16.mar.2016 LA BURRITA EXPLOSIVA

En Sevilla y por la cava

van andando las kaabas…

El Gitanito Esquizofrénico

 

 

Donde la economía sumergida sale a flote vistiendo santos y se exponen los bodegones vivientes de mendicantes de cera y comedores de pipas, es en la Puerta Giratoria de La Macarena, donde nada más cruzarse el portal dimensional, el desterrado poligonero se hace habitante del centro, el rumbero se hace cofrade, el cofrade se convierte en rociero, el púlpito en tapa de pulpito, las calles en circuito de carreras de kaabas, los meados de la muralla forman otra playa de Huelva, los troncos de los cipreses se transfiguran en cautivos, los guardias jurados en queipos-de-llanos, la “madrugada” en la calle del infierno de la Feria, la santa cena política en el pucherazo de los comebarato, los respiraderos de plata y oro en turulos, y los penitentes en fantasmas sabaneros del parlamento.

Había una cofradía que usaba tambores hechos con la piel de los fusilados, y se han liberado demasiadas estatuas que forman el bosque academicista que anda, llevando al pestiño que se repite como un bacalao churrigueresco en una canastilla de torrijas doradas.

–¡El Vaticano para quien se lo trabaja! –gritaba uno esnifando en la trabajadera.

Nadie se imaginaba que con la democracia vendrían más cofrades todavía, cuando se creían totalmente extinguidos como los yonquis, desde aquellos días en que los cristos y las vírgenes llevaban ruedas o no se exhibían, porque entonces los hombres cobraban por el trabajo de tener que cargar con los mismos por las calles.

Y van aumentando porque ya se han contado veinte mil apuntados en una lista de espera para ser costaleros de una cofradía, igualando la cifra que el torero Belmonte cobraba por faena.

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Aunque hay más tallas hechas un cristo que políticos de talla en España, y existen más tipos de procesiones marianas, incluidas las vírgenes submarinas y las romerías que hacen el camino por la autopista, no puede haber comparación con Sevilla: donde el arte abstracto en el tiempo siempre ha ido por delante del barrococó; donde se remitologiza conceptualmente el arte de ensayar la metafísica escultórica con procesiones de sacos de cemento, acompañándose las acciones con la música de Hernia Morricone puesta en radiocasetes portátiles.

–¡El arte está en cómo los llevan…! –dijo otro sobre los sacos de cemento.

Y El Gitanito Esquizofrénico va y canta:

En la Alameda de Sevilla

hay una cofradía que no se recoge nunca:

la de La Niña de los Peines y El Caracol

cuando estaba en la otra punta.

Pero no se sabe por qué el gitano se subió al balcón… quizás porque hay voces que se compran, quizás porque no se cabía en la estrecha calle, o que ayudaba para suspender el cable de la luz que la atravesaba. El caso es que los ocupantes del balcón le pisaron las manos, o fue el Farao quien se resbaló, y que soltándose de los hierros y de un jaramago de la cornisa, cayó de lado y sonando contra el suelo, dando el jardazo entre el capataz y la procesión, que se detuvo antes de atropellarlo con la zambrana. La música también paró. El Farao estaba tendido en el suelo muerto de vergüenza, pero al verse rodeado entre tantas alpargatas de costaleros y sabiendo donde había caído, se incorporó ágilmente y haciendo un desplante bailó una soleá mirando al cristo. La bulla, que es una explosión de gente, estalló en un aplauso cerrado y dando vivas al gitano,  y la procesión retomó la marcha con la banda de música tocando a ritmo ordinario. Tan solemnemente había bailado el Farao saliendo del paso, que en los años que se sucedieron la procesión se detenía en el mismo lugar, esperando a que el gitano le bailara nuevamente al cristo.

Después se supo que el Farao había trepado hasta el balcón donde estaba un cantaor profesional de saetas para pedirle un dinero que éste le debía. Y que Farao amenazaba al pájaro con ponerse a cantar a la vez si no le pagaba allí mismo. Y que fue entonces cuando el ladrillo volante que un vecino anarquista había lanzado contra el cristo, erraba el objetivo y en su trayectoria el proyectil rozaba la coronilla de Farao y rebotaba sobre el saetero, al que dio de lleno. Por eso la gente decía que el Farao al terminar el baile  delante del cristo, estaba chorreando en sangre y que todavía quedaban hasta las manchas de los pasos de la soleá marcadas en la calle. Pero Farao contaba que él lo que quería en verdad era ver de cerca al cristo, para ver si tenía la dentadura de platino -como le habían dicho en el partido y el sindicato- y que al final no lo era, que aquella dentadura era de madera, como la que tenía puesta ahora el que cantaba saetas.

Sobre el supuesto atentado hay que decir que “el famoso anarquista” era en verdad una vecina -además de ser la mujer cabreada de un policía- y que lanzó el canto rodado, el ladrillo o el adoquín porque estaba harta de que siempre se tuvieran que cantar todas las saetas en el balcón encendido que está en frente de la fachada de su casa. Y que la mujer del madero con todas sus ganas, había arrojado el exvoto de la pirámide gitana como donación, y apuntando el tiro directamente hacia el dichoso balcón, porque todos los cantaores de saetas -locales y venidos de fuera- lo alquilaban año tras año, durante toda la semana-santa para lucirse, debido a la buena acústica que se daba en la revuelta de los callejones.

Si el Farao cobró el dinero no lo dijo nunca, no fuera que tuviera que pagarle a un tercero.

¡¡¡Toca gitano, toca madera!!!

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SOBRE EL BLOG
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Blog de David Pielfort.

AUTOR: David Pielfort
DAVID PIELFORT (1971). Salido de una novela de Dickens, es abandonado por los gitanos. Un banco le compró un cuadro. Su voz retumbó en la Bienal de Arte de Venecia, e Israel Galván ha bailado sobre su cuerpo. Otorgó la llave de oro del cante jondo a Paco de Lucía, en una pielfortmance que televisó La 2.
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