28.dic.2015 EL COMPÁS PRIMO

Dos, tres, cinco, siete… once, trece… diecisiete, diecinueve, veintitrés… Dos, tres, cinco, siete… once, trece… diecisiete, diecinueve, veintitrés… Dos, tres, cinco, siete… once, trece… diecisiete, diecinueve, veintitrés… Dos, tres, cinco, siete… once, trece… diecisiete, diecinueve, veintitrés… Dos, tres, cinco, siete… once, trece… diecisiete, diecinueve, veintitrés… Dos, tres, cinco, siete… once, trece… diecisiete, diecinueve, veintitrés… Dos, tres, cinco, siete… once, trece… diecisiete, diecinueve, veintitrés… Dos, tres, cinco, siete… once, trece… diecisiete, diecinueve, veintitrés… Dos, tres, cinco, siete… once, trece… diecisiete, diecinueve, veintitrés… Dos, tres, cinco, siete… once, trece… diecisiete, diecinueve, veintitrés… Dos, tres, cinco, siete… once, trece… diecisiete, diecinueve, veintitrés… Dos, tres, cinco, siete… once, trece… diecisiete, diecinueve, veintitrés… Dos, tres, cinco, siete… once, trece… diecisiete, diecinueve, veintitrés…

 

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¡Ole quien sabe escuchar!

01.dic.2015 LA INFERNALIANA

Ahí está mi marido tocando la infernaliana. El flamenco es para la mayoría de los ignorantes un cementerio sonoro de gritos fatuos, para los diletantes consiste en revivir el recreo de los niños malos del colegio hasta altas horas de la noche, pero para mí sólo se trata de una musiquilla popular del siglo veinte que me está dejando sin marido.

Cualquier alumno del Mozarteum puede oírlo… ahí está mi marido imitando a sus amigachos… sentado en el sofá como un fantasma que remueve las interminables cadenas del sonido machacón de la chacona oxidada… simplemente está ahí “limpiando” su música -como dicen los artistas- que siempre está perdida del moho que suelta… ahí está sentado e inmóvil con la guitarra en el regazo, con otra boca abierta que alimentar sobre el estómago. Él está encerrado en un blasón que ya nadie entiende, en el escudo señorial de la fachada de una casa vieja en ruinas, es un adorno de guitarrista representado en el campo de miseria, quemaduras y gules del tresillo, mirando fijamente al vacío de la ventana… donde no hay nada más que el terreno en el que se ponía el circo.

Y ahí está mi marido que no me echa cuenta, ni teniendo el conejo encamado todos estos años… no sé cuándo se convirtió en un mueble, ya nadie lo llama para trabajar y ninguno viene a verle. Eso le ocurre por enseñar todo lo que tiene, pero al final es que  no se mueve. Luis de la Pica curioseaba al menos en los libros de texto de sus sobrinas, y a Diego Agujetas le dio por leer a Philip K. Dick… pero a mi marido no le molesta ni el robot Tango, que es redondo y que rodea sus piernas barriendo el suelo,  esquivando las patas de la mesa y de las sillas, y que compramos en el teletienda con el crédito telefónico del telebanco, muchísimo antes de que nos cortaran la luz.

 

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Mis hijos han llegado a entenderme y hasta a aterrizan la miniatura del dron de un helicóptero Tomahawk sobre su cabeza… pero nada, ahí sigue tocando y limpiando la infernaliana…

–Tranquila, mujer… ¿has comprobado si suena?

–Es que es superior a mí… lo veo ahí puesto como un pasmarote del siglo veinte y yo no me voy a poner ahora a comprobar si lo que toca es nuevo… o de la grabación de algún disco… ¡ni su familia sabía que había sacado tantos discos!

–Hija mía, te pregunto que si suena a lo que tiene que sonar…

–No sabría decirte, mamá… hace tanto tiempo que aprendí a discriminar la música… no me he parado a escuchar, espera un momento… no vayas a colgar el teléfono que no tengo para llamarte…

Mi marido es un guitarrista muy anárquico, nunca le gustó agachar la cabeza ni el cerebro cuando tocaba en el tablao, no era de la olla rápida, tiene mucho carácter, por eso estamos como estamos. El flamenco se ha vuelto demasiado serio, sobre todo aburrido hasta el extremo, y encima los intérpretes (que no flamencos) se creen que la música es su criada y van aparentado unas solemnidades plenarias de ayuntamiento, que han echado al público y al pueblo. Han convertido al flamenco en un desierto selecto, como las zonas comunes destruidas y los jardines calcinados de una barriada.

–¡Mamá…!

–¿Sí, hija?

–No se oye nada… sólo suenan las concertinas de las alambradas en el telediario…y en la radio de la del tercero se oye el salta-salta-salta de King África…

–¡Qué alegría que os hayan devuelto la luz!

–No, qué va… es la televisión del vecino que es muy viejo y la pone altísima hasta que se acuesta… pero a veces la vemos de noche reflejada en los cristales de los bloques…

–¡Pero hija… qué es lo que toca tu Manuel?

–Ahora sí que me estoy asustando de verdad… porque la infernaliana de mi marido me parece que suena a nada… y lo tiento y tiene los cuatro costados muy fríos… y las manos las tiene heladas… es que el pobre tiene que ensayar siempre pasando frío porque la estufa deforma la guitarra…

–¿Pero qué es lo que toca ahora mismo… qué trabajo andaba preparando?

–¡Nada de nada! ¡No es barroco… ni una musiquilla del siglo diecinueve… hace plin-plin-plin… y no lo entiendo!

–Hija, entonces está claro que si no es un disco ni un encargo es que se trata de la creación de otro palo, se llama necrosis.

Se interrumpe la llamada. Siempre hay un diamante en el tocadiscos comido por el polvo. Y alguien baila el silencio de La Infernaliana.

02.nov.2015 CANTE FINOLIS

 

Canta, cisne andaluz…

Lope de Vega

 

Ayer mismo nos reunimos en la sacristía de “Casa A Cuatro Patas” para catar algunos flamencos secos que teníamos por Madrid:

EL VÍBORA.  Es el mejor de la noche, el más intenso y punzante en nariz del cartel. Con la boca era muy seco, pero se concentraba en la acidez y persistía en repetir requiebros y extractos de bocinazos. Se le intuye una muy considerable crianza biológica como pijitano. La edad total de las letras del repertorio podrían rondar el siglo y medio antes de Camarón.

OPUS UNO.  El más barato del grupo. También es el menos complejo y concentrado porque cantaba en un español de presentadora de Valladolid. Tiene algo de gordura y oscuridad en comparación con el fino uso de la nariz y la técnica twang empleada en boca. Su voz de viejo era de un color muy subido que no encajaba con el perfil de edad que se percibe en la quijada alocada y su nariz plena. Pero por el precio al que se alquila es un artista muy accesible.

 

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AICHA KANDICHA.  Es de un tono más subido que El Víbora, con más volumen en boca, pero con una nariz más tenue y menos nasal que la de éste. Su aroma musical es limpio y fino, muy propio de una crianza que se prolonga hasta sus hijos, que la acompañaron luciendo jopos canasteros de Liang Shang-Po y vistiendo pantalones cagados de Compton. Su boca es muy ligera y su lenguaje explosivo. Junto al color de su voz y la concentración de familiares se sitúa como una gran cantaora en todos los sentidos (incluyendo el auditivo).

JOSÉ AKIRA.  Es de un tono semejante a su madre. Un poco desequilibrado cuando llega del bar con aromas farmacéuticos y de Ceuta. Él es rancio y muy cerrado. Su boca es muy seca, compleja y de quejidos concentrados. Aunque cuando habla lo dice todo muy clarito: “el dinero por delante”. Es un decantaor de gran vejez intelectual, con una crianza filosófica considerable para sobrevivir en coliseos romanos, callejones de duelistas, patios carcelarios, salones de plenos y cápsulas interestelares si atendemos a la obediencia de su boca.

