en una colina de viñas enmarcada por el disco de la luna, es la escena de la silueta del guitarrista de chapa que mete su instrumento enérgicamente por el culo de un toro de Osborne, mejorando analíticamente el diseño del gran recortable nacional.

Hay aprendices de brujo que dicen haberlo visto entre truenos y fusilazos, y una cabeza parlante sigue jurando sobre la “Tauromaquia de Pepe-Illo” que se trataba del mismísimo Tío Pepe, pero el del vino sherry, y que está justo en la carretera de al lado saliendo de un ovni que tiene la forma de un sombrero colorado.

Y la música que no requería de la venta de discos, pasó a necesitar del disco para ser entendida como música.

Off (ú).

 

 

 

 

01.jul.2016 FLAMENCOS ANIMADOS

 

El compás está en el pie izquierdo…

Baltasar Mathé

 

En un paseo con árboles de cualquier clase el señor Savarez y el señor D’Addario oyen a un músico sin brazos que toca su guitarra con los pies.

–Antes metías una moneda en la máquina de discos del bar y sonaba la música… la que te diera la gana… ¡y a la hora que fuera!

–No pondré más dinero en la música… –dijo Savarez –ya me he cansado de los ecos flamencoides que derrotaron a la voz cantante… cada día se toca más y se canta menos.

–La misma idea de “música” va cambiando… si la Ciencia ha logrado sustituir por máquinas a los reptilianos haciendo presidente terráqueo al robot Obama, hoy los conciertos consisten en que un tío que se dice “dj” te ponga los discos… pero no mezcla ni scratchea con los mismos… no carga con los vinilos ni hace play-back… sólo pincha con un pito de carnaval electrónico que mete en el ordenador… ellos no cantan, no tocan y no bailan pero cobran por tres.

–El método de trabajo del DJ es la envidia de todos los cantaores y de los músicos ejecutantes del planeta entero… y el scratchin’ que es el rasgueo de la guitarra es una técnica que rompió la inviolabilidad del fonógrafo… ni Edison pensó que la gente modificaría el uso del aparato… es como si el alacrán tuviera en su cola un diamante.

–¿Y si alguien pasara ahora mismo y se llevara corriendo la guitarra?

Flamencos Animados-PIELFORT

–Que nadie movería un dedo para atrapar al político veloz… porque el servidor público roba directamente sin preocuparse de escribir conciertos… y endurece el carácter del músico y ayuda a la industria, teniendo la víctima que comprarse otro instrumento.

–¡Sí, el Instrumento del Mal!

El excéntrico musical, sentado al estilo yogui con la postura de la cobra, deslizaba sus pies desnudos sobre la guitarra dejada caer en el suelo. Unos montoncitos de discos autoeditados ocupaban el espacio entre el mástil y la alfombra pérsica, soportando el instrumento, calzándolo y dándole equilibrio.

–Cuando todo el mundo tiene una guitarra el flamenco pierde la gracia y se acaba… como se dice en el cante número ciento trece de Morita:

 Triana es como Tijuana

con miles de artistas desaparecidos

por metro cuadrado de guitarra.

 

Cuando todo el mundo tiene una cámara en el teléfono móvil la realidad se acaba, y el porno también… hay mucho ciber-depredador y uno ya no puede ni disfrazarse de alcohol en los carnavales… incluso he visto en la playa a la gente grabando la puesta de sol con los teléfonos móviles mientras cantaban a coro la música de la película Gladiator puesta a todo volumen en un chiringuito de Coños de Meca.

–¿Y la gente cantaba?

–¡En latín!… en latín de Coca de Franco, provincia de Sevilla.

El músico ambulante como un flamenco animado desplazaba sus pies sobre la guitarra y ágilmente producía sonidos vigorosos. Un simpático perro que paseaba se acercó, ladró afinadamente y siguió su camino.

–Hasta el perro ha dado su moneda con el ladrido… porque el músico es una máquina.

–¡…!

De repente el guitarrista pedestre comenzó a levitar, se puso en pie dando un brinco acrobático y milagrosamente le salieron brazos por las mangas de la camisa. Apartó la melena de su cara dejando ver su rostro de mujer…  y con la gitana indiferencia de sus bellas manos recogió el puesto artístico y el platillo  lleno  de  <>  aliens que tenían las caras de los euros.                                                                                                                             : :

                                                                                                                                      ;   :

                                                                                                                                    :      :

                                                                                                                                   :        :

                                                                                                                                  :          :

                                                                                                                           ((Continuará)))

01.jun.2016 FLAMENCO ELECTRÓNICO

Al final sonará el corte fantasma

que no viene en los créditos.

 Bonus Track

 

Mientras los partidos políticos siguen engordando a sus nuevas generaciones, los hijos del Rock-and-Roll están llorando porque dicen no tener relevo generacional. Y el Flamenco -tan maltratado cultural y popularmente-, habiendo nacido antes que el Cine y el Rock, resulta que va a superarlos artísticamente y en el tiempo.

