01.feb.2015 APRENDA FLAMENCO EN 7 DÍAS

O lo que es lo mismo… entérese de una vez de lo que es el Flamenco en unos minutos: empiece por NO tocar las palmas, tampoco amague con bailar, ni tocar la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no se mueva, no toque las palmas, no baile, no vaya a tocar la guitarra, no cante, no hable, no jalee, ¿tiene un cigarro? No respire, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no vaya a tocar la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, respire hondo, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, ¿tiene ahí cincuenta euros?

 

JILGUEROmalaje-Pielfort

 

No cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no vaya a tocar las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, ahora mismo en este punto usted se está convirtiendo en un verdadero aspirante a monje shaolín cartujano… pero no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, en el club de la seguiriya no se habla de la seguiriya, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, ¿tiene otro cigarro? No toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva, pague, resople, no toque las palmas, no baile, no toque la guitarra, no cante, no hable, no jalee, no respire, no beba, no coma, no fume, no se mueva… Este protocolo pedagógico NO se lo salta un gitano y como podrá comprobar la desafección al régimen de la jondura será inmediata. Como una borrachera de personas, que es mucho peor que la de anís.

08.ene.2015 GITANOS ACUÁTICOS

El eterno viajero, el de las notas infinitas, es el guitarrista de una comparsa. Sentado en un velador de una terraza carga con la funda de vuelo de la guitarra, y con un libreto que nunca lee en el sábado alegreto.

Dentro de la cervecería antigua, entre espejos y mostradores altos, el camarero censuraba a un cantaor vivaracho: –¡Pepe, Pepe… no pegues más porrazos en la barra!

Y es que nadie quiere a la soleá al golpe. Nadie quiere la soleá de Andalucía embotellada.

El maestro Ibn Batouta habla por una España, Andalucía y la Humanidad libres del bajo eléctrico y del cajón “flamenco”: –¿No escuchan los músicos que con estos artefactos la música pierde su desnudez?  Esta pequeña música-modal-frigia-judeo-arábigo-andaluza es un eco de músicas perdidas y desapariciones… el cante y el toque, a secas, exigen un esfuerzo intelectual del público oyente -recalca el maestro Ibn Batouta- igual que el baile solitario… pero el bajo eléctrico y la caja de papas barnizada facilitan el trágala en la escucha, con sus rellenos redundantes y su machaconería, al igual que cualquier grupo de baile que se disfraza se cree coreografía. Cuando no hay cante no hay flamenco, y cuando no hay guitarra no pasa nada, no ocurre ninguna tragedia, simplemente porque la guitarra es prescindible. ¿Quién es capaz de negarlo? Philippe Donnier lo dijo muy clarito: el eunuco con su plectro del dedo gordo toca de memoria.

 

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Sin embargo el cante siempre ha sido libre, se ha escapado de las ligaduras de la guitarra usando la palabra. Es el Acento de los cantes personales donde se sostiene el arte en el flamenco. El hombre con el ingenio del cante se escapa de la guitarra. Cargando con el objeto guitarra, con la madera, con el manubrio, no se puede correr bien por los callejones, porque es un lastre, y la mercancía que se lleva dentro va dándose golpes, rebota y se pierde. Ya son las doce de la noche y NO nos convertiremos en calabazas, sino en cencerros. ¡Qué escandalera! Con esta manía de la guitarra no deja de darnos el palique la madera, ¿no es curioso que ningún artista haya inventado un nuevo palo flamenco, un nuevo ritmo, un nuevo cante? Dice mucho la falta de patentes de formas flamencas habiendo caducado el siglo veinte. Todavía nadie se ha enterado que la palabra “palo” es un término navegante, que viene de la influencia de industrias marinas aplicadas en el habla atlántica-andaluza. Es extraño tal descuido estético en la cucaña flamenca con la cantidad de mala literatura que gastan los escribas en el freidor de tesinas. Pero siguen editándose torpes carteles con la supuesta genealogía rítmica flamenca colgada de un árbol, de un quejigo, un olivo o un sauce llorón al lado de una piscina, ¡qué manía con el terruño y el fiemo!… cuando el arte flamenco nace con la navegación, en las orillas de las ciudades de oro y pirámides de sal marina, con la ayuda de las mareas de mercurio y el fiato de los vientos de travesía, que llegan hasta a influir en el extinguido cheli y en el mismo habla de Madrid.

–¡A los gitanos siempre les ha faltado algo de yodo! –dijo un médico que canta de puta madre por jabegotes.

El cante es consciente de que la guitarra ha frenado lo jondo, porque la guitarra favorece que la gente sólo busque en el flamenco el objeto del divertimento, quedando cegada por el brillo lacado del instrumento. El cante desde su fundación anárquica no necesita de guitarras, ni del gitano como policía de la gestapo-jonda, ni del público como concepto moderno.

El Cantaor siempre fue un auténtico poeta e intelectual que transita desapercibido para el vecino, anónimo para su propia persona y las filosofías, y que va cargando con las secuelas mentales de sus trances, perdido en un laberinto de personas y bares, donde vive allí dentro metido, donde morirá sin haber escapado de las personas y del tugurio vital de las audiovisiones mundanas. Ya sea en el Tugurio español o en las sepulcrales del Real, el Cantaor debería ser lo que fue en origen: un individuo ebrio de autoría, ingenio, repentización, de música en el parlare, con soniquete mental, vivacidad en el lenguaje, inteligencia en la hondura, luminosidad vocal y furia verbal. El cante flamenco siempre ha sido artísticamente anárquico por su desorden e imprevisibilidad. Y lo que usted admira normalmente en el escenario es sólo el rescoldo de un repertorio costumbrista de turismo sexual, unos musicales que se suceden a otros musicales pero con los mismos subtítulos… nómbrelo como quiera.

Pero la pequeña música flamenca es porfiadora en origen, y el Cante no encaja porque requiere una libertad que la sociedad de hoy carece… y aunque alterne con otras artes prestigiadas, fundaciones, teorizadores, festivales, museos, galerías, curadores y diferentes artistas contemporáneos (y no con los aburridos familiares, socios de peñas y cabales)… ¡SEGUIRÁN CANTANDO LO MISMO, QUILLO!

¿De dónde se va a sacar el cante jondo entonces si se pierden la alacridad del verbo y el acento del delta del Guadalquivir?

Para que el cante brote espontáneo debe echar mano del arte y olvidarse el metrónomo del telediario -con su  tictac de reloj cambiado-, debe olvidarse el remedo del lenguaje grabado, de los discos viejos y de lo que en ellos sesgadamente se cantaba y mal grababa, debe olvidarse el poder y acordarse de lo que pasará en el futuro e intentar hacer un flamenco inteligente… a eso se le llama ser un cantaor con los cojones de un tenore di forza.

El maestro Ibn Batouta sigue distrayendo el desayuno que no existe en la plaza de Santa Ana, viendo la estorbadora estatua de Lorca, al mimo vestido de banderillero, al Tío Pepe mudándose, cambiando de acera, a los marineros que no se han embarcado, a los que acaban de llegar al puertO del sol, a los turistas y manifestantes desengañados, a los vendedores de lotería sexual, a los que buscan mensajes en las carteras, bajo el sol de Andalucía embotellado y en las latas de cervezas escondidas en las alcantarillas… ¿quién va a despreciar una reunión? ¿Los días siempre le van a pertenecer a otros, a los que trabajan, imitan y repiten diariamente?

Un guardia jurado sale por la puerta del Teatro Español, las butacas del sepulcro están dispuestas. Los copiones, replicantes y escorpiones recorren el kilómetro cero. Documentación. Quedan todos ustedes detenidos.

 

 

30.dic.2014 FLAMENCO APALABRADO

Jordi Aspa no era el mejor tocaor del mundo, pero compraba más cuerdas de guitarra que nadie. Y las rompía todas a la vez. Hacía de forzudo con su caligrafía de bigote alquitranado, vistiendo un bañador veneciano ceñido por un cinturón de cuero adornado con monedas, y levantaba una enorme guitarra de hierro fabricada con las llantas de un opel frontera en una fragua de chapa y pintura.

Él se hacía atar por Miranda, inflaba los carrillos, movía el bigote, y haciendo fuerza con los pelos del pecho desplegaba sus poderosos brazos tatuados con rotuladores  liberándose, rompiendo las ataduras de varios juegos de cuerdas.

La gente aplaudía y Miralta, su compañera de número, sonreía disponiéndose sobre la espiral pintada de la diana giratoria. Jordi Aspa hacía compás restallando el látigo negro contra el escenario, y lanzaba el primero de sus cuchillos contra la silueta de Miralta: –¡Ahí va… la soleá… –anunciaba. Y cuando el cuchillo llegaba hasta la diana de velcro, el maestro Aspa imitaba con la boca el sonido del impacto del acero diciendo “clonc”.  Y seguía sacudiendo el látigo al golpe. –¡Ahí va… la alegría de Córdoba… cloooonc… ahí va… la seguiriya del Bochoque… cloooonc!