CAFELITO CON LECHE.  (Servido con un chorrito de horroroso de Jerez). Su nombre es Juan Humbert -sin la o final- y es familia del Guajambre. Lleva un terno de color vainilla y regaliz y es amable porque siempre llega con la nariz plena de su casa. Hay sabrosura en su boca, sus letrillas son disfrutables y su ventripotente cante gordo de toque pelado contrasta con el cante finolis actual, que del susurro tiende al chuchurro reinante.

LOS THORENS. Siendo herederos de un cuadro de flamenco coreofílico de Torremolinos, realizaron destapes supersónicos de mortadelas y secretos ibéricos en unos tonos bastante subidos y relativamente punzantes. La calidad y la juventud parecían aunarse, hasta que un enmascarado bailaor en su trote cochinero destrozó -con una sierra mecánica- una guitarra machurrona que era suspendida en el aire como por arte de dominación erótica. Las duraciones de sus crianzas biológicas hacen que desconozcan que esas cositas malas ya las hacían la cantaora de los Plasmatics y el guitarrista que acompañaba siempre a Demóstenes. Los Thorens tenían narices y cráneos de bronce poco coherentes.

ABORTO VARGAS.  Su baile de carácter es una estampa antigua: un cuadro moderno en un laberinto de neones y grafitis esculturales. Vestido con un traje de pantalla trazaba un círculo de fuego virtual sobre un tablado de televisores encendidos (que sólo eran visibles para los espectadores de las butacas atornilladas en el techo), y se introdujo en un pentagrama diabólico y holográfico, creado por él mismo mientras iba pisando lugares retóricos. Entra en el baile peligrosamente bien, con pasos tenues y brazos discretos. Tiene algo de corcho en las vértebras y quizás sus desplazamientos se ven apagados por el aroma imaginativo de sus gestos. Al final, con marcados pasos mentolados de botas finas y polainas viejas, metió los riñones en los habituales andares de excelencia. Deberá catarse de nuevo en el futuro y sin tanta parafernalia.

 ***

El espectáculo flamenco tuvo finura y preciosidad con un marcado carácter biológico. La música era muy delgada, seca, concentrada y ácida. Parece que comienza discretamente pero luego estalla en ritmos complejos y persistentes. Se excedieron con la guitarra porque si tuvieran algo que decir gritarían el cante, pero no se puede abusar de los nervios del jamón de ese modo. No dieron ni una patadita al olivo y faltaron las aceitunas de plástico. Los aplausos venían dentro de las bolsas de picos, que se cobraron encarecidamente como panecillos de cristal.

Fue una noche de complejidad, ligeramente alcohólica, canónica de aromas microfarmacéuticos y desequilibrada en las afinaciones. Esperando al sobrino nieto de El Porío  -que al final no vino- salimos encantados a cuatro patas y con las orejas echando sangre…

Y según la leyenda de las servilletas negras de papel: Gracias por su visita.

22.sep.2015 PORNOFONÍAS

Es todo fingido. El flamenco es otro garito al que no hay que ir. Los guiris llevan años de ventaja a los payos. No es que tenga el oído enfrente del otro, es que conozco a los padrinos del artista. ¿Sueñan los gitanos con payos electrónicos? Confunden el tocino ibérico con la velocidad anfetamínica. Fui flamenco y perdí mi centro… de atención. ¿Quién es el que canta primero? Ya se le rajó el pantalón. Ahora se ha cambiado de chaqueta. Puso a toda la boda en pie cuando pidió el dinero. Es verdad que NO todo el mundo canta bien, y menos a esas horas.  Para lo que hace se podía estar quieto. ¡Cómo va a cantar bien si gangosea todo el tiempo! Son todos una colección de sampleadores. Consiste en ponerse pintas, cantar muy triste y liarse a chillar. Habría que examinar a los escuchantes. ¿Qué ha dicho? Llorar esmorecido como un niño en la puerta de un hospital privatizado ni transmite ni es válido artísticamente. ¿Y el dichoso chamán cuándo sale?