Hay autoridades que pusieron la fecha del fin del Arte Contemporáneo señalando a Warhol como el último artista, la fecha de la desaparición del Cine con la clausura de la mayoría de los cines y de la culminación del Rock en el año 1978.

El límite de la danza como lenguaje lo estableció Michael Jackson cuando a falta de extremidades se llevó la mano a los huevos (al estilo de Grotowski haciendo síntesis del baile marinero del “cangrejito moro”, del baile transilvano del “murcielaguito” y del baile doméstico de “la babucha del borracho” delante de pantallas encendidas como en la película Minority Report ) resumiendo gestualmente el logro estético que ya alcanzó la gitanería en los llamados “bailes de negros” de La Baja Andalucía.

Desde entonces en nuestro país imaginario, donde los corruptos pitufos asan a Apis con dinero, estamos rebobinando la misma cinta histórica y social, titulada: “ESPAÑA, UNA  GITANA GRANDE Y LIBRE”; porque todas las actividades reconocidas -incluidas las artísticas- son refundiciones de viejos modelos de negocios a los que simplemente se les cambia la nomenclatura: la paloma de la paz es la sonda espacial Voyager, la Biblia en cómic es una novela-gráfica, la religión es la televisión, a cualquier cineasta se le llama “film-maker”, y como dice el fandango:

 “el que filma pierde…”

–¡Pero usted ha sido quien me trajo aquí y aún no he visto “flamenco” por ningún sitio…!

Cuando no había apenas coches por las calles, que es una imagen que parece increíble porque la gente piensa que todos sus antepasados tuvieron blasón heráldico y platillo volante… y cuando no había tiendas de música, algunos ya disfrutaban de cintas originales muy baqueteadas de los Beatles, pero The Beatles no pasaban por al lado, no cruzaban el paso de cebra de tu calle, no paraban en el bar de la esquina y no los veías por la radio. Pero a los flamencos … porque eran vecinos.

Y aunque en Marruecos y Cádiz existen castros célticos, la “música-celta” tampoco pasaba por al lado… ni pasaban por al lado las fonografías del “blues, del soul, del rock, el tex-mex, del jazz, la new-wave, el punk, el hard-rock, la nueva música culta, la ópera contemporánea, la new-age, la música concreta, el reggae, el heavy-metal, el ska, la música-disco, el brit-pop, el hip-hop, el rap, el electro, el A.O.R., el country, las operetas textuales, el minimal-punk, el power-pop, el house, el sonido Manchester, el deathcore garbage y el clubbing” tampoco pasaban por al lado… porque incluso teniéndose las maquetas o los discos físicamente, nadie es proxeneta en su tierra.

 

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Tampoco existían las cacareadas distribuidoras emprendedoras o alternativas que hoy van cerrándose, y la poquita música “neofolk, noise, ambient, tecno e industrial” consistía únicamente en encender la radio en el trabajo del campo, en los talleres y las cadenas de montaje… y tratar de oír la frecuencia modulada mezclándola mentalmente con los ruidos de las máquinas de coser, del rotaflex, las grúas, los martillazos, las cintas transportadoras, los motores y las sierras mecánicas… porque en la radio se sintonizaba la música “mainstream” (antes llamada “easy-listening”) y la escena expuesta ocurría cuando se vendían de verdad los DISCOS, que eran reproducciones de grabaciones sonoras realizadas por la ingeniería electrónica del Imperio del Falsete Anglófono y colonizador, por lo que la famosa “música electrónica” es toda la música que se ha grabado hasta hoy.

–Todavía no he oído ni visto nada de flamenco.

Hay que tener soniquete para emprender viajes musicales. El Flamenco tiene que pasarle por al lado… si busca lo encontrará en todas partes… oiga cómo habla la gente, mire cómo andan y mueven las manos, vea las zalamerías que hacen las abuelas a las nietas, atienda a la música que llevan sonando en los coches… sólo tiene que saber escuchar y ver que “baila el polvo en desorden y danzan ebrios los átomos” como dice el astro-cantaor Arias de Granada… imagine que si usted lograra sentarse en el escenario al lado del primer atril, sólo consumiría un diez por ciento del espectáculo flamenco esperado… ocurre igual que con la cocaína y los recuentos electorales… porque si allí donde se juega el dinero hay enjuagues, en la política hay un lavadero completo… ¡cantar sentado en la silla eléctrica de enea sí que es Flamenco-Electrónico!

¿No irá a pensar que los artistas van a darle una sinfonía a todos los carapapas que se sientan en las butacas?… ¿usted cree que con el dineral que hay en juego van a detenerse contando los votos?… ¿cree que los flamencos se van a destripar delante del público por el precio de la entrada?… ¡la transformación de la criatura en monstruo  nunca se verá completa pasando por taquilla!… el Flamenco-Total no sería apto para todos los públicos… y nosotros estamos mirando hacia el proscenio, sentados muy tranquilos en todo el centro del patio de butacas y hablando tan flamencos… ¿no le parece flamenca esta situación?