Los cuchillos de plástico se quedaban prendidos y giraban, Miralta seguía sonriendo, y las niñas y los niños aplaudían todos pringosos de algodón de azúcar.

 

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Un asesor del ayuntamiento se acercó hasta el maestro Aspa y le dijo al oído que la alcaldesa estaba molesta, que parara la actuación inmediatamente, que la alcaldesa entendía de flamenco aunque fuera de Salamanca, y que el espectáculo no era el flamenco apalabrado.

–¿Cómo que no? –exclamó Jordi Aspa lanzando el cuchillo del mirabrás. –¡Cloooonc!… ¿no ve el manojo de cuchillos que me queda todavía… no sabe usted cómo ha cambiado el Flamenco en estos tiempos… apártese que ahora voy a lanzar un fandango de Culatra…!

El maestro Aspa repitió el acierto y cantó el clonc. Los niños miraban al asesor del ayuntamiento, que poniéndose muy colorado le gritaba a la solapa de su chaqueta mientras se metía un cable por una oreja. Los niños aplaudieron al asesor de cultura.

En otra pista el maestro Cantizano ejecutaba su rondeña, creaba un paisaje con cinco guitarras asentadas en sillas de enea, que eran rasgueadas por sendos ventiladores comprados en el chino de todo a un euro. Mientras, Paco Pacolmo divertía al público con su chistera y su megáfono, y empujaba la bicicleta que montaba Vicente Gelo, que cantaba un martinete en movimiento perpetuo usando la percusión del timbre del manillar y pedaleaba haciendo círculos.

–¡Oiga, esto no es el flamenco apalabrado! –decía en persona la alcaldesa.

–Mi rondeña no lleva letra –apuntaba el maestro Cantizano.

–Pero… ¡si usted ni siquiera ha tocado la guitarra! –gritó ofendida la excelentísima.

–Es que es música instrumental-instrumental… –concluyó el multitocaor.

No había forma artística de terminar el número jondo: el asesor cultural mandó al electricista del ayuntamiento a que apagara todas las luces de colores; Miralta, que continuaba pegada al tablao giratorio adornado con bombillas de seguridad, finiquitaba con la alcaldesa, que abría su bolso y sacaba el carterón.

Era toda una fiesta de papelillos, globos, serpentinas, facturitas y recibos de gasolineras y pinchos de tortilla… todo papelito desgravaba pero NO todo era flamenco, según la mujer que era de Salamanca. Y sonaban los teléfonos móviles políticos, policiales y artísticos. Vicente Gelo recibía una llamada de Cristina Hoyos. Paco Pacolmo seguía haciendo malabares y arengando festivamente al público con su megáfono mientras manipulaba una serpiente pitón de peluche. El guitarrista Cantizano llamaba al director artístico, que vestido de oso conducía la furgoneta de la productora, buscando aparcamiento y llegando tarde a la función.

Los niños y las niñas no se iban y tampoco sus padres, que se subían bailando al escenario y tocaban con el dedo índice la enorme guitarra de hierro del forzudo, la esponja pintada de la diana gigante y las bombillas de colores aún calientes. Miralta recibía un ramo de flores de una madre y Jordi Aspa se sentaba a comer algodón dulce entre los niños.

Las guitarras seguían sonando porque iban a pilas que eran de las buenas. Y la alcaldesa, sujetada en el tablao de velcro -en la diana giratoria- se quejaba muy bien por cierto. ¡Clonc!

01.dic.2014 PICO PLATA

¿Ya se aburrieron del Flamenco? Suele ocurrir con las aficiones, que terminan desvaneciéndose o mutando. Son transiciones de voces, como la que tuvo Enrique Morente cuando al principio cantaba igualito que Los Chichos, hasta que se hizo un lío con la cultura y su voz…  o  la transición que sufrió Corcobado que incluso ha achinarrado su cante… igual que se achinarró el cantaor de Grupo de Expertos Solynieve, que ahora transita hacia Silvio, Luzbel o Sacramento… o  la total infantilización ñoña y delincuente de la forma de cantar del último Kiko Veneno.

Son simples transiciones de voces, propias de empatías camaleónicas, de evangelismos talegueros, de amistades y contaminaciones, de las personas y las músicas, que son más rápidas y contagiosas de lo que se cree.

Debido a ese motivo los padres se ahorran la compra de instrumentos musicales a sus hijos caprichosos, mientras otros progenitores corren huyendo, espantados de verse en los espejos de las salas de espera de las academias. Así ya no tienen que decirle a los niños frente a los escaparates que una bandurria es un sitar para enanos indios de Candem y que la falda tutú se la ponen a la última mona en los circos de Mónaco.

 

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Este síndrome del pasen y vean ya lo sufrieron Josele Santiago de Los Enemigos con las golondrinas, El Calamaro con El Cigala y Rosendo en Mojácar. Y es que la cultura del picoteo es la historia de la transición de voces políticas:

Desde el primer eslogan estatal de Todos contra el fuego hemos pasado a meterle fuego al dinero, a los juzgados, a las fábricas y a las antorchas olímpicas; y desde el Todos-contra-el-Flamenco (de hace un cuarto de hora) hemos pasado peatonalmente hacia el aparcamiento reservado de políticos discapacitados y del power-popero independiente, a los que el Flamenco -como la democracia- les ha encantado desde siempre.

Desde la invención de La Juventud y La Cultura oficiales en las casas de las juventudes y de las culturas, con sus aseos de mármoles… donde nadie todavía ha logrado atravesar los espejos, digo tener algo de futuro o arte.

Desde el logro de la supresión del Servicio militar obligatorio que hizo que la gente tuviera más tiempo para meterse en política, ir a manifestarse a la base militar de Rota, aprender a pintar bodegones y bailar sevillanas ecológicas.

Desde la frase Papá no corras (con el coche) se ha pasado a tener que correr otra vez delante de las guardias pretorianas; y del consejo Si bebes no conduzcas hemos llegado a quedarnos desnudos si queremos volar, en aeropuertos vacíos de bombas y estupefacientes. Y hoy el cantactor, el arpegiador y el bailotrón corren y se embalan  más que nunca, y se desnudan, porque si no se hace la gracia norteamericana de enseñar el kundalini del culi, el arte no resulta contemporáneo.

Desde el exterminio de los obstáculos urbanos se perdieron el aparcamiento libre y el cantaor pidón de los centros desavecindados de las ciudades, para siempre, pero han sido sustituidos por la canción “¡Al sherry todos de crisma, al sherry todos de crisma, con el ibex del jipi ñu yeah!” que dicen en inglés los villancicos de Boney M. desde los altavoces de las tiendas franquiciadas y los  campanarios de los ayuntamientos.

Desde el cantado Asociacionismo de primitivos consumidores, vecinos, gremios con inquietudes, enfermos y viudas, se ha pasado al actualísimo Hagan-ustedes-un-partido-político, con el que todos podemos ser artistas… pero por ahora sólo hemos llegado hasta el coro rociero y las chirigotas y comparsas de los carnavales.

Desde la creación de La Igualdad de MI mujer en el asiento reservado del teatro (que no LA de la igualdad de la mujer que trabaja en el mercadona ni la que limpia boquerones) el resto de mujeres aguanta con educación, dentro del bar de tapas, al yonqui que  escupe su fandango lounge y tuberculoso mientras toca las palmas por papilomas, esparciendo saliva, postillas y llagas creando ambiente.

Desde el Reciclaje de las urnas electorales en papeleras que son, o como cajones flamencos transparentes, como la batería de Cerrone, repletos de papeletas de una tómbolalaika nacional, que dicen que siempre toca porque los votos se cuentan, y encima va la gente y todavía se lo cree. Pregunten a Paco Yunque.

Desde que los hombres burbujos inmobiliarios dibujaban geometrías en los cultivos y abducían olivos centenarios para hacer trasplantes en las fincas de las playas, el inventor de la rotonda da vueltas a una aceituna en un plato de la Venta Vargas, mientras observa el viejo cartel de:

 SE PROHÍBE ALICANTE

Y EL BAILE

 Y conversa en la barra con el inventor del tranvía-terraza (que se mueve en zigzag) y del carril-bicicross sobre el acerado. Jorge Ribalta tiene la foto de la escena.

Desde las fundaciones de Prohibiciones extremas e inagotables, como la de tratar de eliminar por decreto la eterna y bella expresión fandanguera de “¡Alcalde cabrón!”, verdadera idea clásica y poema universal que recogía Mark Twain en todos sus libros, cuando hoy en España los creídos de la política quieren igualar a los pobres votantes con simples hinchas de fútbol que hacen el escrache.

Desde las corrupciones Renovables de gobiernos centrales que ocultan las grandes corrupciones de provincias y municipales, mucho más gigantescas, y que nos dejan sin energía para sostenernos… ¿Ya se aburrieron del Flamenco?

No se desalienten y persistan antes de renegar, que ya nos caerá otro premio nacional, otra prohibición, otro impuesto, otro obstáculo, mira una estatua, otro juego, mira un belén ardiendo, otra guerra, otros fuegos.