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¡Dale con un poquito de ganas que te vas a quedar dormido! La indolencia en el cante es indignante. Se aburre cantando. Él no leía y no bebía, pero tragaba píldoras Intelectum bajándolas con una copita de anís. Creo que ése sobra en una fiesta tan grande. Cuando no había internet mi padre ya me hablaba de él, que también ha llegado a hacerlo peor que su padre. Llevan muchos años tocándole. Está claro que sufre de tres focazos. ¿Cómo puede sonar más fuerte la inspiración que la misma voz cantaora? Se lleva el insulto dado. No tiene fuerza para sacar el fandango y vuelve clareando el día. Uno es para animar y el otro para escuchar. Una es para animarse y la otra para después. Cuando pequeñito hacía temblar a todos los guitarristas y ya cantaba de nariz. Mucha coca in maschera. Ella canta para rabiar pero la otra lo siente más. ¡Ha dicho poco por la boca estrellada de nácar! Sin palabras. Sin ideas. Sin estilo. El baile tiene que limpiarlo y el dinero pulirlo. ¿Cuánto cobra?¿Dónde es la convidada? Que te coja una riada de privada en un camerino sin salida. Cuando se te mete dentro te abre los rincones del compás donde no se meten los gachós. El tanga mató al traje de gitana. Rubem Dantas nadando en la piscina vestido con un birimbao de licra. Siempre toca despacio para para que se pueda estudiar… pero yo no pillo un huevo. La bailaora estaba poseída por un demonio ninja del infierno. ¿Tú pretendes que cuando yo vuelva a España flipe con el flamenco? Yo no entiendo cómo no saca un cedé. Yo no entiendo cómo no vende discos. Se está riendo del compás y de la batuta que acaba de clavarse en el dedo. Está dentro y fuera del círculo flamenco, en una esquina parado. Hay que estar muy aburrido para tener tantas ganas de seguir bailando, tocando y cantando. Sólo los que saben flamenco de verdad saben de lo que era capaz. Yo sólo sé del flamenco de mentira. Es que fumaba desde los nueve años. Se meaba dentro de las botas de los otros bailaores. Tiene mucho arte de verdad. Ole mis tíos pepes. ¡Hombre, vaya fiesta… de hombres! Qué polucionados cantan estos madrileños, no tienen el aire del cante. ¡Son gitanos pijorros pero muy salados!  What a happy singing man… cool! No se puede chillar con más sentimiento. Gana el que grita más. Actuando no sé, pero hablando su poderío expresivo es limitadísimo. Me conmueve más una distorsión. Te podría cantar lo mal que baila. Es evidente que están de fiesta. El brillo escénico de los molondros no me deja ver la pantalla. El refrito flamenco siempre tiene un aire a tortilla de camarones sosa, blanda y sin artrópodos. Los flamencos me levantan el ánimo para seguir comprando cuerdas. No es la marca de la guitarra, son los riñones. Se está poniendo baliche. Pues allí nadie se come a nadie.  No habrá otro como mi tío… y dos mil veces lo dijo el citarista metiendo bending al nervio del jamón. No darle de comer más redundíes a ese hombre. ¡Éso no es Música! Son drogadictos y mangantes reunidos por una música de calderilla. Mucho compás pero cantar cantar… muy mal, pero que muy malamente. Qué intensidad en los ojos. Personalizar la música es atribuírsela siempre a la familia. ¿Qué hace divertirse a la gente? ¿Tantos años y todavía no ha aprendido? Los cantes gitanos son muy sensacionalistas. ¿Nadie puede matar al calvo con patillas que lleva la chaqueta rosa? Escucharlo desde lejos es mejor. Bailando parece un actor. El guitarrista se cansó de estar sentado. Haré la prueba del pañuelo a mi marido. ¡Qué peste a nabo! It’s awesome… but where are the women? ¿Sólo transmiten los gitanos? La terapia de grupo no funciona.  Lo puro es tener un estilo apropiado de otro, claro. Es una señora y un monstruo muy grande. Cualquiera sujeta a la madre. Y porque el guitarrista está tumbado que si no… Yo no sé lo qué es y ni me importa, pero me gusta el Flamenco. ¡Vaya cartel de máquinas! ¿Cómo va a ser un payo grande? A mí no me interesa que esté fumado ni mamado. No le pone alma al cante. Le pone dinero al cante. Es un tostón pero está otra vez de moda. Que la gitanería sea interesante no significa que sean buenos cantantes. Ahí manda él… y los mismos. ¿Cómo que has perdido el merchero? El narcocorrido se creó en los bautizos cuchichíes. Los palmeros todos puestos en faena. El cante bueno duele. El cante malo huele. La primera es la mejor. ¿Es impresión mía o se van de compás? Se han ido a un bar. ¡Tú es que no lo has visto por bulerías…! Me pondré las gafas de atarantar de cerca. Para que luego digan que en otras comunidades no tenemos arte autónomo. Me gustan los cantaores que gritan porque el Flamenco se ha vuelto un vagido susurrante. Podría decirle más payos buenos, pero con mencionar a P.A.C.O. ya basta. Ahí está el tío siempre comparando. Cuando envejezca será mejor que ahora, si es que llega. En este oficio de gitano hay que tener la piel de elefante, la cartera de cocodrilo y el ojo del culo de un diplodocus. Canta pero no se le entiende. Lo entiendo pero no sé lo que canta. Fulano no tiene hijos y no podrá transmitir los superpoderes. Transmitía como nadie, mejor que la radio Pirenaica, y no se sabía de dónde sacaba esa voz. Tiene un quejido que no se puede aguantar. ¡¡¡Me cago en la droga divina, qué grande eres!!! Qué bien estabas ése día y qué mal salió todo por la noche. Yo lo he visto sobre un escenario y lo hacía mejor que en la pantalla. Ole los gitanos, caramba. Vivan Los Gitanos Caramba. Enterarse ya de una vez que el ovni que llegó a Huelva no traía fardos de partituras. Primo, necesito consejos porque canto más o menos como tú y todo lo transformo, ¿qué hago con el pestiño?  Hay mucho arte, poca clase y ninguna partitura. ¿Dónde está el que daba tabaco fenicio? Me fallan las palmas de los pies. Vergüenza debería darle a los demás por interrumpirlo. Canta rabiando como los buenos envenenados. Es todo aprendido. Me parece un deporte de cuchufletas. ¿Somos payos, gitanos o simplemente unos masoquistas de la juerga democrática? Eres una vergüenza para todos los payos. ¡Vivan las cabras payoyas! Cuando fulano dice que es “por bulerías”, ¿a qué se refiere…? No entiendo qué hacen los dos de la izquierda. La pena es el sonido. Acabo de conocer a este artista por casualidad. Tiene un sentimiento, uno. He estado esperando hasta que la pava del cigarro del tocaor cayera dentro de la guitarra.  Pocos payos llevan ese arte dentro. Pocos gitanos llevan ese arte por fuera.  No solamente estaba sin voz, es que además la guitarra estaba muy baja, más que la bailaora. ¡Más quisieras tú que el flamenco fuera andaluz… ¿tú ves algún payo en el escenario?! Ese cante viene en una casete de hace un puñado de años. Está perdiendo la voz. Ha ganado la guitarra. Canta más auténtico para mi gusto impostado. Las voces son estridentes pero grandes sus bailes. Aquí se canta por nuestras castas y la pasta. A uno que se cree artista lo vieron en una cafetería un día leyendo el periódico cogido al revés. ¿Qué es un periódico? La señora Falseta con el señor Falsete y su hija la Octava Limitada nunca arriesgan, son todos un aburrimiento y además les falta expresividad. Aquí se canta sin fuste y por la jeta. Está podrido por dentro y me sigue dando coraje nada más verlo. En realidad los quejidos que meten quedan fatal.  Una cosa es que salga de ti, pero se nota que lo hacen ellos. Que alguien le diga a ese niño que se calle. ¡Un respeto a los calorros porque Hitler nos quería matar a todos y los dictadores autonómicos no! Risas enlatadas. Guitarras aplastadas. Aplausos podridos. No les sueltan ya ni un ole por hartibles. Podrían acabar dañándose y criando nódulos en el gañote. Es una pena que canten con lo buena que es la música. Se ve que no tiene duende, ni casa con un jardín donde colocarlo. El mejor conjunto indie de la Historia es Falete, sin duda es un grupo con una gran voz y calidad en sus recitales. Se me han puesto los vellos de los brazos como alcayatas gitanas. Tienen que comer todavía muchos calditos y potajes de lentejuelas. Deberían saber pararse y decir hasta aquí. Deberían saber decir págame aquí. Yo no sé por qué os grabáis todo el día. ¿Qué canción es la última? Córtate el pelo que pareces un payo. Todo en la guitarra es tapar, rellenar y esconderse detrás de la misma. No hagas más movimientos bruscos que se te caerá la torrija. Tiene el pulso para afinar panderetas. Tengo el curso para decir qué es una pandereta. ¡Queridos Flamencos… ¿dónde habéis estado durante toda mi vida?! Me alegro de que alguien ponga los puntos sobre los ayes. ¡Lo que me faltaba por oír en el tablado retórico! Jodido puto coñazo maravilloso. Es todo fingido. Hasta la gente. Ahí viene el público seguido de la santa comparsa de cursillistas… ¡Vámonos por los callejones!

02.ago.2015 FLAMENCO CADUCADO

–¿Prefiere un flamenco de fidelidad ínfima… flamenco synth-pop… flamenco steam-punk… flamenco intie-ciberespacial… o flamenco de la neoespectralidad?

–¡¡¡Yo oigo a cantaores que todavía NO existen!!!

Hasta que el cantactor no se detenga a escucharse a sí mismo, mire un poco los alrededores artísticos y represente el mundo atacándolo con su grito, el flamenco seguirá siendo un triste ejercicio de estilo. El cantaor para ser excepcional debería poner su cerebro en la punta de la cucaña de su lengua, y alejarse espantado de los rescoldos primitivos y del repertorio de los “yayos reales” del aburrimiento. Pero a la gente sólo le gusta lo que le suena, como dicen excusándose los políticos caducados de esta democracia facha: –“¡Es lo que quiere la gente!”

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¿Y quién es la gente? Los ayuntamientos enchufan todo el tiempo la misma música en los altavoces grises de las plazas y calles peatonales porque “es lo que quiere la gente”.  Pero el altavoz está orientado hacia mi balcón y detrás de mi bloque no hay nada más que la vía del tren… ¿ponen la música para los pasajeros del tren de alta velocidad?

–¿Resulta honesto cantar siempre lo mismo… quillo?

Si la gente ya no bebe vino, no distingue un pollo de una gallina, ni ha visto nunca una piedra metafísica en un camino virtual, y encima vive en pisos criando perros de clase media que cagan por las calles…  si la gente ya no sabe manejar ni el lenguaje coloquial y desconoce palabras como chorizo-cañero-hijuela-crepúsculo-guapango… ¿a qué quieres que se le cante?… ¿a la misma perdición del significado del cante jondo?

Al cantaor convencional le da igual la extinción de su música y de la bigornia, y estira el repertorio todo lo que puede creyéndolo franquicia heredada. Al cantaor le entra por una oreja y le sale por el cajero automático, porque lo único que le interesa del cante son los jimmyhendrix  contantes y sonantes.

–Ya me sé todas las letras del repertorio y no quiero más complicaciones, llevo un siglo memorizando mierda y tengo la llave diez-once del Cante Grande, y con la llave grifa vamos hacia delante, o reculando de lado a lado, y que se muera de sed quien se trague el bacalao.