–Pero en el escenario no hay nada… no hay cartel… no hay personas esperando, ni haciendo cola… ¡además está usted fumando dentro del teatro!

Cosas peores suceden en los escenarios y en los despachos oficiales. ¿O se imagina un mundo en el que la gente corriera por las calles dándose patadas en el culo para apuntarse a clases de ukelele y flauta travesera… un mundo en el que equipos de arquitectos felices construyeran nuevas ciudades libres… teatros con entradas a paraíso fiscal y hospitales como paraísos… un mundo donde los niños jugaran con esferas de plasma en las playas infinitas de las bibliotecas acuáticas… donde en las escuelas diplomáticas enseñaran a decir “miembra y a presidir jugando al Candy-Crush… un mundo donde las mujeres embarazadas decidieran las nacionalidades de sus hijos, sus amnistías académicas y sus puestos fijos en las listas de ministrables, senadores y eurodiputados… donde los Parlamentos fueran tabernas ambulantes… donde se prohibiera el aborto en la Agencia-Tributaria (donde los ordenadores escupen los papeles de muchos)… un mundo donde los fetos por ser menores de edad no tributaran por sus cuentas en Suiza… donde los hijos de los políticos que comieran insectos y yogures caducados recibieran becas de cien mil euros… un mundo donde la única cadena humana fuera la del váter (que no es Patrimonio de la Humanidad)… donde las nuevas energías prometeicas no te dejaran pegado al robar la luz para enchufar la silla de enea… donde las viejas hicieran la playlist de la compra en  mercados con jardines colgantes… y donde los parques filosóficos estuvieran llenos de parados que bailaran vestidos únicamente con theremines de taparrabos y hula-hulas de oro… y que coros de gitanas wagnerianas cantaran surfeando en aeropatines mientras tocan Astro-Flamenco con violines de grafeno y pianos de jirafa de bolsillo… un mundo donde en las galerías de arte no se cupiera de gente comprando obras de vídeo-artistas a plazos… un mundo en el que la academia de música electrónica Red-Bull-Rebujito (“que te da alas de mosca…”) estuviera a reventar y su hija no pudiera matricularse?… ¡¡¡Sería un mundo terrorífico!!!

Y más cuando se nos olvide que al pasodoble le llamaban “dubstep”, y que la música electrónica -que consiste en esconderse detrás de un ordenador o de un teclado- ya la inventaron los gitanos del chupacabras creando el “baroquecopla-orchestralcore”.

Salvando “La caída de Ícaro” de Alfredo Aracil con el cantaor Menese, el trío Claustrofobia o el baile de Israel Galván, el Flamenco-Electrónico que nos venderán los listos de la contrainteligencia cultural será una sencilla superposición de viejos discos rescatados, que se usarán con sus cortes tal cuales, maquillados con el efectismo trepanador del surround cinematográfico surtido de pitidos, quejidos pituitarios y cajas de ritmos que al final dejarán en el paro a los palmeros, al de la guitarra, al que canta y hasta al del libreto.

Pregunte a La Pharmakona, que cantando llegó al sumun del jipío creando la tos en “loops” y el hipo… pregúntele un día por lo que hizo Akira Yamaoka en Silent Hill; o por Igorrr, que ha añadido a Paco de Lucía lo que le faltaba al Flamenco del futuro, que son precisamente los balidos de las cabras payoyas y los chirridos de las cigarras del multiverso.

Aquí el único flamenco electrónico que hay es el gitano que canta y baila porque le han dado un piso… y lleva puesto un marcapasos, en todo caso.

Para votar electrónicamente pulse el botón de “rewind”.

(O introduzca un bolígrafo en la pantalla de su ordenador y en el chip que tenga implantado en el bulbo raquídeo.)

Reiniciar. (Bis)

 

 

 

 

 

02.may.2016 GRABACIONES PSICOFLAMENCAS

Nadie cree en su lastimadura.

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Los cantes espontáneos de los entierros flamencos se llegaron a grabar, pero no se conservan porque los afectados suelen cantar peor que nunca.

El flamenco es una sugestión colectiva de la vieja tonadilla escénica y sus bailes caníbales, que nos lleva todavía hoy a reproducir voces del pasado, de personas fallecidas que se comunican a través de grabaciones, y por eso no nos queda nada.  Y las voces no responden a preguntas porque ellas están para ser contempladas.

Las voces provenían de cantaores y se han reproducido tantas veces que se creyeron un contacto con el pasado, y empezaron a reconocerse como claves ancestrales de una mitología vecinal de parientes, musiquillos y aficionados alienados.

Un ingeniero de sonido en un reconocimiento pericial de voces hizo unas comparaciones, y tuvo la oportunidad de escuchar otras grabaciones con voces muy parecidas.