 

 

 

 

11.nov.2014 FAETONES

Dicen que el alcohol es un depresivo, pero lo que deprime realmente es la gente que te rodea en el bar. Pues el Flamenco es igual de deprimente, porque la mayoría de sus intérpretes no tienen talento, son poco salerosos y no resultan nada atractivos. Hay hecho un estudio que lo demuestra en América, aunque le faltan datos; pero el espectador ya se había dado cuenta mucho antes y ahora no vuelve a por más.

Ha pasado con el cine español, con el rock español, con el rap español, con el porno español, con la poesía española, con la democracia española… así que el negocio ya se restringe a Madrid, donde se suceden los incautos espectadores que rellenan sus cines, teatros y salas en los días de sus respectivas comunidades autónomas.

¿Quién quiere ver bailaoras que no se ven desde la butaca de la primera fila, o a jugadoras de baloncesto defendiendo y guardando la zona? ¿Quién se cree la impostada seriedad de bailaores que se yerguen como espárragos temblones en la cuneta de una autopista de peaje?

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Todos aparentan seguir la vieja escuela de la senda del puño del tigre, imitando la simetría del tigre en la selva de focos, pero son sólo espárragos llenos de polvo de la carretera y que han sido meados por los perros de los vecinos que caminan contra el colesterol. Y eso no se lo come nadie, aunque la tropa entera llene de espárragos sus cubitos de plástico azul y después trate de venderlos en el pueblo.

Cuando la señora De Charlestón se compró veinte trajes para la ocasión musical no podía saber que el señor Charlestón yendo por tabaco desaparecería hasta de la radio. ¿Qué es la Radio? Pero la pérdida del ARTE no se debe achacar siempre al paso del tiempo en el gusto popular y de la mercadotecnia. Vale que el dueño de los planos de las pirámides desapareciera perdiéndose en alguna oficina de urbanismo, pero hoy día seguimos teniendo grandes obras de ingeniería que son tumbas políticas o sus metáforas históricas. Es el ejemplo de que el Arte no se pierde, sobre todo cuando se tiene; pero muchos padres del Flamenco no se lo dijeron a sus deslumbrados hijos, no les dijeron que no tenían el don ni la gracia, ni que estaban cagados, pero increíblemente los negados no paran de figurar porque el trabajo como el poder simplemente se hereda.

Pero yo no aplaudiré, porque tú no-ere-tu-pare, como le dijo un bodeguero comunista al hijo anarquista de otro bodeguero.

Nunca me gustó la expresión “España es un país de pandereta”, porque la pandereta no sabe tocarla cualquiera, porque la pandereta es un instrumento sinfónico, porque las gitanas las adornaban con cascabeles y cintas de colores, y porque Turina pintó sobre una pandereta un rostro flamenco que hoy ilustra una marca de vino manzanilla. Por todo eso digo que la famosa España ortegassetiana de las palmaditas existenciales con rehiletes en la espalda NO era de pandereta -que al menos hubiera tenido pellejo y futuro para los cabreros- sino de aplausos podridos.  Aquí se aplaude la nada, se aplaude a los muertos, se aplaude en el cine, cuando aterrizan los aviones, hasta se aplaude cada poema en los recitales, hay plazas de toros donde se aplaude durante el paseíllo, se aplaude pelando un langostino con una mano y sosteniendo una cerveza con la otra, se aplaude al que se cae y se mata, se aplaude el vuelo de las palomas, se aplaude al niño chico estreñido cuando estalla, se aplaude a los fuegos artificiales, aplauden los pasajeros desde los trenecitos turísticos, se aplauden los crepúsculos en las playas, al telediario, a las procesiones religiosas de sacos de arena (en el ensayo abstracto de la Semana Santa) y hasta a los objetos inanimados -pero sagrados- que todos los años entorpecen la vida corriente y la urbanidad laica.

Y ahí tenemos a la gente aplaudiendo a los balcones de los políticos, tenemos las fotos de el príncipe y el mendigo: del presidente Aznar y un chiquillo nuevo en escena, sonrientes, compartiendo ambos serias ponencias, debates, comidas y congresos… ¿quién es ese niño faetón? Se trata de la aparición flamenca de un nuevo político y artista llamado el Pequeño Nicolás, que metido a espontáneo diplomático y miembro del CNI le ha dado la mano hasta a Felipe VI de España en el mismo día de la coronación, y encima ofrecía asesoramientos, trabajos y contactos en las altas direcciones de la una y grande y Busca.

Pues lo mismo es lo que pasa en el Flamenco democrático.

Vale que no tenemos Wall Street pero tenemos la Torre Triana; vale que no tenemos orquesta en la ciudad pero tenemos un montón de músicos mendigando por las plazas; vale que se despidan a los cantantes, al coro y al equipo escénico de la plantilla de la ópera pero que se conserven los puestos de los administrativos y conseRjeros que son amigos de la ópera;  vale que el conjunto palaciego de La Alhambra sea universal pero NO el patrimonio de la taquilla -cuyo edificio tiene más metros cuadrados que muchos colegios- y que es el misterio de unos pocos políticos; vale que Los Planetas eran muy buenos hasta que se metieron con lo del flamenco (sic); vale que El Camarón y El Torta se murieran fatalmente sin tiempo de hacer ciertas porquerías editoriales…  ahora que venga Iwasaki o Isaki Lacuesta y lo dirija … que venga otra artista y lo fragmente, digo se adhiera a todo el cuerpo flamenco deprimente… que venga el logopeda que te enseñe a cantar… el crítico de El País y del ABC… que venga otra doctoranda del corta y pegue… que vengan tecleando con un dedo las mismas citas e idénticos aparatajes críticos, también pueden venir los flamencólogos tristes con los coleccionistas de seguiriyas y vecinos musicales…  que venga otro y meta el Flamenco en el currículum escolar para terminar de matarlo y que los chavales lo odien para siempre como a La Celestina…  y que el resto de asignaturas se sustituyan por cada una de las religiones del mundo, y que se den todas en catalán… vale que una holandesa con una txalaparta de pizarra imparta clases de flamenco en Uganda… ¡Cómo deslucen…!

15.oct.2014 ENTREVISTA AL TÍO PANCOMÍO

Entrevistamos al cantaor­ ­T _ _   _ _ _ _ _ _ _ O . El vídeo y su identidad NO están disponibles en su zona geográfica.

Pregunta: –¿Qué es el flamenco-fusión?

Respuesta:­­ –El anuncio de la lotería nacional con Niña Pastori y Montserrat Caballé.

P: –¿Es verdad que para saber cantar jondo se tiene que haber sufrido?

R: –El que pasa penurias no tiene ganas de cante, ninguna… quizás los eunucos de los palacios y los castrati en las barberías sí que sufrieron… yo empecé en el baile, pero como los que había en los cuadros de Madrid lo hacían peor que yo, pues no tuve más remedio que abrir la boca.

P: –¿Cuando bailaba tendría sus referentes? ¿Se fijaba en alguien?

R: –Yo no he ido al teatro en mi vida.

P: –¿Y en qué se inspira hoy después de tantos años?

R: –Es difícil mantener la energía… cuando faltan las fuerzas y me surgen las dudas artísticas cruzo el salón, abro la puerta del piso y en el descansillo se me aparece un faraón cantando una romanza, si es que me siento moro… cuando me siento bohemio o judío, detrás de la puerta me sale siempre el violinista Pali Racz… pero lo más normal es encontrarse con el repartidor de la comida rápida, que se equivoca, porque yo es que no como…

P: –Su carrera ha sido muy parecida a la del famoso matador que tras el éxito decide pasarse al toreo a caballo y se despide rejoneando, ¿por qué decidió hacerse concertista de guitarra?

 

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R: –El que baila sabe cantar y tocar la guitarra, y al revés… tengo que cuidar mi música y mi trabajo, por eso siempre hago lo mismo.

P: –¿En qué se parecen la política y el flamenco?

R: –¡Que delante de todo el mundo se ponen verdes los unos a los otros y al final terminan comiendo juntos… y casi todos los días!

P: –¿Se puede decir que los políticos y los flamencos van juntos de la mano?

R: –Vea que se nos olvida el cura, porque no hay artista sin religión autonómica.

P: –¿En qué fechas del año hay más trabajo para el flamenco?

R: ­–En Navidad canta cualquiera y en Las Islas Caimán con bañador.

P: –¿Sabe usted que no tengo ninguno de sus discos?

R: –A mí también me pasa, se me han olvidado, pero tampoco los he oído.

P: –¿Qué es la audiencia?

R: –¿La provincial…?

P: –No hombre, la que el artista tiene enfrente, ¿qué significa para usted el público?

R: –Yo desde el escenario no veo a nadie, sólo pienso en el dinero que me cuesta el fandango campino, en el impuesto del iva y en el que iba a venir pero al final no vino.

P: –¿Qué le parece el fenómeno electoral del grupo Podemos?