–Pero equivócate y canta un día lo que te dé la real gana, aunque sea una multa o los mismísimos papeles de la hipoteca, pero sin pensar en lo que ya está grabado… por una vez canta diciendo algo y de otra forma, que la literatura oral es la que da el color sonoro y la musicalidad… inténtalo aunque sea en catalán o en vasco, pero que sea rápido, antes de que se encuentren los fósiles del tuétano negro del faraón en Atapuerca… porque estamos ya hasta la tapa del microscopio de Lorca, de los pianos evangelistas y de los palmeros camborios que gritan “Antonio-Antonio-Antonio”  en todas las grabaciones de Antonio Mairena

El Capullo de Jerez por lo menos llegó a ilustrar cantando a los electrodomésticos de la lavadora y el televisor,  pero en el fondo le pasa como a José Mercé, que por mucha profesionalidad y éxito que tengan, ambos no han salido todavía de dentro del faro de Chipiona, y permanecen a oscuras pero deslumbrados, cambiando pilas alcalinas y andando constantemente en círculos.

–No deberías preocuparte tanto por las gargantas profundas, porque una Feria canté la misma letra en las cuatro sevillanas y no pasó nada de nada… Y ocurre igual con los discos, que lo que traen registrado no es artístico y ni se parece a la realidad.

En la tienda Discos Mellado alguien intentó comprar un vinilo mientras exclamaba:

¡ESTE FLAMENCO HA PRESCRITO!

–Sí, señor… es pura mojama que está momificándose todavía… pero es lo que quiere la gente.

–¡Pues me llevo tres! Apúntamelos en el cuaderno electrónico, que mañana vengo y te lo pago…

En la puerta de la tienda de discos estaba El Cigala en bermudas y con chanclas doradas, y dicen que fue visto entrando en el faro de Chipiona, preguntando por la lámpara minera con premio en metálico.

Y dentro del faro alguien proyectaba algo en la pantalla marina.

Ele. Hele. Helos.

01.jul.2015 UN ALBOROTO DOMÉSTICO

Decidió desaparecer y largarse de su propia vida metiéndose en el coche, y sintiéndose fugitivo blandía por la ventanilla una escopeta desbaratada. En la radio del auto sonaba “Sevillana rock and roll” de Las Hermanas Alcaide, y la policía cerraba la escapatoria con un agente gritando por un megáfono.

El fugitivo quería disfrutar del poder gris que le conduciría locamente hacia la ancianidad, pero su mujer llamó antes a la policía denunciando el abandono. Ella apuraba ahora la botella de la etiqueta de patitos que sobrevolaban una leyenda escocesa.

–¿Por qué será “dorada” la vejez si amanezco todos los días hecho un mierdagrama repleto de notaciones como postillas, cardenales y manchas que produce mi cuerpo sin que yo me entere mientras duermo?

Veía el paisaje desde el asiento del coche, que se tragaba como un sumidero por el parabrisas el cielo azul, a las nubes amarillas de la refinería, a los postes eléctricos, a los invernaderos, a los bloques de pisos que rodeaban su pequeña casa ajardinada con cenizos y bledos, a las hormigoneras que segregaban la carretera comarcal, al fantasma de la rubia de la curva, al bizco con gafas que vende lotería en la carretera -vistiendo un chaleco verde fosforito con bandas reflectantes-  y que rellena de fandangos tosidos los oídos del negro que vende pañuelos de papel al lado del semáforo apagado…

 

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–Me llevaré por delante todos los expositores giratorios de música que hay en las gasolineras, si es que el coche arranca… ¿tanto es capaz de tragar esta maldita fosa de chapa?… el coche ha estado demasiado tiempo parado debajo de la higuera del jardín… ¡cómo se parece este auto a la reducción de mi propia vida!… y tengo la picha adormecida, que en silencio mortal yacer la veo…

El coche no tenía ruedas y se sostenía con sus ejes descansando sobre un tablado de palieres habitado por lagartos. El policía al mando del operativo apagó el megáfono cuando llegó la ambulancia con el médico.

–Doctor… mire, usted se acerca, habla con el marido, le pone una inyección y asunto terminado­ –concluyó el policía.

–General… ¿habrá visto que tiene una escopeta?

–Doctor… usted va, habla con él y le quita el instrumento.

–General, cuando logren reducir al vecino y lo sujeten contra el suelo… sólo entonces, le pongo todas las inyecciones que usted quiera… ¡vamos, que hasta le enseño yo a ponerlas!

El marido se aburrió del viaje suicida a media tarde. Se había cansado de conducir entre la neblina de las cataratas, la suciedad del parabrisas y las luces mareantes de los molinos de energía eólica. Los ojos se cansaban adivinando extraterrestres y apariciones espectrales en los arcenes de la carretera interminable. Se alegraba de que a su regreso hubiera tanta gente esperándole y moqueando de alegría echó en falta al negro de los pañuelos. No hicieron falta las inyecciones y varios guardias entraron en la casa con el marido. La mujer estaba satisfecha con tanta visita y sirvió café de puchero que nadie tomó.

Dentro de la ambulancia y camino del hospital, el médico preguntaba al fugitivo por qué había dado aquel susto a su mujer encerrándose en el coche con la guitarra. El marido respondió que detuvo su carrera porque no le gustaba conducir de noche, pero que no sabía por qué hacía aquel viaje, que tenía ganas de ir a al Festival SÓNAR para escuchar Nuevos Cantes, que llevaba una sonda pero no estaba sonado, y como se sabía de memoria todas las letras mugidoras y sus quejientes músicas se frenó, pensando de repente que ya no tenía que ir a ningún sitio, y dio marcha atrás, como cuando uno se niega a comprar más discos porque no entiende que la gente no encuentre la similitud estética en el cliché sonoro de Marchena y Pepe Pinto con Public Enemy; o entre Depeche Mode y Pet Shop Boys con Camela… que cuando se ponía a pensar le entraba un gran cabreo a veces, pero un cabreo dorado, como los discos de oro que le dan a los santos en las pinturas religiosas… y porque el FLAMENCO quizás sea simplemente un alboroto doméstico.

¡Zacatón, zacatín!

01.jun.2015 EL INSECTO PALO

Cantar a palo seco es

la ciudad de Córdoba

 al compás de los insectos

 Cabral de Melo

 

–¿Cuál es el verdadero palo flamenco y cuántos existen?

–El palo más flamenco es el jornal que se pierde cuando no te llaman para trabajar… y la serie de palos flamencos es igual al número de artistas… ¿tú de qué palo vas?… yo he visto pasar a un hombre con la cara de palo comiéndose un paloduz por la calle del Hombre de palo, he visto al que da el palo al agua, al que te da el palo y te corta la cara, he vestido la manta de palos, la bolsa de palos de golf, he visto el pleno de palurdos municipalizantes, a Perico el de los palotes, la estaca de Drácula, la viga en el ojo, el cuchillo de palo clavado por la espalda, el pararrayos del bolígrafo, la pala del remo del galeote, el cabo del azadón, el palo de la piñata, el palo prospectivo que le metieron a Gadafi en el culo del mundo, el poste de los suplicios, el lápiz que rebobina la casete, el palo del giradiscos buscando la falseta, el palo de la crítica (y la ausencia del palo crítico), los palos del tío del tambor, el paseíllo del Peropalo, la letra de palo seco que con sangre entra, la vara del verbo inflamado, el palo mayombé del neovudú, los palos que sostienen las carocas en la plaza Bib-rambla, el palo plantado del mayo, el palo que no me parte ese toro berrendo, el palo caliente del churrero, el palo más cagado del gallinero, un andamio de palo, los palos del chakra de Ashok, los palos en el cielo de la boca, la palera que siempre se lleva el pulpo, el hachís apaleado, el palo de la fregona, los palos del cogedor y la escoba de la bruja Pitia, los palos cruzados del madero, los palos de la policía, los maderos de Caupolicán y el Nazareno, el mástil de Odiseo que las sirenas le introdujeron a pelo, los perros apaleados,