Después se hicieron más grabaciones con sistemas de control, en las que quien pagaba ponía el título de la obra y decidía lo que se tenía que cantar, asegurando que el fenómeno flamenco no le costara perder las subvenciones encadenadas, las apariciones mediáticas y las comisiones de la Odeon International Talking Machine y la Sony,  porque la cuadratura del círculo fue creada por la industria discográfica, que siempre vendió músicas cuadriculadas en soportes redondos.

Existe el morbo luctuoso de que las presencias y las voces se quedan suspendidas en el éter y que podemos captarlas en el freidor Los Rafaeles en Madrid, o en el bar Perejil en Sevilla, donde Alfredo Kraus enseñaba la lengua llena de boccherinis en vinagre a su otorrinolaringólogo. Las voces psicoflamencas están precisamente en lugares vinculados con apariciones de artistas, e incluso se conservan las cáscaras de las ostras que se comió Lucero Tena en un camerino infernal.

Aunque todas las voces son del pasado, hay jóvenes con voces viejas, tenemos fosforescencias de Fosforito en Fosforito II, III, IV…  porque hay más émulos artísticos que guitarras en los escaparates, sin contar los fosforitos que se desconocen. Y hay voces del pasado que aparecen cuando se graba con el teléfono móvil a alguien que canta en un bar, e incluso salen voces de aficionados que nunca son identificados.

grabacionespsicoflamencasPIELFORT

A veces los dispositivos técnicos fallan debido al calor del motor de la vitrina de las tapas de camarones. Entonces sólo nos quedan registrados segundos de ése fenómeno: unas voces del pasado que nos acompañan, que de pronto se arrancan y que más rápido se interrumpen, dejando un quejido o un cante apuntado que no irán mucho más allá.

¿Y las imágenes de los flamencos espectrales? Es mejor no verlas. No todas las flamenquerías están vinculadas al estereotipo sonoro y del decoro. A veces sólo queda una foto de un culo o un escote. A veces sólo queda una frase, unas palmas cruzadas y algunas toses. Cualquiera puede grabar una flamencoafonía, pero hay que tener mucha paciencia para registrar este fenómeno de voces que siempre dicen pertenecer al pasado.

No debemos confundirnos con la intromisión de ruidos extraños, como el entrechocar de vasos y cubiertos, el taconeo de la máquina registradora, el estallido de un abanico que parece de mármol al caer sobre la tarima hiperamplificada, el sonido del desplazamiento de objetos como las carteras que desaparecen, de los saltos mortales que da el director artístico sentado en su sillón durante el ensayo general… porque la caída de un sonido es el silencio que antecede al olvido, y hay un cante-ñoño con sonidos flamencos tan postizos respecto al “flow” del habla andaluza atlántica, que se parece tanto al cante-jondo como una ola rompiente de residuos tóxicos a una lágrima que cae en la arena zombificada de la playa.

El flamenco chiguato actual puede ser un fenómeno generado simplemente por nuestra mente, incluso hay profesionales que lo demuestran porque siguen creyendo que cantan muy bien, y no cesan porque nadie se comunica con ellos. Sigue siendo un misterio saber de dónde proceden esas desaboridas manifestaciones de voces aburridas y antiflamencas, que con toda la sangre cuajada siguen sin decir nada con inteligencia ni extravagancia lúdica, y que la guitarra malaje no puede ocultar con la sosería de su excelencia técnica y los robos estéticos de las zarzuelas, iberias, rondeles y zurraques.

–¿Y la voz que suena ahora… de quién es… y qué dice…? ¡Comunícate con nosotros, compadre!

–Dice que es Don Antonio Soler… un “cantaor” del año mil setecientos cincuenta y pico… pidiendo que le paguen los derechos de autor de unos fandangos en re menor… y está aquí con nosotros, que no debajo de un puente o tocando en el metro.

Dieron la vuelta al vaso y lo colmaron de vino.

 

01.abr.2016 GUITARRA BIODINÁMICA

Aquí se completa la primera clase de guitarra-biodinámica impartida por el gran gurú jondo Vellos de Punta, creador de los famosos tangos de la uña quemada, el cuarteto del fandango inacabable -para mirlitón, matasuegras, Casio PT-1 y vuvuzela-, y de un conjunto de acrobacias técnicas que la teorías musicales no pueden enseñar.

 DÍA PRIMERO

 

¿Es bello el rugido del tigre porque sabemos que detrás del sonido hay un animal hermoso?

Si mostráramos una bacteria que sorprendentemente rugiera frente a un auditorio… ¿valoraríamos igualmente el sonido?

¿El canto de un pájaro nos parece espectacular porque en verdad despreciamos el tamaño minúsculo del cuerpo que produce la música?

¿Cómo oiríamos a un tigre que convirtiera su rugido en el canto de un jilguero y con la misma intensidad?