R: –Tiene nombre de un espectáculo de El Nebrijano, el que cantaba aquello de Tanto monta Podemos que desmonta tanto / que de la olla se llevarán otro tanto…  en sus camisetas llevan un espermatozoide que se muerde la cola… y en el logotipo siempre veo una pandereta, vibrante, o la boca de una guitarra, que queda más fino.

P: –¿Qué piezas forman ahora su repertorio como guitarrista solista? ¿Es amplio y variado? ¿Es propio o ha rescatado obras clásicas?

R: –Ahora ando negro, como mi amigo Leovigildo Brouwer… por la mañana en el sofá me las arreglo muy bien, voy tremendo, pero por la tarde la guitarra pesa más y parece que se va haciendo más grande a medida que se acerca la noche.

P: –¿La música envejece?

R: –Como la voz de los locutores de radio y la de los actores de doblaje en el cine.

P: –Siendo usted ex bailaor, ex cantaor… ¿qué piensa como profesional sobre sí mismo al estrenarse a la vejez como guitarrista? ¿Cuándo debutará?

R: –Dicen que me han programado para la bienal del año 2049… que caerá en impares, porque las democracias son como las tostadoras eléctricas, no duran tanto como la gente se piensa…

P: –¿Cómo es su proyecto?

R: –Es intergeneracional, casi fantasmal… trabajo sobre la obra de una artista que todavía no existe, pero que es real y contemporánea, pero desconocida, así que aún  no está finalizada… me faltan diez minutos.

P: –¿Se trata de una mujer común, de una video-escultora flamenca o de una compositora de porno-óperas de estilo steampunk y electrónicas…?

R: –Ella no existe, pertenece al futuro, como el arte y los artistas, como la ciencia y los científicos, como Stephen Hawking cantando su cíborg-fandango, y no sabemos si ella será ella… no sabemos si trabaja actualmente en la ONU o si está encalando la Giralda  o la Puerta de Alcalá… no sabemos si ella es la hija de nuestros nietos o si ahora mismo se está prostituyendo disfrazada de oso de peluche con una beca en Berlín… además el argumento no tiene tanta importancia porque la obra es instrumental.

P: –Por cierto, ¿qué es el flamenco?

R: –He deseado siempre que me hicieran esa pregunta, porque cuando hablo ya estoy cantando, estoy haciendo flamenco, que es lo que está pasando ahora mismo.

P: –¿Está de acuerdo con que las alegrías de Cádiz son jotas aragonesas?

R: –El cantaor cockney Juan José Téllez dice que la letra más profunda de la jota es que las vacas ya se han escapado… fíjate tú que se ha tenido que morir Peret para que los periodistas descubran la palabra “rasgueo”  y la técnica de los ventiladores, ahora que la fábrica de electrodomésticos Fagor ha sido cerrada… pero seguirán expoliándonos porque al final nos vendemos muy barato, nosotros, las casas antiguas y las parcelas de la costa andaluza.

P: –¿Qué le diría a los jóvenes flamencos?

R: –Que por muchas guitarras que le compren a Vicente Carrillo sepan que el cantaor nunca viene dentro; como ocurre con la pornografía de los videoclubes, en la que la foto de la carátula no coincide con el contenido. Y advertirles a la mayoría que la comprensión de la música pocas veces sale del orificio de sus guitarras…  y que tengan cuidado con la limitada imaginería del flamenquismo, que se les ocurra algo, otras maneras originales de expresarse… ¡Ah, y que no se lo gasten todo en caviar!

P:–¿Qué es un CANTAOR?

R:– Para la gente sólo es un loco que entona mantras masoquistas en terapia de grupo…

P:–¿Qué es la GENTE?

R:–Un ejército de sordos que critican cuando no imitan.

P:–¿Qué es la GUITARRA?

R:–Un contestador automático… un buzón de voces… es el educado eco que mantiene nuestra pequeña industria.

P:–¿Qué es el BAILE?

R:–Agitar el culo pero metiendo los riñones, en un viaje pedestre que en teoría te tiene que llevar hacia el final de la noche de Walpurgis.

P:–¿Cómo le gusta que sean los TRAJES DE GITANA?

R:–Los hay de popelín y de hasta un millón de pesetas… yo mismo vendo uno con torerita a juego, con bolsillo en falda interior, puesto una vez… y en buen estado. Los que se hacen con células solares flexibles y leds aún no los he visto en los escaparates.

P:–¿Qué es el CANTE?

R:–Es el tiempo comiéndose al tiempo… todo el mundo estético creía que las artes serias  se comerían a la moda del gitanismo, pero el gitano al final se ha comido al arte clásico-clásico… ¡y hasta al mismo gitano!… es un canibalismo que sólo hay que ir a Zafra para verlo en las saturnales…

P: –¿Qué es la CEJILLA?

R: –Un recurso de propaganda electoral… y el indicador de la potencia física, un dedo postizo que señala la fuerza que tiene el que canta, un freno de los delicados guitarristas modernos en definitiva.

P: –¿Prefiere las cejillas plásticas o de ÉBANO?

R: –Prefiero la goma de amarrar lechugas para formar el taco de billetes… ya se sabe que con el tacón siempre se pisa mejor y se anda con más garbo que yendo descalzo.

P: –¿Por qué ya no se baila con el SOMBRERO?

R: –Aunque parezca lo contrario debido al número que alcanza la plaga, los flamencos ya no somos conejos… pero la mayoría de ellos tienen muy poquita magia y fantasía.

P: –¿Qué opina de los ZAPATEADOS vertiginosos?

R: –Hay mucha burra escarbando en el aire y mucho pollo mojado y veloz… me fui de España cuando ponían en los cines El luchador manco, volví treinta años después y me encuentro que la reponen todas las semanas en la televisión…

P: –¿Una BAILAORA que le guste aparte de Ana Parrilla?

R: –La Yali… y de hombres el Botafuego, que se ponía unos cuernos de toro que cogía de la tienda de vinos de La Habana y se los ponía haciendo estatuarios… pero ya no está para esos trotes.

P: –¿Cómo ha evolucionado el BAILE flamenco hasta el baile actual?

R: –En el uso del agua de peinado, que no la encuentro ya por ningún lado… se están cerrando todas las peluquerías… ahora se lleva el pollo mojado, dando latigazos con el pelo… dejándolo todo encharcado…. es peligroso para la empresa… te puedes quedar ciego.

P: –¿Conoció usted al CIEGO Palanca?

R: –La palanca la conocería bien la mujer del ciego. Pues no.

P: –¿Qué le dicen EXPRESIONES como “hoy por fin me empieza a gustar el flamenco”?

R: –Que la gente siempre llega tarde, la media del retraso cultural suele tener un periodo de unos cuarenta años más o menos… entonces a esa gente se le llama después masa ¿comprende?

P: –¿Y la FRASE de “el flamenco me ponía malo”?

R: –Ese hombre es que no estaba ya muy bien…

P: –¿Qué piensa sobre el tópico del aprendizaje de la música a través de la radio que tenían todas LAS MADRES DE LOS ARTISTAS?

R: –Yo vi un anuncio luminoso de Toshiba en el extranjero antes que un aparato de radio en toda mi calle durante la infancia… es igual que ahora, que quieren hacernos creer que todas las personas tienen internet, una casa y vacaciones… ¿o es que todo el mundo es artista ahora y resulta que todo quisque se ha criado con el disco blanco de los Beatles?… yo le diría a todos los cantantes que hay una diferencia muy grande entre ser transmisor y ser un transistor.

P: –¿Qué es una BIENAL flamenca?

R: –Una ginkana de tostones muy bien hecha… y el barbecho de unos discapacitados escénicos del módulo de una formación profesional de repetidores del curso de diversificación… ¿no se dice así ahora?… te lo conté antes tomando café. Estoy deseando ir.

P: –¿Qué es un DISCO?

R: –¡Un huevo frito negro! Los míos.

P: –¿Y una CASSETTE?

R: –Una chicharra al revolver.

P: –¿Y un ESCENARIO?

R: –Es lo que está al final del pasillo de un autobús.

P: –¿TABLAO o TEATRO?

R: –El que esté más cerca de una autovía o de una estación de tren… pero suele pasar que en la casa de uno es donde se está más lejos…

P: –¡No es ése otro TÓPICO?

R: –Como la casa de la ópera de Manao…

P: –Elija su GRABACIÓN favorita…

R: –El chip que llevo en la tarjeta de sanidad… aunque no funcione… no estoy tan cotizado en la seguridad social…

P: –¿Pero es que a USTED no le gusta nada?

R: –Sí hombre, me gusto yo… como a cualquier cantaor.

P: –Insisto para finalizar… ¿qué es el fla-men-co?

R: –Es música económica-acústica, inquietante, aleatoria y en seria descomposición. ¡Encantado!

(Nota del autor:

Una vez concluida la charla y durante la breve despedida, el flamenco puso en el equipo de música del salón una cinta con aplausos grabados, que todavía se escuchaban tras cerrarse la puerta del piso. En el descansillo no había ningún aparecido, ni migas de pan. No vi a Tintín, ni a El Gitanito Esquizofrénico, ni a Luis Carandell encantados).

