Los tapices de Teresa Lanceta ‘bailan’ con la obra de Mónica Valenciano en el segundo ciclo de la exposición ‘tejido doble’

Bailo… como quien escava en el cuerpo, desobstaculizando, abriendo nuevos circuitos posibles que me permitan acceder a su voz… la voz del cuerpo escondido en el cuerpo que baila, me muevo al encuentro de sus posibilidades acústicas, a través de la respiración del movimiento, el cuerpo desplegable, polifónico, dilatando el contacto entre la piel y el espacio, asisto al descubrimiento de texturas, tonalidades, calidades… que emergen en un proceso de revelado desde la práctica cotidiana al suceder en la escucha del cuerpo, como instrumento musical, o… lugar de resonancias.Mónica Valenciano

El pasado 24 de septiembre, se inauguró la segunda parte de la muestra tejido doble, en la que se ponen en diálogo las obras de la artista barcelonesa Teresa Lanceta y la artista y coreógrafa Mónica Valenciano (Premio Nacional de Danza 2012 en la modalidad de Creación). Continuando el proyecto expositivo iniciado con la relación entre Lanceta y Ceija Stojka, los textiles de Teresa se reubican, transformando el espacio para que los visitantes tomen parte de las coreografías y disparates de Mónica Valenciano.

Los 49 dibujos de la coreógrafa, pertenecientes a las series Danza y corpografía (Disparates I), Versículos y dibujos (Disparates II) y Lluvias de ajedrez (Disparates III), han sido dispuestos junto con los ocho tapices de Teresa Lanceta. A los siete mostrados en la primera fase de la muestra tejido doble, se añade un nuevo textil, con el nombre de Tijarafe. Las piezas de Lanceta configuran el espacio atendiendo a la idea de corpografía de Mónica Valenciano o, dicho de otro modo, sirven para delimitar los lugares por los que transita el espectador y sus distintas posibilidades, participando de la confección del «tejido» de la muestra. Los tres tapices principales, que sirvieron como medio para construir la relación entre Teresa Lanceta y las comunidades gitanas que visitó y de los cuales tres van acompañados de textos escritos por la autora, sirven para catalizar la experiencia vivida con Marina, Charo y Rocío, mujeres que inspiraron a la artista en el proceso de creación. A ellos se suman las piezas nombradas con los lugares en los que la artista convivió con las distintas mujeres: El díptico viajero Orán-Alicante y Alicante-Orán, Sevilla, Tijarafe y Red de San Luis.

Es por esto que la relación entre el trabajo de ambas artistas es, al mismo tiempo, creada por el diseño expositivo y creadora del mismo, favoreciendo la participación y, en cierto sentido, la «toma de posición» de los visitantes. Hablando sobre su trabajo, Mónica Valenciano aporta ciertas claves sobre su concepción de la relación entre espacio y cuerpo, la manera en la que la voz y el movimiento pueden escribir (más que describir) el espacio y dibujarlo, tal y como parecen indicar sus dibujos que actúan también como notación coreográfica. Coreografía o corografía, entendida esta última como la composición de un espacio cerrado a través del acto creativo de la danza, el canto, la palabra o el dibujo. Como decíamos, notaciones coreográficas que recuerdan a las de Vicente Escudero, el maestro de Valladolid, que plasmaba en sus dibujos aquellas formas y gestos que luego aparecían en su forma de bailar, de hacer desde lo flamenco sin desvincular su baile del resto de formas artísticas que empleaba. Restos que aparecen en los dibujos y danzas de Mónica Valenciano a través de lo goyesco y del imaginario flamenco, de la animalidad y una voz que balbucea más que habla, pero que nos aproxima a sonidos y gestos propios de nuestro campo.

La relación entre lo flamenco y el trabajo de Mónica Valenciano puede percibirse desde sus obras más tempranas, como en su celebrada serie Disparates, un trabajo coreográfico que le lleva años y que ha presentado en distintos espectáculos de su compañía El Bailadero: Aúpa! (1989), Puntos suspensivos (1991), Miniaturas (1992) y Adivina en plata (1996-97), o en el uso que la artista hace de la voz del cantaor Manuel Agujetas durante sus espectáculos. Algo similar sucede con los tapices de Teresa Lanceta, que sirven para narrar las vivencias flamencas de Charo, Rocío y Marina, así como las violencias sufridas, las tramas que componen sus vidas y los lugares en los que transcurren. Tapices que nos hablan de geografías y que, a su vez, establecen nuevas geografías en el espacio de la pie.flamenca.

A los dibujos de Valenciano se suma la proyección de su vídeo “Ensayos para Nada y Ave”, pieza en la que se muestra el trabajo coreográfico de la artista canaria. Los tapices Marina, Charo y Rocío actúan como paredes para crear una sala de proyección en la que el espectador se sitúa para ver el vídeo. Bajo cada uno de los tres tapices se encuentran los textos en los que Teresa Lanceta narra la historia de las mujeres, sus vivencias y la mirada de la artista sobre las mismas. Y es que se trata de una cuestión de miradas, pero también de escucha y de resonancias, de hacer un lugar a través de gestos y tejidos. En este sentido, es importante entender que, para nosotros, coreografiar o, mejor dicho, «corografiar», significa delimitar espacios, definir campos y límites a través del movimiento, ya sea en forma de proyección sonora o de movimientos corporales. En palabras de la propia artista, su labor es «Explorar en la corpografía, como danza oracular que in-forma y transforma una escritura del movimiento orgánico y sus posibilidades relacionales, atendiendo al  espacio-tiempo “entre” gramática  y  acústica». Son estos movimientos y gestos los que proyectan los dibujos, a modo de notación o partitura tal y como se puede comprender en el ámbito de la música contemporánea. Es decir y como se indica en la hoja de sala de la muestra, se trata de «toda suerte de personales e inclasificables notaciones sobre el papel pautado o, mejor aún, pensemos en una adecuada combinación entre psicogeografía y dibujo automático».

De este modo, se trata de la construcción de un diálogo entre las artistas que, desde sus particulares modos de hacer, constituyen un lenguaje propio o jerga, entendida esta como una manera particular de habla que incluye sus propios ritmos y formas de expresión. Dando lugar a paradojas y a espacios abiertos, la muestra propone la continuación de este tejido doble, en el que se encuentran danzas, grafías, tramas y gestos para constituir una forma propia de entender el campo flamenco y sus posibilidades. En definitiva, se trata de continuar la andanza que ya inició nuestro pie.flamenco, de ahondar en un proyecto desde el que pretendemos mostrar el campo y, de ese modo, expandirlo, construyendo nuevos lugares desde los que repensar las prácticas artísticas que lo atraviesan.

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