Si observáramos a un bando de jilgueros, volando en círculos y alimentarse en grupo de un cadáver… ¿seguiríamos apreciando sus cantos naturales?

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Si los animales carroñeros no cantan y los animales que cantan se suelen enjaular… ¿es el hombre un animal que debe elegir entre comer carroña o ser enjaulado?

¿Somos cantores o carroñeros* según el momento y los casos?

Según las situaciones… ¿somos cantores para los carroñeros que oyen nuestro canto?

¿O son los que cantan quienes definen el conjunto de carroñeros y ladrones de oído?

Dentro del círculo social de los ladrones de oído… si hay uno de ellos que canta en el cuarto de baño y el grupo lo desconoce… ¿sigue siendo éste elemento un carroñero?

Y si hay alguien que canta en el círculo social de la especie cantarina y su cante no es apreciado… ¿sufre entonces la conversión de cantor a carroñero?

El maestro Vellos de Punta haciendo un receso y después de servir el té del descanso solamente en su taza, habló de la subida de las tasas de la matrícula, de la homologación del seminario y de la validez de su crédito. También interrumpía a todos los alumnos que preguntaban diciendo:

–Enfrente del que canta siempre hay uno que dirá que NO… y suele estar abajo, sentado en el público… o en el privado, porque hoy no existe ni una mierda que sea pública.

Y retomaba la lección con un tigre sentado en una butaca y que observa a una bacteria que comienza a cantar como un jilguero, pero con la intensidad del rugido del tigre. ¿Qué apreciaría el tigre? ¿Sería la bacteria confinada en una jaula?

Dos personas con chanclas abandonaron el aula. ¿Serían de la especie cantarina o eran  carroñeros como los que permanecían todavía en la clase magistral?

¿Si el tigre cantara con la intensidad de la bacteria sería aclamado por el público?

¿Qué apreciaría la bacteria sentada en su butaca desde el paraíso?

¿Calcula que el tigre que su traje de rayas es sólo una convención popular?

El jilguero que canta durante el día y el tigre que ruge durante la noche… ¿convierten al ser humano en un animal mitológico, inventado como un grifo alado de cerveza o una quimera artística, por su capacidad natural de cantar tanto por el día como por la noche?

¿Reúne la voz humana la cadencia del pájaro y la fuerza sonora del tigre?

¿Por qué entonces hay muchas personas que callan y las hay forzadas que por mucha intensidad que empleen tampoco llegan a decir nada?

A la tercera persona que huye del aula se le sale una chancla.

Si el rugido del tigre no le dice nada al jilguero, y el trino del jilguero es discriminado por el oído del tigre… ¿por qué el canto humano es despreciado por algunas personas y apreciado por otras, incluso siendo la misma voz?

Que la persona que aprecia ciertos cantos sea capaz de irritarse y sufrir rechazo sonoro hacia otras músicas demuestra que el oído y el odio musical se hacen, se cultivan según el gusto, y que lo fantástico de la quimera no es que exista y hable, sino que escuche y oiga.

El maestro Vellos de Punta repartió el material del seminario, entregando sólo una fotocopia (un folio relleno por la cara A y por la cara B) para compartir entre todos los asistentes del curso, y observó que todos sus alumnos calzaban chanclas.

Como guitarrista tenía “enfundadas” sospechas de que había tocaores de flamenco con las uñas de los pies más largas que las de las manos.

RESUMEN:

 Quien canta está enjaulado,

 y es presa de toda la gente

que espera que cante siempre.

 

Y terminándose la hora lectiva, Vellos de Punta pidió al desarmado auditorio que para la siguiente clase de guitarra-biodinámica alguien se trajera la guitarra.

¡Vamos a echarle solanáceas!

 

 * (Aquellos que sólo se saben el estribillo de la rumba “Mi Carro”)

16.mar.2016 LA BURRITA EXPLOSIVA

En Sevilla y por la cava

van andando las kaabas…

El Gitanito Esquizofrénico

 

 

Donde la economía sumergida sale a flote vistiendo santos y se exponen los bodegones vivientes de mendicantes de cera y comedores de pipas, es en la Puerta Giratoria de La Macarena, donde nada más cruzarse el portal dimensional, el desterrado poligonero se hace habitante del centro, el rumbero se hace cofrade, el cofrade se convierte en rociero, el púlpito en tapa de pulpito, las calles en circuito de carreras de kaabas, los meados de la muralla forman otra playa de Huelva, los troncos de los cipreses se transfiguran en cautivos, los guardias jurados en queipos-de-llanos, la “madrugada” en la calle del infierno de la Feria, la santa cena política en el pucherazo de los comebarato, los respiraderos de plata y oro en turulos, y los penitentes en fantasmas sabaneros del parlamento.

Había una cofradía que usaba tambores hechos con la piel de los fusilados, y se han liberado demasiadas estatuas que forman el bosque academicista que anda, llevando al pestiño que se repite como un bacalao churrigueresco en una canastilla de torrijas doradas.