 

elinsectopalo-pielfort

 

los palos que sostienen el sombrajo, los palos que se meten en candela, el palo de la cuenta en el Candela (por pedirle palos a la calle del Olmo), la tapa de palometa, echarse un palomazo mejicano, el palo de la canela, los palos de las nubes de algodón, el palo del recibo de la luz, los palos de la feria, los palazos de los vareadores de olivos, la pértiga de la canoa marismeña, el palo del bichero, las balsas de palos de los pineros, la cachava gitana, las picas en Flandes, el palo que señala el fin del campo, la vivienda solucionada con cuatro palos, los palos que le dan al borrico, el palo del caballito del tiovivo, el tótem de los indios, los santos de palo, el palito del reloj de sol, los palos de las piras en los autos de fe, los palos de los  invernaderos de fresones de Palos de Moguer, el palo del náufrago, los palos de los chiriguanos, el palo del domador, el color rosa palo, el palo del bombón helado, el palo del médico en la lengua, el palo con el que se mueve el cable de la antena, el palo con el que se cambia de canal en el televisor, el palo donde se estrella la pelota, el palitroque que viene dentro de los cigarros, la aspilla en el barril de palo-cortado, la astilla en el dedo, la batuta en la oreja, cantar a palo seco, el palo de los aplausos mecánicos, el palo del saltadero de la jaula, los palos de ciego, el palo que sostiene la tapa del piano, el palo que deja al cocodrilo con la boca abierta, los palos del tendedero, los alfileres de palo, los palos del cura pegón que daba religión, el palo de Moisés convertido en una bicha, los palos de la vía del tren, el alfarje interno de la guitarra flamenca, el palo cardíaco, los palos de la rueda, los palos que se meten en la rueda, la princesa que se mete en vena la rueca, andar a palos, el varapalo de escoger el palo más corto, los juegos con palos, los bailes con palos, los acertijos con fósforos, los coturnos de palo, el palo atravesado de la aduana, la rumba del Tío Paló, el palo de la bandera, la casita de palo del pájaro cucú, los cantes de El Pali, la cornada de un toro paliabierto, los palillos también llamados castañuelas, el palo que atranca las puertas, el palo que señala el polo norte y el palo sur, los palos de la baranda, los palos de tiza de la cuenta en los bares, el calendario de pared de las celdas, el palo de remover la mierda, un mojón pinchado en un palo, las patas de la mesa donde se reparte, el palo con el que ni se  toca a cierta gente, los radios del timón de la fortuna, el palo donde se ata el sedal con el anzuelo, el palo que aguanta otro palo, el palo del maestro de baile, el palito del director de orquesta, el rey de bastos, el rey abastecido en un país devastado, los palos de la baraja de naipes, el palo que señala el puesto en el coto de caza, los palos que guían los árboles torcidos, el palo del jinete de polo, los palos de las flechas, los yugos de palo, la maja de palo de los majarones, la percha de descolgar jamones, el eje de la veleta, el hermano de la pala, el primo del cabo del pico, el palo que sostiene la carpa del circo, el palique de los políticos con cara de palo, el palo del espetón de sardinas, los báculos de los  pollos asados, el palo cromado de los micrófonos, la cucaña de la stripper, los palos de las pertiguistas búlgaras, los dildos de las hetairas, la lluvia dorada de chuzos de punta, el palo de la sombrilla, el estaquillador de la muleta, el palo de las brochetas, la palanca del árbol del ahorcado, el mango de la guadaña, el palo del guión situado entre las dos fechas de las lápidas, el palo métrico de las varas de medir, el bastón de mando del alcalde de palo, el bastón de paseo que oculta la espada, el varal de oro del que cuelga la zanahoria inalcanzable, los mondadientes de caoba, el falo del lingam, los zancos encendidos de las antorchas humanas, los palos flamantes, los palos reales de los fuegos artificiales, los palitos de los signos de los vientos, los fasces de los dictadores, la pata de palo del pirata, los palos que te va dando la vida, el palo que nos da el hacer algo, el palo que nos da hacerlo todo, el palo al que llamamos miedo…

–¿Y ése que está ahí… y que lo he visto doble en Jerez, en Mont-de-Marsan, Nueva York  y hasta en un entierro en Utrera?… sí, el que parece un funcionario jondo, un excelentísimo palmero, un elocuentísimo flamenco que después de unas bien paloteadas arengas está en todos los espacios escénicos y tocando todos los palos, ¿quién será?… porque su figura me suena tela del telón…

–¡Ése… es el inFecto palo!

Toca madera. Toca gitano.

10.abr.2015 ¡TODAS TUS CASTAS!

–El artista como es artista ya está condenado; y estando perdido desde el principio, debería decirlo todo y exponerse entero.

–¡Y nadie me contrataría!

–Entonces usted será un intérprete, no un verdadero artista.

–Oiga…

–Eso mismo he hecho, y ha sido una desilusión reconocer que la música en la que se apoya buena parte de su cedé promocional coincide en muchas notas con la de mi grupo preferido: Atahualpa Yupanqui… los flamencos deberían hablar urgentemente con otros letristas, con los poetas Roger WolfePurranki Sandongui o Karmelo Iribarren, por ejemplo… porque el caso es que ustedes siguen insistiendo en samplear las mismas monsergas de “Mi caballo comió hojitas de limón verde”“La pájara aburrió el nido”… y la archiconocida de: “Fui ladrillo y perdí mi cemento”… de las interjecciones hablaremos otro día… ¿así que lleva usted toda la vida manejando algo que desconoce completamente?… vamos, que no tiene ni idea… ¿no sabe que está jugando con un material delicado y peligroso para la Humanidad como es el Flamenco?… ¡podría haberle explotado en toda la cara y destrozado las manos o el cuerpo entero!

 

¡todastuscastas!:PIELFORT

 

–¡Yo he venido a ver al concejal,  que es quien me tiene que contratar!

–Sí, ahora los políticos de tres al cuarto son los verdaderos artistas del tres por cuatro… son los únicos que quedan… son la casta superior porque tienen sueldos por los cuatro costados… son más flamencos que todos ustedes y más gitanos, porque son más libres que nadie… van a su antojo… no tienen día ni hora… son una tribu de artistas errantes…  vienen como ustedes de la planta de La India del centro comercial del corte-inglés… no aguantan estar encerrados en una oficina… son bohemios que viajan de aquí para allá… están escondidos, reunidos o comiendo…  nunca pagan porque van para alcaldes y vuelven congresistas o de ministros… ni los flamencos, ni los reyes, ni los científicos, ni los pintores, ni los músicos, ni los arquitectos, ni los literatos, ni los atletas, ni los actores, ni los toreros… sois ya los Artistas, porque ahora lo son Ellos.

–Pero yo quiero saber cuánto me van a pagar este año en la caseta municipal de la feria…

–¡Nada!

–¿Ni a treinta… sesenta… noventa días?

–Ni lo que se debe de las ferias pasadas… no hay morrongo ni lo habrá… se trata de un cante oficial que se fue imponiendo a finales de los años ochenta y que decía:

“¡ES QUE NO HAY DINERO!”

 (Bis)

… pero ustedes, que no querían enterarse, seguían con la dependencia de villancicos y cantando “Vente Misiana” y  “Juana-Juana-Kingkong”

–¿Y?

–Pues que estamos cansados de que en las sevillanas aparezca siempre la palabra “Sevilla”… y de que el Camarón innovara simplemente haciéndose en el pelo la permanente a lo Bon Jovi…  ¿no se ha enterado de nada todavía?… claro, como están cantando en el karaoke-jondo los cantes de otros… e invocando y releyendo al manoseado Lorca que lleva un siglo caducado… ¡están perdiendo el tiempo en definitiva!… ¿no eran ustedes tan originales, bohemios y puros?… ¿por qué sentasteis a vuestro lado a esos espantapájaros de los cabales, guiris y alumnos?… ¿por qué aceptasteis los aplausos de todas esas viudas en serie y viejos con gafas que parecen picadores retirados?… ¿y a los pedagogos de las peñas, los aficionados a los concursos de saetas y las romerías de multipoetas-polipregoneros a lo Romero Murube?… ¿por qué os vestís con los mismos trajes de los concejales esteparios?… ¿por qué soportáis a esos críticos del gañote que coleccionan partidas de nacimiento y dicen todo el tiempo que han conocido a vuestros padres, madres y tíos?… ¿creíais que de la montaña de Ketama bajaría un consejero-delegado harto de ketamina promoviendo que una marca multinacional de bebidas patrocinara vuestro próximo festival geriátrico?