¡Adiós, bombón…!

 

27.sep.2014 FLAMENCO Y YO

A Antonio Orihuela

En una serie actual de dibujos canadienses no puedo dejar de reconocer en uno de los personajes al artista Juan Ramón Jiménez, pero animado. El personaje de la ficción reina solitario, habitando un castillo de hielo, donde va coleccionando en sus mazmorras a diferentes princesas, cautivadas por la magia de sus encantos.

La asociación con la torre de marfil del poeta se revela entonces en un gag, cuando el rey es chamuscado por un rayo maléfico y su larga barba blanca se convierte en una oscura perilla humeante.

Vino inmediata la imagen del joven poeta, que reinó en el Madrid modernista con el nombre dado por sus amigos bohemios de “el príncipe Otoño”, debido a su excelencia poética, su mano cortés siempre fría y lánguida, y por el conocido éxito que tenía con las mujeres.

Pensemos que en el eterno Madrid pueblerino del siglo diecinueve, el juguete más caro y complicado del que disponían los artistas e intelectuales se trataba de un artefacto llamado “libro”, comparable a los medios audiovisuales que a finales del siglo veinte convertirían la cifra de cortometrajistas y videoartistas mucho mayor que la de los literatos de las primeras vanguardias europeas.

flamencoyyopielfort

 

Calculemos que hoy Juan Ramón Jiménez para las nuevas generaciones no es ya ni siquiera la mancheta de un rostro en la página de una enciclopedia, porque no se usan;  tampoco es el señor tan serio con barba de chivo que hablaba de un “burro”, y que se asoma con ojos cerámicos desde los medallones conmemorativos de los edificios, porque los anaqueles desaparecieron hace mucho también de los parques públicos.

Hoy Juan Ramón Jiménez es simplemente pues el nombre oficial de muchos institutos públicos de educación secundaria que suelen llevar nombres de poetas, y a los que nadie quiere llevar a sus hijos, porque nunca ha habido calefacción, porque siempre están situados en los extrarradios, y porque son construidos con recicladas casetas o barracones de obras llamadas ultraístamente caracolas, donde las madres “aparcan” a sus hijos, una manada de odiosos delincuentes que no son precisamente niñosdioses.

Ayer Juan Ramón Jiménez fue el protagonista de la escena literaria modernista, y de sus propios versos, habitados por resplandores de la nueva sintaxis que pretendía alumbrar. Él era un tren amarillo de octosílabos asonantados y polisindetones, que traqueteaba la vía estrecha española diciendo vermut-vermut-vermut y que llegaba desde la marisma hasta Madrid acompañado de unas NUBES amenazadoras y propias de novela gráfica:

 SUBO A MADRID  (BAJO AL JARDÍN)

 –Bajo al andén. ¡Son poetas!

–¡Espera, espera… Juan Ramón!

Un abrazo. ¡Ven!

–¡Y miro que es otro poeta!

–¡Por el andén; sí es él!

–¡Espera, espera, sí… tú… el de Moguer!

Corre el poeta hasta Burdeos

Que no lo pueden coger.

 

Desde entonces los bohemios de la capital de España, convertida en asilo de niños con inquietudes literarias y artísticas, celebraron cada una de sus estancias y visitas, pero sobre todo y siempre sus libros. Aunque no se vendieran tanto como la gente suele creer y se apilaran en los pasillos de las editoriales.

El recordatorio de la época es ahora obligado, porque muy pocos pueden imaginarse hoy entre píxeles, plasmas, leds y pantallas táctiles, el gran impacto visual de los sofisticados libros editados con textos en tintas magentas y verdes, formando laberintos y jardines lejanos sobre el blancor bellamente desperdiciado y excesivo de las páginas poéticas.

Hoy se puede convertir el jardín en interfaces personales, poniendo sensores en los columpios, fuentes y quimeras, que se conectan al teléfono móvil mediante una aplicación, para fomentar el juego y el recreo con los demás paseantes y disfrutadores de los parques y los videojuegos. En el jardín hay una fuente de vermut donde bebe una quimera…

Pero yo ya tenía la primera versión del juego simbolista en el Spectrum 48-K, donde sobre un prado verde fosforito se levantaba un sencillo laberinto de setos bajos, que era recorrido por dos monjas –una con el hábito verde y la otra con el hábito morado- y que competían con sendas bandejitas plateadas por llegar una antes que la otra hasta el mismo centro del juego de geometría vegetal, donde Juan Ramón Jiménez vestido de lino blanco y sentado bajo un cenador, esperaba su copita de ajenjo.

El premio de la partida del videojuego era un cigarro electrónico, porque el poeta sí que fumaba, pero sólo cuando se recluía en los sanatorios.  Y en el fondo lo hacía para no dar tabaco, porque Juan Ramón Jiménez consideraba sus clausuras médicas en las residencias más baratas y confortables que los hoteles casi inexistentes tanto en Burdeos como en Madrid.

Era mucho más sano recluirse en esas clínicas ajardinadas que ser asaltado a la salida del Palace por autores que transmitían papilomas y verrugas dando la mano, y que soltaban espumarajos tuberculosos en la exaltación de las salutaciones.

El poeta, que había escapado del desierto del sur, ya había subido a la gran montaña negra de las Visiones y había sido bendecido por la mano de Rubén Darío, como le pasó a Moisés con el ovni en la cima del Sinaí.

Juan Ramón Jiménez no necesitaba ya de los cafés-de-artistas, ni relacionarse con sus habitantes, con las diarreas y gastroenteritis, con los autores de la busca, con bronquitis  y herpes labiales, con las tediosas tertulias, con los cigarros confeccionados con uñas ennegrecidas y los periódicos manoseados, con las endebles revistas literarias, con los divanes que olían a culos y meados, ni con las cabeceras de la prensa caduca y efímera.

Además en los cenáculos y capillas artísticas no se liga nunca. Nadie puede enamorarse en los ateneos y las sociedades de lectura, porque se está siempre rodeado por falsos casados, solterones con abrigos de pieles, morfinómanos, desdentados, calaveras, alcoholizados, intersexuales y conferenciantes con gafas que dominan la cripta.

Juan Ramón Jiménez nunca tuvo problemas con el eterno femenino, y no necesitaba llevar una vida novelesca de literato, él había dejado el Parnaso una vez que consiguió las escrituras de la parcela lírica, e iba lanzado hacia el futuro artístico con la fuerza del ferrocarril, huyendo de la GENTE, de los acreedores y sobre todo de su psiquiatra, al que había aplicado un tratamiento de cornupecia.

Estamos hablando de unos tiempos modernos, cercanos a los años locos, en un siglo veinte donde todavía había personas que seguían retándose y batiéndose en duelos, incluyéndose a los directores de periódicos rivales.

Algo que contrasta con nuestros días (si es que no son de otros), cuando se produce la máxima infantilización de poemas narrativos como El Quijote y Platero y yo.

No es el primer atentado que sufre el burro, habiendo sido el único motor de la civilización hasta la revolución industrial. Desde el uso de su quijada por Caín hasta el burro explosivo de Alberti, el burro ha sufrido desde siempre, ha sido convertido incluso en logotipos del partido demócrata norteamericano de Obama (del Nobel de literatura hasta el Nobel de la paz) y del nacionalismo del hombre blanco catalán, como cantara Soto Sordera en una de sus bulerías. Pues a Juan Ramón Jiménez le pasó lo mismo que a su burro. Él, que había triunfado artísticamente siendo UN andaluz, y que desde su juventud se llamaba a sí mismo “el andaluz universal” (demostrándolo en sus romances y en el cantábile jondo de sus versos) sufrió igual que su burro. Pronto se lo recordarían en la Residencia de Estudiantes, cuando le dieron una mierda de puesto como bibliotecario de los niñatos residentes, que como pArias tristes de la incipiente cinematografía destriparon al mismo poeta Juan Ramón Jiménez, que fue expuesto y abierto en canal sobre un piano en un film primitivo que incluso motejaba al poeta de “perro andaluz”. ¿Piensan en Fellini sentado detrás de una ventanilla, llevando la videoteca de un colegio privado en el que están internados Almodóvar, Trueba y Garci?

Es que a la gente NO le da coraje que al burro-andaluz le suene la flauta, sino que el burro o el andaluz la toque de puta madre.