–¡El Vaticano para quien se lo trabaja! –gritaba uno esnifando en la trabajadera.

Nadie se imaginaba que con la democracia vendrían más cofrades todavía, cuando se creían totalmente extinguidos como los yonquis, desde aquellos días en que los cristos y las vírgenes llevaban ruedas o no se exhibían, porque entonces los hombres cobraban por el trabajo de tener que cargar con los mismos por las calles.

Y van aumentando porque ya se han contado veinte mil apuntados en una lista de espera para ser costaleros de una cofradía, igualando la cifra que el torero Belmonte cobraba por faena.

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Aunque hay más tallas hechas un cristo que políticos de talla en España, y existen más tipos de procesiones marianas, incluidas las vírgenes submarinas y las romerías que hacen el camino por la autopista, no puede haber comparación con Sevilla: donde el arte abstracto en el tiempo siempre ha ido por delante del barrococó; donde se remitologiza conceptualmente el arte de ensayar la metafísica escultórica con procesiones de sacos de cemento, acompañándose las acciones con la música de Hernia Morricone puesta en radiocasetes portátiles.

–¡El arte está en cómo los llevan…! –dijo otro sobre los sacos de cemento.

Y El Gitanito Esquizofrénico va y canta:

En la Alameda de Sevilla

hay una cofradía que no se recoge nunca:

la de La Niña de los Peines y El Caracol

cuando estaba en la otra punta.

Pero no se sabe por qué el gitano se subió al balcón… quizás porque hay voces que se compran, quizás porque no se cabía en la estrecha calle, o que ayudaba para suspender el cable de la luz que la atravesaba. El caso es que los ocupantes del balcón le pisaron las manos, o fue el Farao quien se resbaló, y que soltándose de los hierros y de un jaramago de la cornisa, cayó de lado y sonando contra el suelo, dando el jardazo entre el capataz y la procesión, que se detuvo antes de atropellarlo con la zambrana. La música también paró. El Farao estaba tendido en el suelo muerto de vergüenza, pero al verse rodeado entre tantas alpargatas de costaleros y sabiendo donde había caído, se incorporó ágilmente y haciendo un desplante bailó una soleá mirando al cristo. La bulla, que es una explosión de gente, estalló en un aplauso cerrado y dando vivas al gitano,  y la procesión retomó la marcha con la banda de música tocando a ritmo ordinario. Tan solemnemente había bailado el Farao saliendo del paso, que en los años que se sucedieron la procesión se detenía en el mismo lugar, esperando a que el gitano le bailara nuevamente al cristo.

Después se supo que el Farao había trepado hasta el balcón donde estaba un cantaor profesional de saetas para pedirle un dinero que éste le debía. Y que Farao amenazaba al pájaro con ponerse a cantar a la vez si no le pagaba allí mismo. Y que fue entonces cuando el ladrillo volante que un vecino anarquista había lanzado contra el cristo, erraba el objetivo y en su trayectoria el proyectil rozaba la coronilla de Farao y rebotaba sobre el saetero, al que dio de lleno. Por eso la gente decía que el Farao al terminar el baile  delante del cristo, estaba chorreando en sangre y que todavía quedaban hasta las manchas de los pasos de la soleá marcadas en la calle. Pero Farao contaba que él lo que quería en verdad era ver de cerca al cristo, para ver si tenía la dentadura de platino -como le habían dicho en el partido y el sindicato- y que al final no lo era, que aquella dentadura era de madera, como la que tenía puesta ahora el que cantaba saetas.

Sobre el supuesto atentado hay que decir que “el famoso anarquista” era en verdad una vecina -además de ser la mujer cabreada de un policía- y que lanzó el canto rodado, el ladrillo o el adoquín porque estaba harta de que siempre se tuvieran que cantar todas las saetas en el balcón encendido que está en frente de la fachada de su casa. Y que la mujer del madero con todas sus ganas, había arrojado el exvoto de la pirámide gitana como donación, y apuntando el tiro directamente hacia el dichoso balcón, porque todos los cantaores de saetas -locales y venidos de fuera- lo alquilaban año tras año, durante toda la semana-santa para lucirse, debido a la buena acústica que se daba en la revuelta de los callejones.

Si el Farao cobró el dinero no lo dijo nunca, no fuera que tuviera que pagarle a un tercero.

¡¡¡Toca gitano, toca madera!!!

19.feb.2016 INGENIEROS DE SONIQUETES

Los ingenieros ensanchaban la carretera y tuvieron que pintarrajear de nuevo los planos. El trazado tendría que sortear “La Fábrica”, que se situaba en un cruce de caminos y ocupaba terreno público al borde del alquitrán desmoronado de la carretera secundaria. Europa había dado un dineral para que la vieja carretera llegara hasta el puerto deportivo de la lujosa urbanización brutalista que sepultaba la playa. Y los ingenieros llamaron a la puerta de La Fábrica.