–¿Y?

–¡Que Dorantes llegó antes!… ¿no se da cuenta de que la sociedad está completamente cegata y sordera?… ¿no vio acaso que su hijo se compró un bajo eléctrico con pastillas activadas para jugar en la consola de videojuegos al Guitar-Hero?… ¿qué esperaba?… ¿creía que juntaba dinero para ir al teatro a ver al Arcángel cuando cantaba con un pasamontañas negro puesto y un sombrero cordobés encasquetado encima?

–Yo venía a ver si podía trabajar…

–¿Y se lo tiene que responder la tesorera del ayuntamiento?… ¡cante usted todo lo que quiera, hombre!… no le eche cuenta al interventor ni a la tenencia de alcaldía, son todos unos alumbrados… cante ahora mismo aquí si lo desea… no se contenga, tenemos una botella de anís, choricitos, picos de aceite y polvorones de limón metidos en un archivador de madera que perteneció a Primo de Rivera… pero recuerde: que su hijo no se lo crea… le dice que Bob Dylan y Chiquetete cantando no cambiaron el mundo… ni un ápice… esta punta de chorizo ibérico lo demuestra… y aquella papelera…

La papelera contenía sobras de comida, restos de uñas, bastoncillos usados llenos de cerumen,  folletos rotos, dosieres de artistas flamencos hechos trizas, bailaoras arrugadas como bolas de papel, trocitos de fotos de cantaores con todas las caras partidas, cáscaras de pipas de girasol sobre currículos de músicos marcados con culos de vasos de café, y discos compactos promocionales usados como ceniceros, con chicles trepanados por colillas de tabaco manchadas de pintalabios. Alguien había estado rajeando y clasificando personas, discriminando positivamente mientras echaba la peonada administrativa en la Fundación.

De repente el hijo de Ricardo Miño apareció en la sala de espera del despacho, y sentándose en el sofá de cortesía, primorosamente sacaba un pequeño póster, un disco cedé, un díptico y una tarjeta de un maletín de cuero que llevaba su nombre y un código QR grabado en oro al golpe.

–¡Otro para el ropero (electrónico)! –dijo el técnico de cultura mientras diseñaba en el ordenador la agenda del desierto virtual y hablaba por teléfono con la sociedad general de autores necrófilos.

¿Autores… autores de qué? De Jerez.

26.mar.2015 LA TRISTEZA DE LOS AGRIOS

El cantaor más solitario tiene que hacer a la fuerza terapia de grupo con los amigachos trasnochadores, porque al final el flamenco es una música de estómago -aunque se haga de garganta o con la nariz-, pese a la manía pública del respetable de mirar hacia la guitarra, que es el dedo que señala a la luna.

La Voz bien situada sobre la ciudad es capaz de destruirla. Pruebe a levantar la voz en la madrugada.  Los vecinos del Albaicín de Granada llevan más de cuarenta años sin cortarse un pelo a la deshora de arrojar cubos de agua con lejía a los turistas y borrachos que se alimentan en los kebabs nocturnos que permanecen abiertos de guardia… otras vecinas riegan de azufre los escalones para que nadie se siente y haga reunión, y sitúan en las esquinas estratégicas botellas de plástico rellenas de agua que espantan a los perros negros y a las moscas, pero incitan a las vejigas de los meones que saludan a las cámaras de seguridad de la calle.

La noche pertenecía a los cantaores porque los tocaores tenían que irse temprano para guardar la guitarra y seguir estudiando por la mañana. ¿Quién va a callejear con la costosa herramienta?

 

tristeza de los agrios PIELFORT

 

 

De ahí que se diera la paradoja en la Historieta Flamenca de que los cantaores iban desapareciendo de la oficina jonda, e iban sucediéndose sus figuras, famas y procedencias, bien porque un día no iban a trabajar al tablao, o porque iban cuando se les antojaba; pero EL TOCAOR NUNCA FALLABA, QUILLO…

Por eso han ido sucediéndose los cantaores y despareciendo los gargantúos, esfumándose como fantasmas, volviendo a sus comarcas personales o políticas, hastiados quizás del insoportable músico de la oficina: el guitarrista que no fallaba nunca, y que adquiría poderes estéticos y decisiones empresariales y discográficas, marcando el futuro y el devenir del arte del Cante Jondo.

Así que al que canta y al que toca nada les une salvo la ocasión del dinero, porque obedecen sólo a esa necesidad, aunque todos ellos en un gran complot bohemio sigan justificando que su música nace de la miseria, de la NADA romántica, y en ciertos barrios de contados lugares, dentro de las casas de vecinos humildes, donde por no haber no había ni una mesa en la que se posaran las moscas.

Hoy hay muchas mesas cableadas con gadgets y ordenadores, cuando en la mesa lo que tendría que haber es una botella de vino y una copa bodeguera de cristal para el que canta.

Y son insoportables las mesas porque falta el vino en los escenarios. Son mesas inútiles como los asientos públicos en las aceras de las avenidas, que se sitúan en lugares horribles, dándole la espalda al tráfico y enfrentados hacia los escaparates… La mesa debe ser la primera tribuna, el primer escenario del hombre -que es el único animal que aplaude-, y el residuo escénico de la primera misa blanca, de las óperas cómicas y las chirigotas negras de las democracias y los minstrels. Pero si no hay repartición del botín, las mesas estorban como los caballos que se meten en los teatros para adornar pianos y bailes zoofílicos…  aunque en definitiva cualquier escenario no deja de ser otra mesa, donde se exponen los bodegones vivientes de flamencos mendicantes.

A más de un flamenco le gusta el instrumento con cuatro patas, porque a los esclavos musicales siempre les ha gustado acarrear prótesis y transportar pirámides;  y la mesa les recuerda siempre a las procesiones de los cadalsos infantiles, que los niños construían con camaroneros de macarrones, y que paseaban bajo los naranjos renegridos por la mangla, sorteando restos de papeles de aluminio quemados y mojones de perros, recorriendo la tristeza de los agrios.

Ahora que todos estamos viviendo confinados en nichos que se llaman pisos, cualquier caja de plástico del mercado de abastos será una reducción de la semana santa; porque todo escenario no es más que un cuarto dentro de una casa, una caja dentro de una caja, el cuartichi dentro de un cuarto, el cuarto del cuarto-camerino de la caja del teatro, que es otra caja de la caja de ahorros dentro de la caja de la urbe, etcétera… Si observamos ahora al revés, hacia otro infinito, si en esa escena tenemos a un centurión macareno tocando el maldito cajón flamenco (que siempre se usó para transportar mercancías al detalle, al igual que las arpas mariachis servían de ataúdes infantiles), y que lleva encima otra caja más diminuta llamada ipod, un reproductor de audio digital portátil que contiene más de tres mil lieders a los que podemos reducir hasta el pitido único y solitario del encendido del electrodoméstico… ¿qué nos queda después de tanta pirueta en la parafernalia escenográfica que es incapaz de prescindir de la mesa, la misa, el caballo, la pantalla y la maquinita de humo que produce la neblina de azufre sobre la pestilente dársena del río artificial que tiene un mal olor especial?

Pues la VOZ…  porque el Toque y el Baile se enseñan, pero el Cante NO;  y aquí nos volvemos a encontrar de frente otra vez con la figura del CANTAOR, que ahora viene hacia nosotros andando solo por los callejones, porque no necesita nada ni a nadie, y todavía menos comprar los discos de los guitarristas.

–¿Hay voces que se compran? ¡Eso es imposible! –soltaba uno desde un balcón.

Para-papiro-piro-papiropá… –respondía una bailaora en chándal.