De todas formas la película nadie la ha visto entera. Y ningún politiquillo ha leído el libro Platero y yo.  Por eso sigue infantilizándose el tópico de un libro donde hay inmigración, lumpen, sexo y terror;  porque los burros desde la antigüedad se han usado para defender a los rebaños ganaderos del ataque de los lobos y alimañas del bosque; porque todos los españoles se han peinado siempre con huesos de burro hasta la invención del peine de plástico; y porque un borrico puede atacar y comerse vivo a un hombre adulto. Si la sociedad fuera lectora, si se hubiera comprendido la lírica jonda del Platero, si hubiera corrido otra suerte el poeta y sus triángulos amorosos, quizás en las carreteras y autovías actuales, junto a los toros de Osborne y los Tío Pepe con las guitarras y los sombreros, habría un reguero de esculturas metálicas y sonoras creadas por Margarita Gil, siluetas de chapa de un burro excitado anunciando cualquier brandy o vermut moguereño. Y menos mal que no. Pero pocos encontrarían la similitud del famoso burro escultórico con la sombra metálica del pánida, del sátiro espectral, del poeta andaluz que cambiará su vida artística al contraer matrimonio.

La monja Magenta y la monja Verde sufren del efecto de escalera en el pixelado de sus hábitos. Cuando cruzan sus caminos dentro de el laberinto de la pantalla, rápidamente se meten mano, arremangándose, soltando sus bandejas y derramando la copita de ajenjo, de anisado o de bromuro. Y mientras se pelean como ninjas por convertirse en las enfermeras favoritas del poeta, éste bajo el templete blanco exhibe sonriente una cola irisada de pavo real, como el respaldo colorido de una silla hindú de ratán, que desaparece cuando las monjas retoman su camino hasta el centro del laberinto donde las  espera Juan Ramón.

Sí, pero… ¿qué aportaciones, logros estéticos y hallazgos expresivos consiguió el poeta? Acaso parece poco el fandango de aunar diferentes estereotipos pornográficos de la actualidad en la vida real (de hace más de un siglo), bebiendo láudano francés, fumando cigarros de kif importados de Marrakech, sentadito entre lecturas al sol de jardines ingleses, y sin tener que ir a los carnavales ni al barrio de don Hilarión…

El mismo Lorca no paró en la imitación del cristo de Moguer, y hasta viajaría a Nueva York después de que Juan Ramón Jiménez se casara allí con Zenobia Camprubí. Y al igual que Juan Ramón compuso el Diario de un poeta recién casado, Lorca se llevó patinando en Central Park más de tres horas seguidas pensando, dándole vueltas a la pista y a un nuevo poemario, con Langston Hughes cogido de la mano, agregado culturalmente, para que no se cayera.

En 1931 se inventó la fotocopiadora. Ahora estoy en Moguer y tengo unas cuantas fotocopias en la mano, porque Antonio Orihuela me ha invitado a los encuentros poéticos “Voces del extremo”, que organiza la fundación del Nefelibata, que es como llamaba Rubén Darío, el indio zapoteca,  a Juan Ramón Jiménez.

Es noche de verano en un patio andaluz, bajo la fronda de unas buganvillas y junto a un pozo lindero lee en público la poeta Inma Luna. El auditorio ocupa todos los asientos situados en el patio. Atento oigo y observo todo el recital desde un salón contiguo, que está oscurecido para favorecer la atención al proscenio, estoy detrás de un cierro que me permite ver casi sin ser visto, como en un balcón bajo de un teatro antiguo.

Estoy allí por no molestar, por levantarme, ir y volver a la barra de la taberna de la casona -que pertenece a la peña flamenca- y así no tener que cruzar entre los escuchantes. Pidiendo el vino y transportándolo, un indígena me está dando la brasa que me he buscado, y acabo de nuevo en el escondite poético antes mencionado, con mi nuevo amigo como compañero de improvisado palco, que no para de hablarme al oído mientras Inma Luna -entre poemas- improvisadamente anuncia que va a dedicarme un texto de los que componen su lectura. Veo que me busca con la mirada entre el público y que no me encuentra, da lo mismo porque estoy entre bambalinas, a menos de cuatro metros de distancia de ella tras la reja, pero la poeta en voz alta dice que ya no me dedica nada y que retira la dedicatoria. El moguereño sigue hablándome muy bajito y me hace una invitación que acepto. A él lo he visto antes al mediodía, entre el paisanaje de hombres mayores en un mosto adonde me llevó Nel Amaro. El moguereño lleva una gorra de béisbol desgastada por el sol y el trabajo, luce bigotes y barba rubiasca, pantalones vaqueros y una camisa a cuadritos de manga corta. Me dice que ha sido mercenario durante varios años en la guerra de Yugoslavia, que me vende una parcela arbolada en el mismo Moguer pero tirando hacia Mazagón, y que el metro cuadrado será baratito, puesto a precio de artista…  Pero el misterio es otro, y me la juego saliendo anónimo del recital, caminando de noche con el desconocido que luce tatuajes de militar y que me conduce al cementerio como guía poético. Me ha jurado que me va a presentar a Juan Ramón Jiménez en persona, que si querría verlo, porque el mercenario estaba encargándose ahora de unas obras de adecentamiento de la tumba, y que aquello era como suyo.

Habiéndome prometido también el regalo de un libro original del poeta, que ha encontrado en el lugar de trabajo, le sigo como un inocente inmediatamente. ¿Y si se trata  del libro erótico perdido de Juan Ramón? ¿Y si es el manuscrito del folleto que Juan Ramón pensaba publicar denunciando a todos los escritores que le copiaban y se apropiaban de su nuevo estilo y sus descubrimientos estéticos, y en el que se aportaban recortes de prensa y subrayados de revistas que lo demostraban documentándolo?

Con la oscuridad del trayecto y la empresa, en cualquier momento mi cuerpo encarnizado podría servir de abono para las plantaciones de mariguana… o de pienso para el ganado… pero la idea de encontrar el dibujo original de las guardas de las ediciones con el símbolo del perejil… o la carta adolescente en la que el poeta-tipógrafo reniega de la letra ge por la grafía de jota, motivado por su asco al nombre del colegio Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María, donde se educó…

Y allí estaba hecho un puñado, como sus versos desnudos, en un traje desencarnado… el apóstol social era un peje de fondo… metido en un ascensor oxidado. Todo era verdad, allí estaba todo abierto, a mano y accesible… con la lápida de un palmo de gorda desplazada, como el separador de un libro cejado… Automático vuelvo sobre mis pasos, hacia los primeros alumbrados… no me acuerdo ya del mercenario, por fin hay cemento, adoquines, alquitrán, asfalto bajo mis pies… luces de un coche que pasa, de los escaparates de los comercios, las sillas y mesas de plástico de un bar que está cerrando… y de repente otra vez el mercenario, que se despide en movimiento y me dice que mañana me buscará con el mandado. Llego al recital, vuelvo a la vida, ya me he olvidado…

A la mañana siguiente, desayunando en La Rábida, el mercenario me encuentra y me da una bolsa de plástico. Cumple su promesa, se marcha, se despide rápido.

Abro el paquete pensando que después tendré que lavarme las manos… y tengo por fin el libro mágico: un resumen escolar machacado de Platero y yo, editado creo que por Anaya, en el que se esconden un pequeño afiche ochentero -gastadísimo por las dobleces- de un seminario sobre Fermín Salvochea… una pegatina vieja sin usar y sin pelos adheridos del P.S.U.  y un billete colorado de dos mil pesetas -ya fuera de circulación- que se adornaba con la efigie de Juan Ramón Jiménez y que nadie quería:

 UN PAPEL SE CAE  (DONDE PONE)

 ¡No le toques llamas

a los plásticos

que así es el invernadero!

 (Abstente que la bohemia

es lo que sale en el B.O.E.)

¡Caramba!

 

 

 

 

 

14.sep.2014 ¿DÓNDE ESTÁN LOS LOCOS?

¿Dónde están los locos? Durante el duelo de Paco de Lucía yo creía que algún gadita- a- lo- salvochea tiraría del cable de la unidad móvil de la televisión de Canal Sur, desenchufándola e interrumpiendo la retransmisión de los carnavales de Cádiz. ¿No se lo merecía el maestro? Pues no se suspendieron los carnavales y el teatro Falla rebosaba esa noche de autores y politiquillos. ¿Dónde estaban los locos, las máscaras, las sibilas, las bailarinas desnudas, los poetas y los caricatos?

Cuando se prohíbe el trabajo del músico callejero y se impide casi por completo toda la actividad de conciertos en los locales culturales y de ocio, entonces se convoca a la gente para que saque su guitarra a la calle en una concentración “oficial” , como en el día de San Antón, para homenajear al desaparecido Paco de Lucía.

Yo creía que los músicos iban a hacer una pira con las guitarras, una verdadera ofrenda clásica, un acto solemne y antiguo,  una obra colectiva de verdadero arte grande, iluminando la ciudad como Eduardo Arroyo hizo con el pabellón de la exposición universal… y todo en una catarsis de ventiladores stockhausenianos… pero lo que hacían los tocaores simplemente, a ras de suelo, sobre el acerado, donde el carril-coche de caballos, era todo un cerdeo zumbador y cacofónico, que los músicos administraban sentados sobre sillas con chicles pegados que habían sacado del ayuntamiento, del mismísimo despacho de Juan Guerra. Mi primo.  NiñoMiguel-Pielfort

¿Dónde están entonces los locos? ¿Dónde están esos artistas que han sublimado el flamenco hasta nuestros días  y por los que este arte ha sido adorado desde su invención por estetas, artistas y músicos verdaderos? ¿Ahora sólo quedan los discípulos domesticados? ¿Nadie bordonea sobre el tranvía que derrumba con su meneo la catedral de Sevilla?