La garita del vigilante estaba vacía y la cancela automática abierta. Los tejadillos de acero de los aparcamientos de La Fábrica ardían bajo el sol, como el césped amarillento y las  palmeras desmochadas por el gorgojo rojo. El edificio principal brillaba con sus cristaleras. Allí debían estar las oficinas, junto a las escalinatas ajardinadas con pitas y los mástiles sin banderas, pero los ingenieros no veían ninguna actividad en el exterior de La Fábrica y sólo oían sus propios pasos sobre la grava. Los hibiscos de las escalinatas seguían secándose cuando los ingenieros llegaron al vestíbulo.

–¿¡Quiénes son ustedes y qué están haciendo aquí…!? –gritó una silueta desde el interior.

–Somos los IN…

–¡Inspectores de trabajo…?

–Ingenieros.

–¡¡Imbéciles… largo de aquí!!

Los dos ingenieros renunciaron pronto a la entrevista y retrocedieron bajando tranquilamente los escalones.

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El primero accionaba el láser métrico y el segundo usaba el teléfono para fotografiar todo el perímetro del edificio de La Fábrica. Ellos debían dejar constancia de la visita técnica, así que comenzaron a recorrer la finca tomando mediciones electrónicas, hasta que se quedaron paralizados al asomarse por un murete que no se observaba desde la carretera y que no venía descrito en los planos. Detrás del muro había una veintena de mugrientos jaulones para gallos ingleses que estaban anclados en la tierra, y que contenían a sendas personas desnudas, entre niños, muchachas y adultos, que vivían encerrados como animales entre excrementos y a la intemperie, dentro de sus recintos individuales, masticando candados, bebiendo orines, comiendo poleadas de fango y escupiendo las greñas de pelo que ocultaban sus rostros. Entonces la voz de La Fábrica llegó hasta los ingenieros que todavía miraban el carnaval tras el muro:

–¡¡¡Largo de aquí, ingeniosos… iros, que ya no vendrá nadie… no vendrá ningún cantaor más… antes estaba Antonio Núñez el Chocolate y ahora que él falta sólo quedo yo… porque el Flamenco es lo que yo diga… el Flamenco es mío… y en su día será de mi hija o de mi hijo… o de quien yo diga… de cualquiera de éstos que tengo por aquí encerrados… porque para saber cantar se tienen que sufrir antes muchas penurias en la vida!!!

Los cuerpos desnudos farfullaron a coro, emitían murmullos de agonía en una misa breve de principios melismáticos casi infrasónicos, y se agitaban en la medida de las reducidas jaulas, donde vivían a cuatro patas, ulcerosos y encorvados, sin poder alzar los cuerpos ennegrecidos, ni estirar por completo ninguno de sus miembros deformados por vivir sobre la tierra endurecida como la piedra viva. Los encerrados estaban heridos e infectados por la herrumbre de sus prisiones individuales, tan antiguas y mohosas como las monedas romanas que encuentran los agricultores que faenan entre las viñas.

Huyeron corriendo los ingenieros hasta el borde de la carretera, pero cuando echaron la vista atrás el edificio de La Fábrica había desaparecido en el cruce de caminos.

En su lugar había una casa con una huerta de ortigas, jaramagos y varios árboles frutales, que estaba rodeada por un cañaveral y un vallado de tunas. El zumbido constante de los avisperos escondía un descascarillado carromato amarillo. Un perro arrastraba su cadena junto al brocal encalado de un pozo y ladraba en rottweiler.  Manuel Agujetas estaba allí en pie, donde la raya del ocaso, en el crepuscular horno de solera galopante, justo delante de la puerta de La Fábrica del Flamenco, pinchando en la tuna un cartón en el que había escrito al carboncillo la máxima:

 “¡No coger higos, tienen su dueño!”

FIN

¡Vamos al más allá!

05.ene.2016 PAN Y MANTECA

 

 

Con el flamenco de hoy te entra sueño.

El Coco

Hasta cantando parecen ovejitas…

El Lobo

 

 

A los maestros de baile siempre se les escapan los niños porque muy pronto se les van los mejores. Es una tragedia académica que forma parte de un trabajo en el que simplemente hay más niñas que niños. Y ya se sabe que cualquiera que bailando parezca un gitano de goma a la semana siguiente será aplaudido en Barcelona. Queda así el maestro solo y teresiano, rodeado de niñas idénticas haciendo entrechats con el mismo moño, el mismo maillot negro y la misma faldita de color rosa capote.

–¿Por qué se van las perlas del flamenco base?

–Más que nada nos vamos para vivir…

–Manteca, ¿quién fue la persona que te dijo que te fueras a Madrid?

–Mi padre y una foto de El Cigala que vi enmarcada en un puesto de ajos en Algeciras.

–¿Y en ese momento qué se te pasó por la cabeza?

–Pues que era un sueño que tenía desde chiquitito y que se me cumplía.