 

14.mar.2015 EL COBRADOR DEL FANDANGO

Hay más de un cincuenta y tres por ciento de morao en el ambiente flamenco ciclotímico… ¡Pero ahí viene el DJ Tempul!… anda, dinos qué te está pasando ahora por la encrucijada de los cuatro caminos que forman las mataduras de tu mollera.

–Para que el ruido del mundo cesara de una vez por todas debería haber siempre alguien cantando… porque cuando alguien canta bien todo quisqui suele callarse­… a la gente le llega el ritmo del aforismo, los estribillos reconocibles, la sentencia que nos conviene, el refrán alterado, los versos de autoayuda, el epigrama de almanaque, como las frases que se escriben en los bares y las cabeceras de los periódicos. A la gente le gusta reconocerse en los dichos corrompidos, en albures de zarzuelas, en sangrados de corridos, milongas y cuplés sicalípticos oídos por la radio, en frases escogidas de películas y de obras de teatro televisadas.

Los cantares de ingesta siempre se han nutrido de frases hechas, producidas y mecanizadas por el habla, pulidas en el remolino portuario de personas que huyen, o que se instalan creyendo haber escapado, o llegado, que es peor aún. Estas formas populares nacidas de hégiras modernas son los equipajes que se pierden, que se abandonan en las aduanas, cunetas, puertos y estaciones, como el naufragio de violines que se dio en Málaga. Son palabras-maletín llenas de objetos perdidos, sacos de arpillera convertidos en petates de alto montañismo, repletos de filosofías de pacotilla, cuentos orientales -que primero dicen una cosa y después la contraria-, frases recordadas de nuestros antepasados que se heredan como las monedas y billetes olvidados en los bolsillos de las chaquetas, y que son usadas como rudimentarias herramientas intelectuales, que se oxidan y se desvanecen, que se vuelven inútiles, hasta que no sabemos nombrarlas.

 

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El oyente tradicional de Flamenco requiere del cante instrucciones de vida y de muerte, de urbanidad, sexualidad y asesinato, de hedonismo y fatalidad. ¿Cómo explicaría un filósofo y un psiquiatra las caras de felicidad que hay siempre entre el público excitado cuando Manuel Agujetas canta su mantra de Con un puñal la maté…? ¿Conservará Fernando Arrabal todavía alguna cinta-casete de Emilio el Moro?

Los directores artísticos dirán que el puñal es de plástico; las pedagogas hablarán sobre  machismo; los psiquiatras darán parte de que se trata de una canción que NO es verdad; y los poetas apuntarán que la letrilla simplemente ilustra otro carnaval particular.

Por eso los papagayos siempre se han ubicado al lado del aparato de radio en los finos  salones de estar, para que los dos adornos sonoros se unieran a los tapices, convirtiéndose ambos en la repetición de un repertorio limitado de frases; como el del pájaro cucú y mi Primo Cuco, que ahora es noise-cloud-rapero y apoya la monotonía de sus consignas sobre la base rítmica del mecanismo interno del reloj.  Si el papagayo hubiera sabido decir más de cuatro frases, o simplemente tener la iniciativa de entablar una simple conversación, hubiera sido liberado inmediatamente de su trabajo en el salón de juegos de la zona noble de palacio, y habría salido volando tras la radio arrojada por la ventana. Y detrás mi Primo Cuco revolcadito en cables.

En el cante jondo está prohibida toda digresión y diferencia de la partichela y el cliché artístico. Usted dedíquese a cantar las cuatro coplillas que sabe, sí, las que oíamos a su madre y a su padre, que además ya nos las sabemos, sí, las que guardaba en un pañuelo de seda, en un pañuelo de pobre, escondido en el fondo de una canasta de oro. Siga con la herencia de los añicos de las palabras que fueron escritas en yesos de palacios imaginados, y convertidas en escorias de fundiciones de supuestas fraguas, en migajas de supuestos romances sacados de crucigramas usados y rescatados de una gaveta secreta de Rumasa, que fue la primera empresa multinacional flamenca que hubo en España.

Aquí un coro de vírgenes rojas polifónicas exorcizantes hacen pases de manos, cantan y ayean. Suena cada una por un lado.

–Siempre ha sido peligroso que la gente hable porque pueden sacarse temas que se conviertan en cancioneros recordables. Por eso se censuran los cantaores, cuando constituyen los mejores ejemplos artísticos de toda la tradición artística grecolatina. Y se vuelve a insinuar que Sócrates sólo contaba chistes verdes, y que Anzonini, Pedro Burruezo, Laín, María Isabel Quiñones, Antonio el Marsellés, El Mono de Jerez, Miguel el Funi, Fernando Madina, Liliana Saumet, José Luis Figuereo Franco, Miguel Campello, ARIanna Puello, Pedro de Dios o Kutxi Romero no sabían cantar la gallarda melancólica.

DJ Tempul me dice una barcarola al golpe:

 

 –Piedras que yo he “ tiraíto” en Venecia,

poquito a poco la estoy asfaltando…

Y me remata: –Así que no hay motivo para que usted innove, aparte de saber cantar tendría que tener un cerebro, haber dado el salto cognitivo en su día, tener curiosidad por la vida y contemplarla con su propia literatura oral, que es donde se encuentra la musicalidad… Son condiciones que raramente suelen darse en una sola persona, que después dependerá de su propia voluntad para exponerse y de la Fortuna que tenga. Ahí está la diferencia entre un cantaor de verdad y un repetidor puesto en lo alto de un bloque de pisos. Porque hay mucho Flamenco-Por-Cojones. ¡Hasta en algunas peñas flamencas se ha tardado más de treinta años en mandar a callar a más de uno que se decía cantaor! ¿Por qué se les aplaudía entonces y ahora no? Por la ley Mordaza (o de seguridad ciudadana), que de forma perversa convierte a toda LA GENTE en “activistas”  y culpables.

Después me habla de crear una empresa llamada “A palo seco” y de “El cobrador del fandango”, que seguiría a la gente cantándole por todos lados, muy pegadito a la oreja, hasta que paguen lo que deben.

¡Zacatín!

02.mar.2015 LA CASA DE LA SANGRE

El Tío Caloco no tenía familia, nunca había pisado un bar, y en la plazuela se sentaba al sol en el mismo sitio. Él no había grabado discos, no cantaba en las bodas, ni iba a la feria, y dicen que una vez, una gitana que servía en la casa del médico coronel que era músico, lo vio bailar de esquinilla en un bautizo. Pero cuando el Tío Caloco hablaba siempre provocaba la resurrección de Zaratustra, diciéndose en los remates de sus discursos:

– “… asín habla Caloco”.

Todo el mundo se acercaba al gitano viejo cuando alguien buscaba a los flamencos ocultos y perdidos, a los que no se habían profesionalizado por gusto, por no mudarse, por dejadez o porque simplemente no querían.

Y el Tío Caloco facilitaba que los gitanos cerrados-cerrados permitieran algunas entrevistas y grabaciones familiares, realizadas por documentalistas que nunca saben ni dónde ni cuándo se verá la película flamenca al final.

 

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Las madres del barrio acercaban al Tío Caloco a sus niñas y niños para que fuera justo, y les quitara las pamplinas del roneo musical y el artisteo; porque en el barrio, el salir cantando, bailando o tocando la guitarra en condiciones, era lo mismo que te tocara la lotería, y había familias en las que había sucedido varias veces, salvándose así todos de la ruina.

–¡Te digo yo que en los supermercados de España se vende toda la verdura y la fruta que las multinacionales antes destinaban a los zoológicos de Europa… por eso está todo insulso! –señalaba el Tío Caloco a una mujer que se quejaba de los precios de las naranjas secas, las manzanas verdes y las lechugas esmirriadas.