Allí en la concentración de objetos-guitarra lo que había era mucha madre con sus niños y políticos jugando a la casita.  Será cierto lo que dice Kiko Veneno de que “el flamenco está pasando por un estado de hibernación” ; y que ya sólo hay flamenquito apaleado o palitos congelados… pero el motivo es que en el sistema de actuaciones y recitales, las  peonadas flamencas siempre se las llevan los mismos, que siempre se las apuntan a los jartibles de las bienales, a los  actuales profesionales del aburrimiento y que son los que sí estaban sentados en esas sillas, tan concentrados y entristecidos, que ponen la cara de llevar la cuenta, de los intereses, de las antífonas, de los dineros, o de los días que les quedan para obtener el subsidio de motetes… son tan tristes estos sucedáneos contemporáneos que usan el  semblante de tener a alguien en la cárcel, o a muchas sobrinitas hartas de purpurina dándole el currículo y que bailan todas con un hopo de gimnasta rítmica y como si estuvieran arrancando una moto.

¿Dónde está el flamenco de la locura, el de los locos, el de los creadores? Los locos ya no están, faltan, no los llaman, o no los quieren… ¿dónde están los locos que hacen la señal de los cuernos y escriben con tiza sobre el suelo del escenario las cifras del dinero que les deben…?  Simplemente se les omite, los locos ya no están porque la plantilla de artistas del aburrimiento quedaría en evidencia, por eso el flamenco ha hibernado tanto que hasta se ha congelado, y se resquebraja por culpa de tanto bailaor dándole al pause.

Stravinsky decía que el baile de la Paulova se había petrificado. Hoy lo único que veo en el paisaje jondo es la fila de imitadores del solitario Israel Galván, que se suceden todos gesticulantes, tanto machos como hembras, toqueteándose las caras,  aquejados del tratamiento de rayos galvánicos, convirtiéndose en copistas de los gestos de su lenguaje, y hasta haciendo con el aparato de sus sexos el péndulo cónico de Israel (en esencia propio de la Triana primitiva), y caminan juntos, van en fila andando como un millón de falsificadores por la carretera de Marinaleda, como la legendaria cadena de jorobados de Cádiz que pedía la independencia del ducado de Medina Sidonia, todos artistas y haciendo de émulos y replicantes, más repulsivos y doblados que las fichas del ajedrez magnético de Fournier.

El cartel de la bienal de flamenco de la edición que viene será la copia de la nómina de la directora. Ampliada. Gigante. Una auténtica obra de arte.

 

Aviso: Las  camisetas con la leyenda de “SE BUSCA TOCAOR DE 8 BYTES” ya están a la venta en la librería sevillana La Fuga, (preguntar por Luis).

Y la exposición anunciada será comisariada por Weber Lutgen.

 

 

31.ago.2014 PALO CORTADO

Un narcotranco se ha comprado una bodega y quiere un cantaor para estrenarla con una pequeña reunión privada, mientras beben vino, comen jamón, langostinos y pescado frito. Es para mañana y no hace falta guitarra.

­–¿Y fulanito?

–Ése es un chori.

–¿Y zutanito?

–Ése no sabe cantar.

–¿Y mengano?

–Se ha metido en política y no quiere que le vean…

–Pues llama al Telefunken.

–Está muy mayor… sufre del corazón y moriría con la excitación de tener señoras guiris tan cerca.

bailarsincabeza pielfort

–¿Y el Monopoly?

–Ha dejado de beber… ha cambiado el amontillado por la cerveza.

–¿Y el Niño Judío?

–Se ha ido a Canarias para ver a una hija que pincha en una macrodiscoteca.

–Habrá que llamar a algún gremlin al final.

–Sólo funcionan en grupo.

–Pero no habrá jaleo, se trata de pasar el mediodía tranquilito tomando unas copas dentro de la sacristía de la bodega.

–Sólo nos quedan los gremlins…

Los gremlins piden dinero fiado y constantemente tabaco, se cuelan en cualquier coche, molestan a las mujeres y a los viejos, palmotean en demasía -como si hubieran descubierto que tienen pulgares y extremidades-, actuando descomponen sus figuras, hablan con la mandíbula batiente, machacan pastillas, van mascando el aire, repiten una y otra vez las mismas frases, derraman los vasos, roban botellas y se llevan las copas de bohemia, se ríen todo el tiempo sin motivos aparentes, se les ahuevan los ojos a unos y a otros se les achican, lucen boqueras como los gorriones y pescuezos como los buitres, confunden los abrigos y no distinguen entre la noche y el día.

–¡No seas ceciliano y llévate un gremlin!

–¿A quién?

–Pues al hijo del Telefunken.

–Ése es un chorizo.

–¿Y el hijo de El Monopoly?

–No puede mezclar la bebida con la meditación.

–¿Y el hijo del Niño Judío?

–Está en las nuevas generaciones de la banda de cornetas y tambores de la burrita, pero lo que le gusta es tocar la caja en carnavales, habrá que preguntarle.

–Tendrán que venir los tres, son inseparables.

–Total, cobrarán como uno…

–Resultarán más baratos que el pescado frito.

–No sé, no sé…

–Siendo tres pegaría llamar a un guitarrista también.

–Ya puestos.

Los gremlins con la guitarra no tienen mucho carrete, la pierden, la cascan o la empeñan, son muy cambiantes y ajumados en bodega olvidan pronto el trabajo musical y se ponen a torear de salón haciendo desplantes, hablan de la luna e incluso vomitan. Un tocaor de verdad siempre se parecerá más a un empleado de banca que a Ara Malikian o Mischa Maisky.

Entre todos los gremlins del cuadro flamenco tenían un diente, y ahora un sueldecito, que ya habían empeñado de antemano para ponerse por adelantado y así cantar “alante” en la bodega. Van muy contentos y puntuales con las señas, acercándose a la pequeña fiesta, donde ofrecerán lo que saben hacer y que han perfeccionado en la calle, en el talego y en las puertas de los bares: cuatro canapés de medios cantes con una tonelada de jaleamientos reconocibles, irritantes y demasiado familiares como parte de la música, como si fueran otro instrumento. Y todo repartido según la técnica de la escuela antigua del ahora tú que después yo…

Y unos extraños son los que se miran, cuatro extraños son los que entre los coches inspiran, unos extraños llamando delante del portón rojo de la bodega, con más mala cara que los flamencos residentes de la Casa Patas del Terror .

Hay algo en sus miradas que los domina cuando un sicario del narcotranco se asoma  y les dice que se vayan, que ya pueden irse, que ya no hacen falta para la fiesta porque han contratado a última hora a un toro mecánico. ¡Eje!

 

14.ago.2014 ATENCIÓN AL CLIENTE

Bailo sevillanas desde que levantaba dos palmAs del suelo. Y la verdad es que he crecido. Pero solamente he ido una vez en toda mi vida a bailarlas, porque bailar un par de ellas es divertido, pero toda la noche cansa a cualquiera.

Eso sin mencionar que estos lugares flamencos están llenos de gente de lo más rara, rara, rara. Y un día por hacer la gracia es fantástico ir, pero seguir yendo más da pereza. Por lo general en este tipo de discotecas temáticas, especializadas en un tipo de música, a las que van personas que superan la treintena son caros y resulta prohibitivo tomarse más de dos cubatas. Así es el lujo, que no está hecho para los veinteañeros y los mileuristas.

Estoy cansado de tratar de demostrar que España no es sólo el sol, los toros y el flamenco. Es cierto que forman parte de nuestra cultura, pero no de toda la cultura de nuestro país. Si te das un paseo por el centro de Madrid siendo turista, te das cuenta de que seguimos anclados a estos estereotipos.

Quería desaconsejar la asistencia al flamenco. Hay mal alcohol, el trato al cliente es terrible. La encargada del local no está bien de la cabeza. No se acuerda de mí. De vez en cuando ves inquilinas no deseadas. Y todo sin contar el ambiente de mafia que se respira por la nula extracción de humos, y sobre todo cuando está presente el jefe, que tampoco se acuerda de mí.

A mi esto del tipical-spanish-flamenco-toros y olé no me va mucho. El flamenco está muy bien decorado, pero si nos quejamos de que los guiris sólo nos conocen por el torero, la flamenca y el palmero, este tablao no ayuda a quitar estereotipos.pielfort-ensaladilla

Fuimos buscando un buen espectáculo de flamenco. Nos lo indicaron como de lo mejor. Pero tal como están ubicadas las mesas, a cuatro filas del escenario, no puedes apreciar nada del espectáculo. Eso sí, hay que aflojar el bolsillo, pero merece la pena. Me pareció muy divertida la mezcla de comida y flamenco, lástima que me pillara con poco dinero en el bolsillo, porque si no hubiese comido.