–¿Cuándo tienes que incorporarte a la Compañía Trocotrón?

–Según me han comentado a final de mes.

–¿Cuántos años vas a estar allí y cómo es el contrato?

–Ahora el trato es un “work-and-progress”… que me suena a despido indefinido más el finiquito del olvido, porque cuando te llaman no se paga y cuando se paga no te llaman… pero pienso en no rendirme nunca, y si alguna vez me encuentro mal lo superaré.

pan y manteca-pielfort–¿Tus padres qué papel han tenido en tu carrera flamenca?

–Ellos me han ayudado en todo y me dicen que no me lo crea, que por muchos proyectos que se consigan nunca hay que creérselo, porque entonces te equivocas… que hoy en día se hacen contratos de media hora… que hay que ir siempre hacia delante.

–Muy bien, tienes que ir hacia delante pero sin despeñarte por el borde del escenario… ¿cómo es tu baile?

–Me gusta ocupar todo el escenario y la pantalla de los visuales también, puedo bailar todos los coros y danzas, en acciones teatrales en museos, intervenir en performances de mujeres desnudas, en obras de arte exprimidomental y de flamenco alteranativo… hago desde el molino americano hasta el twerking y el dembow… pero donde más cómodo me veo es bailando inconexo dentro de una olla, como San Vito… ya he bailado sobre una paella y en el interior de una guitarra… me gusta que corra el tacón por los trastes y traspasar los límites corporales.

–Me lo imagino, Manteca…  el caso de Pan es que lleva ya unos años en Sevilla, y yo quiero que se sepa que Pan va a Sevilla desde Jerez cuatro veces a la semana… ¿Pan, tú vas por tu cuenta?

–No, no, a mí me recogen y a veces lo paga la productora Ropa Tendida. Yo salgo media hora antes del instituto para que me dé tiempo a comer, cogemos el autobús y después volvemos por la noche.

–¿Cómo llevas los estudios?

–Pues la verdad es que no puedo quejarme (como los que cantan), porque lo estoy aprobando todo… menos la gimnasia.

–¿Con qué sueñas tú, Pan? ¿Dónde te gustaría bailar?

–Hombre, sería bonito ser residente en laboratorios de danza e ir de festival en festival, como en el juego de la oca… y después bailarle una farruca al Papa Francisco… pero lo primero es poder comer del flamenco, aunque sea en cualquier escenario.

–¿A tu familia qué le dices?

–Para mi familia no tengo palabras porque yo soy bailaor… además no tengo padre… pero mi madre ha hecho de padre, abuelo y de todo… te lo voy a cantar un poquito:

Mi infancia es un bloque con patio de jeringuillas

 y un hurto claro donde curra el taleguero;

mi juventud, años aprendiendo la seguiriya;

mi historia, algunos vídeos que borrar yo quiero…

 

–¿Cómo es tu forma de bailar?

–Me gusta bailar la música teniendo los pies en el suelo, levantando la cabeza y sin mirar para los lados…  sin dejarme llevar por lo primero que me digan, porque en las compañías hay artistas que tienen un mercedes y otros que no… hay unos que salen en los carteles y otros que no…  hay unos que van a París y otros que no… y yo tengo que seguir bailando sin fijarme mucho, pero acordándome de los hombres que he visto bailar hasta hoy.

–¿Queréis aprovechar alguno de los dos para decir unas palabritas, antes de que os convirtáis en bailarines conceptuales de flamenco-hartyble para siempre y ya no podáis abrir más la boca?

–Pues sí, …que el problema gordo que tenemos en el Flamenco está clarísimo: que para ilusionar a un niño, para tenerle hoy en la sociedad en que vivimos, bailando con pasión, con amor y con cariño, el Flamenco tiene que tener motivaciones, más allá de arrojarnos al pozo de la guitarra y de reunirnos para danzar en actos benéficos y propagandísticos de los que la oficialidad siempre saca tajada, explotando y manoseando niños -como en la televisión- y siempre a cuenta de los padres, que pagan hasta el agujero del instrumento.

–¿Aquí se cobra?

–¡Mañana… Cazón con Tomate, que nos contarán su gira mundial por los bares temáticos y la grabación de su nuevo disco “Flamenco del bueno” (del bueno… a ver si se distribuye; del bueno… a ver si se vende; y del bueno… a ver si alguien lo compra) y en el que han colaborado La Zingonguita al spoken y El Trompo tocando el word…!

¡Agua (mineral)!

SOBRE EL BLOG
Flamencos de alquiler

Blog de David Pielfort.

AUTOR: David Pielfort
DAVID PIELFORT (1971). Salido de una novela de Dickens, es abandonado por los gitanos. Un banco le compró un cuadro. Su voz retumbó en la Bienal de Arte de Venecia, e Israel Galván ha bailado sobre su cuerpo. Otorgó la llave de oro del cante jondo a Paco de Lucía, en una pielfortmance que televisó La 2.
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