Los niños, mientras jugaban con grandes cajas de cartón, bordoneando con los pulgares sobre las cuerdas adhesivas de los precintos, escuchaban al hombre que seguía diciendo:

–Hace sólo un cuarto de hora del siglo pasado, en la época de La Hambre, después de la guerra civil, cuando la gente no podía dormir tranquilamente, ni de un tirón, por culpa de la represalias, el frío, los parásitos y las ganas de comer… los terroríficos gritos nocturnos que atravesaban las noches y la neblina púrpura del barrio, eran tan desgarradores que parecían provenir del más allá, o del abismo de los estómagos de monstruos fantásticos y gigantes de lejanas regiones…  y los gritos inarticulados se sumaban con las voces guturales que no se entendían y continuaban sonando hasta el amanecer… pero las fieras del zoológico se fueron haciendo a esta tierra y sus calamidades, y poco a poco los hijos de sus hijos fueron perdiendo sus furias bramadoras y los lúgubres alaridos… y como los animales de hoy están muy hartos de pienso y preparados energéticos, pues ya no se escuchan ni se sienten de noche.

–¿Y cuál era el que mejor cantaba, Tío Caloco?

–A mí me gustaban todos por igual… yo los escuchaba en directo porque conocía al guarda, que me dejaba pasear bajo los ficus, las palmeras y las araucarias… pero el que tenía el cante más largo y completo era el mono aullador, ¡que lucía brillantina, patillas de hacha y hasta un abrigo negro! Le faltaba sólo dar tabaco.

–¿¡Y bailando!? –preguntaron a compás jugando a cosas de chiquillos.

–¡El tigre, por supuesto!… parece de primera que está dormido, como una guitarra naranja… porque le echan pastillas relajantes en la comida para aplacarlo… pero una vez lo durmieron tanto, tanto… que entre el guarda y unos pocos soldados -de los que había antes junto al zoológico-, de madrugada lo cogieron entre todos de un puñado y lo engancharon en el coche de caballos de Fulano… ¡no veáis la de botes que daba el tigre por la mañana tratando de soltarse de los correajes!… rugía que levantaba el carro del suelo… y el susto de muerte que se llevó el dueño cuando fue a la cochera para ir a trabajar, que hasta creyó que el tigre se había comido al caballo.

Los niños ya habían despedazado las guitarras, poco a poco iban desmontando las cajas y extendían los cartones improvisando un escenario callejero, cuando en un momento el Tío Caloco desapareció de la plazuela sin que se dieran cuenta.

Él sabía que aquello se había acabado, como ya dijeron los autores que subían hasta la Acrópolis para calcar literalmente los grafitis de los teatreros antiguos. El reservorio del salvajismo no tenía créditos suficientes para que se creara un master en el conservatorio flamenco, que verdaderamente era el mismo barrio.

Tío Caloco decía que el espermatozoológico se había terminado y que sólo quedaban los supersimios vestigiales repitiendo melismas falsos y aprendidos, haciendo ayeos admirativos y mímicas flamencas.

Cuando la policía atravesó por fin el espejo de la pantalla de los televisores, introduciéndose en las salas de estar de todos los hogares, se encontraron entonces con el Tío Caloco muerto, sentado en el sillón marrón que daba masajes, muy descompuesto y con señales de haber sido devorado por los gorriones.

22.feb.2015 ¿SUEÑAN LOS GITANOS CON CHUPACABRAS ELECTRÓNICOS?

–¡Querido DJ Tempul… qué estás escuchando ahora?

–Me bajo de internet los sonidos de los videojuegos… de partidas completadas por los jugadores que le dan la vuelta a las sagas… los simuladores de vuelos espaciales son mis favoritos… son mejores que cualquier novedad editorial del mercado…

–¡Los reptilianos atacaron primero a los controladores aéreos!

–Es tan atractivo el sonido del tráfico espacial… sí, se trata de una convención pseudocultural de ruidos casi orgánicos… como el tráfago sonoro de las calles transitadas de las grandes ciudades con los cláxones antiguos recogidos en el jazz… pero se trata de dejarse llevar por los marcianos… como ir dentro del taxi de Steve Reich y atropellar al Moondog varias veces pero queriendo… y seguir el viaje tranquilamente, coleccionando desde el auto los sonidos de la calle, las sirenas de los barcos en el puerto, las sirenas industriales, de maquinarias, de ambulancias y colegios…

 

Pielfort¿Sueñanlosgitanoschupacabras...

 

–¡Los reptilianos fueron después a por los médicos y los maestros!

–Ellos ya están acostumbrados a las sirenas… el éxito abrumador de Prodigy estaba en una capa de sonido donde constantemente sonaba la alarma de un despertador… era como la alarma de un submarino nuclear encallado en el Tíbet, un fortísimo zumbador  que durante una hora retumba en el piso vacío si no se detiene la alarma, martirizando a los vecinos…  aunque ya no quedan vecinos, porque el que no está desahuciado o ingresado en el pasillo de un hospital es porque se ha marchado a Londres o a la casita de la playa…

–¡Los reptilianos ahora se lucran vendiendo órganos humanos y los goteros de sangre donada que es pública, y ya comienzan en el racionamiento de las pensiones y el butano!

–Sí, a los reptilianos les da coraje que la gente esté viva… las personas duran demasiado con un vaso de vino en la mano, permanecen organolépticamente  delante del bar o en la plaza del pueblo riéndose al sol del invierno… y encima hasta les da por bailar, tocar la guitarra y cantar, que es el colmo democrático: ¡TODO BAILA!

El despertador de Prodigy ya decía sin subliminalidades que “todo el mundo se sabe la letra”… porque el zumbido del despertador es universal… y su cante funcionó porque millones de pobres lo bailaron como condenados… los esclavos se sabían al dedillo el compás del despertador que estaba en la canción… como el carro de Manolo Escobar que siempre estuvo allí porque aparece “sin atalajes” justo al final de la letra, de la letra pequeña del contrato-canción, pero los ignorantes seguirán cantando sin llegar al final de las canciones…

–Igual ocurre con el tema de los “alfileres de colores” de Miguel Poveda, ¿quién sabe hoy qué es un alfiler?

–¡Ni de colores!… porque los reptilianos nos están toreando todos los días y la gente no se entera ni cuando les ponen las banderillas…

–¡Los reptilianos vendrán a por ti y te foguearán!

–Pues será con láser… o para llevarme a grabar un disco en Madrid… o acercarme al festival Sónar de Barcelona… donde aprovecharía para decir por seguiriya entonces:

 

 He visto cosas que vosotros no creeríais:

tortillitas de camarones ardiendo en el sartenón,

 mujeres en llamas

clavando cuchillos en las puertas del bloque

y televisores a todo volumen

 a las tres de la mañana brillando en la oscuridad.

 Todos esos momentos se perderán para siempre,

como la droga por la alcantarilla,

 como lágrimas en el fregadero.

 

–¡El espacio exterior siempre ha sido un tema muy flamenco!

–Por los influjos de la luna y la chatarra sideral… la tecnología es siempre un material muy interesante por los componentes de metales preciosos… y ya se sabe que los gitanos vienen de otra galaxia, una que queda por el Cinturón de Oro, ¡acuérdate de los cayos espaciales!: los extraterrestres de Juan el Camas con Pata Negra; de El Loco Romántico sacándose un billete espacial de ida y vuelta a su Luna Verde; de EL Pele de Córdoba con las alegrías del astronauta; o de Los Planetas con La leyenda del espacio… incluso Israel Galván usó los pitidos del microondas de la marca Discovery que le dejó Kubrick para uno de sus mejores espectáculos.

¡Qapla!

 

 

 

 

 

 

SOBRE EL BLOG
Flamencos de alquiler

Blog de David Pielfort.

AUTOR: David Pielfort
DAVID PIELFORT (1971). Salido de una novela de Dickens, es abandonado por los gitanos. Un banco le compró un cuadro. Su voz retumbó en la Bienal de Arte de Venecia, e Israel Galván ha bailado sobre su cuerpo. Otorgó la llave de oro del cante jondo a Paco de Lucía, en una pielfortmance que televisó La 2.
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