Te puede gustar mucho o no te puede gustar nada, en mi caso es lo segundo, pues el rollete andaluz y flamenco me van poco. Siempre me ha dado grima el típico sitio para turistas donde se baila y se canta o te dan un palo en la cuenta por estar cerca del flamenco.

Y es que odio que se confunda lo “español” con lo “andaluz”, es una imagen que no me gusta que exportemos y me gustaría que se dejase de relacionar a España con los toreros y las sevillanas, ya que eso no es España, sino sólo una parte de ella. Así pues, se veía a la legua que no iba a disfrutar del espectáculo, pero hay que probarlo todo.

Compré un cupón flamenco para dos personas con el 50% de descuento, me dijeron que el flamenco estaba muy bien y que la mujer era muy agradable… hasta que se sentó con mis padres en la mesa, pidió una bebida y la camarera la cargó en la cuenta. Un detallazo. Intenté quejarme telefónicamente, pero esta mujer no sabe conversar y sólo gritaba. ¡Y cuando le levanto el tono de mi voz ella va y me pide respeto!

Durante un año íbamos todos los sábados. Nos aflamencamos de tal manera que ya no nos podían sacar esa música del cuerpo. El flamenco mola, pero entre semana, porque cualquier otro día no podrás ni entrar. Teníamos mesas de madera. El ambiente te envuelve y los pies se te van solos. Pero no entiendo esa música.

 

 

01.ago.2014 DIME… ARTISTA

–¡Hay cantaores que comen de un cante!

–¿Y qué parte eligen… pechuga o quejido?

–Digo que cantan siempre lo mismo aunque siempre se haya cantado lo mismo.

–Todas las letras que se cantan ya las grabó en su siglo Pastora, La  Niña Despeinada y despojada de derechos y royalties…

–Ahora el flamenco es una misa blanca, más que nunca. ¡Pero hay ministros que comen de una homilía o un sólo decretazo!

–Como los cantaores que trabajan los sacramentos en bodas, bautizos, comuniones y fiestas mayores… pero no hay que olvidar que el cura es honesto y el cantaor no… es muy sencillo: si el sacerdote siempre hace la misa igual está en su derecho… porque no tiene que divertir… el sacerdote no tiene “público”… el cantaor sin embargo se agarra al repertorio,  y al no exponerse está engañando al público, que le coge pronto el tranquillo y deja de divertirse…PIELFORTelementortilla

–No hay situación que de más miedo que un montón de gente callada.

–Es todo un infierno… de gente diciendo que sí, asintiendo con la cabeza encima… mira, uno que creo que me atracó un día con un cuchillo (él llevaba puesto un casco integral y era irreconocible) estaba hablando en la tienda diciendo que prefería la copla al cante por la dictadura jonda… y el caco tenía razón… que es hasta histórica según los hermanos Hurtado Torres…  por eso el cante hoy aburre tela marinera… se ponga como se ponga el personal de la profesión… ¿tú has ido alguna vez a un festival de blues de tres días enteros… en los cerros de Úbeda… metido en Cazorla siendo verano?

–¡Hay tocaores que comen de un acorde!

–La música siempre ha sido un gremio de caníbales… dicen que Boulez se comió a Schönberg… pero lo que es intragable del flamenco global es lo típico… la fotocopia que  siempre aterroriza y repele al diletante, matando la curiosidad primeriza y al propio Flamenco… cuando se empieza a decir vamos a ir a UN flamenco es que la momia de Walt Disney ya está aquí… y viene para comerte porque ése sí que era un caníbal, un verdadero asesino en serie de madres y padres, como las momias artísticas de Edipo-Zapatero y Rajoy-Electra… unos teatrales y trágicos recursos del pensamiento circular griego que ha sido explotado pero no desarrollado por el cantaor flamenco…  que se ha quedado en pulir el gangoseo del lloro que se ha extendido como una plaga de mocos por Madrid… una novedad sonora que demuestra el estado infantiloide de la edad mental del muerto…

–¡Que el flamenco se va a morir antes de hacerse un hombre, vamos!

–De sarampión sería el diagnóstico exacto… o del ébola según el Évora… del exceso de lunares… pero no te preocupes porque esto ya ha ocurrido: el Golem que adoramos ahora sólo es un zombi exquisito, y que encima sufre de ínfulas…  siendo coherente con la visión del mundo que nos ofrecen los políticos caducados… ¿qué expresan los cantaores?… prefiero que se suba alguien al escenario y le ponga un micrófono a una radio que rebobina una cinta… porque en ese acto tan flamenco el zumbido mecánico expresaría mucho más que toda la Biblioteca del Congreso de Washington.

–¿Y a ti te molesta? A mí me puede gustar la repetición, como los cuentos a los niños…

–Sólo he hablado del paso del tiempo… cuando voy a un restaurante donde tienen adornos de cabezas disecadas de toros bravos a mí no me molestan… pero sé que toda la taxidermia entera sigue descomponiéndose, y que los restos del toro reseco están flotando en el aire, llegando a tu plato y a la bebida… te la llevas en la ropa y en las narices…

–¡Pero hay bares que comen del toro que tienen expuesto!

–Sí, con tomate, porque está durísimo… eres todo un adicto a la repetición, primo…  y por tanto al simulacro y sus artistas. Adiós. ¡Bombón!

 

15.jul.2014 LOS DESAFLAMENCADOS

Encasquillado en el silencio, el cantaor Mediominuto ensaya su último trabajo con un tocaor obediente, nada aventurero y mercenario -como lo son casi todos los tocaores-  delante de un técnico de cultura metido a diseñador de festivales y que hace una prueba de luces y sonido, chequeándolo todo menos el dinero.

El Mediominuto desde que descubrió el silencio por culpa de Juanito Jaula -que le dejó un libro- no supera en sus cantes los treinta segundos, y se ha vuelto peligroso en las actuaciones: en todas sus piezas se limitan a decir el título de las mismas, durando las obras el mismo tiempo que se tarda en nombrarlas.

Justo ahora ha acabado de interpretar su famosa “Dinero lento / fandango rápido”.

–¡Ahí lo tienes… págame!

–¿Y eso es un fandango?

–Ahí está tirado, ¿qué digo…? Totalmente expuesto.

–Pero si parece un vómito desparramado en el suelo.

–No lo puedo levantar más.

–Recompóngalo.

–Dicen que sólo grito, berreo y me agito…

–¿Y ya no cantará más?

–Todo termina cuando sale la gorda… como en la ópera o en la democracia… y a ellas nunca le objetan nada.

–¡Repítalo inmediatamente!

–No, no y no.

–Un cantante es cantante precisamente porque repite.

–Sí, me di cuenta demasiado tarde… debería haberme dedicado al alquiler de andamios y maquinaria de obras… como La Fura dels Bauspielfort desaflamencados

 

El guitarrista se ha adelantado, esperándole, ya no sabe qué hacer. La armonía de timbres achicharradores de los bloques de pisos de protección oficial continúa, y hace varias llamadas al cante. Ahora sacude la guitarra como una sonaja.

–¡Cante de verdad o el tocaor se detendrá para siempre!

–Pues que prologue, correré ese riesgo.

–Se está pasando…

–¿Ves cómo siempre al final canta la gorda!

–En la ópera se canta mientras se actúa, Brunilda lucha contra el peso de la orquesta, de sus ropajes, lleva un casco, se sube y se baja, monta a caballo y se lanza a la pira… y lo hace todo cantando, can-tan-do…

El tocaor se marcha. Andando. Co-rrien-do.

–¡Hasta luego Valquirio… te pondremos en una pantalla! –exclamó el cantaor.

–Usted es tonto, abandone el escenario… menos mal que no hay nadie en el patio de butacas… y que esto sólo es un ensayo… –insistió el de los cheques.

–Siempre hay más gente en los ensayos que en los estrenos,  el espectador no existe… –medio canturrea el Mediominuto.

Una limpiadora del teatro, que se jubilará con la categoría de funcionario tipo A por la gracia de la administración local, recorre el pasillo central barriendo cáscaras de pistachos, se encuentra un anillo de oro y dice: –Los músicos siempre son los artistas que más mierda echan…

Todo un drama. Ahora la dóberman de la funcionariatriz se lo suelta al delegado de la camerata  y se esfuma la subvención ad líbitum.

Y cuando se lo cuente al ex teatrero de su marido, que ahora trabaja en el gabinete de prensa de la productora del consejero, se perderá el circuito transautonómico de Flamenco y el folklore alemán que durará dos años y comienza en Gibraltar.

¡Despacito atrás!

SOBRE EL BLOG
Flamencos de alquiler

Blog de David Pielfort.

AUTOR: David Pielfort
DAVID PIELFORT (1971). Salido de una novela de Dickens, es abandonado por los gitanos. Un banco le compró un cuadro. Su voz retumbó en la Bienal de Arte de Venecia, e Israel Galván ha bailado sobre su cuerpo. Otorgó la llave de oro del cante jondo a Paco de Lucía, en una pielfortmance que televisó La 2.
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