02.may.2016 GRABACIONES PSICOFLAMENCAS

Nadie cree en su lastimadura.

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Los cantes espontáneos de los entierros flamencos se llegaron a grabar, pero no se conservan porque los afectados suelen cantar peor que nunca.

El flamenco es una sugestión colectiva de la vieja tonadilla escénica y sus bailes caníbales, que nos lleva todavía hoy a reproducir voces del pasado, de personas fallecidas que se comunican a través de grabaciones, y por eso no nos queda nada.  Y las voces no responden a preguntas porque ellas están para ser contempladas.

Las voces provenían de cantaores y se han reproducido tantas veces que se creyeron un contacto con el pasado, y empezaron a reconocerse como claves ancestrales de una mitología vecinal de parientes, musiquillos y aficionados alienados.

Un ingeniero de sonido en un reconocimiento pericial de voces hizo unas comparaciones, y tuvo la oportunidad de escuchar otras grabaciones con voces muy parecidas.

Después se hicieron más grabaciones con sistemas de control, en las que quien pagaba ponía el título de la obra y decidía lo que se tenía que cantar, asegurando que el fenómeno flamenco no le costara perder las subvenciones encadenadas, las apariciones mediáticas y las comisiones de la Odeon International Talking Machine y la Sony,  porque la cuadratura del círculo fue creada por la industria discográfica, que siempre vendió músicas cuadriculadas en soportes redondos.

Existe el morbo luctuoso de que las presencias y las voces se quedan suspendidas en el éter y que podemos captarlas en el freidor Los Rafaeles en Madrid, o en el bar Perejil en Sevilla, donde Alfredo Kraus enseñaba la lengua llena de boccherinis en vinagre a su otorrinolaringólogo. Las voces psicoflamencas están precisamente en lugares vinculados con apariciones de artistas, e incluso se conservan las cáscaras de las ostras que se comió Lucero Tena en un camerino infernal.

Aunque todas las voces son del pasado, hay jóvenes con voces viejas, tenemos fosforescencias de Fosforito en Fosforito II, III, IV…  porque hay más émulos artísticos que guitarras en los escaparates, sin contar los fosforitos que se desconocen. Y hay voces del pasado que aparecen cuando se graba con el teléfono móvil a alguien que canta en un bar, e incluso salen voces de aficionados que nunca son identificados.

grabacionespsicoflamencasPIELFORT

A veces los dispositivos técnicos fallan debido al calor del motor de la vitrina de las tapas de camarones. Entonces sólo nos quedan registrados segundos de ése fenómeno: unas voces del pasado que nos acompañan, que de pronto se arrancan y que más rápido se interrumpen, dejando un quejido o un cante apuntado que no irán mucho más allá.

¿Y las imágenes de los flamencos espectrales? Es mejor no verlas. No todas las flamenquerías están vinculadas al estereotipo sonoro y del decoro. A veces sólo queda una foto de un culo o un escote. A veces sólo queda una frase, unas palmas cruzadas y algunas toses. Cualquiera puede grabar una flamencoafonía, pero hay que tener mucha paciencia para registrar este fenómeno de voces que siempre dicen pertenecer al pasado.

No debemos confundirnos con la intromisión de ruidos extraños, como el entrechocar de vasos y cubiertos, el taconeo de la máquina registradora, el estallido de un abanico que parece de mármol al caer sobre la tarima hiperamplificada, el sonido del desplazamiento de objetos como las carteras que desaparecen, de los saltos mortales que da el director artístico sentado en su sillón durante el ensayo general… porque la caída de un sonido es el silencio que antecede al olvido, y hay un cante-ñoño con sonidos flamencos tan postizos respecto al “flow” del habla andaluza atlántica, que se parece tanto al cante-jondo como una ola rompiente de residuos tóxicos a una lágrima que cae en la arena zombificada de la playa.

El flamenco chiguato actual puede ser un fenómeno generado simplemente por nuestra mente, incluso hay profesionales que lo demuestran porque siguen creyendo que cantan muy bien, y no cesan porque nadie se comunica con ellos. Sigue siendo un misterio saber de dónde proceden esas desaboridas manifestaciones de voces aburridas y antiflamencas, que con toda la sangre cuajada siguen sin decir nada con inteligencia ni extravagancia lúdica, y que la guitarra malaje no puede ocultar con la sosería de su excelencia técnica y los robos estéticos de las zarzuelas, iberias, rondeles y zurraques.

–¿Y la voz que suena ahora… de quién es… y qué dice…? ¡Comunícate con nosotros, compadre!

–Dice que es Don Antonio Soler… un “cantaor” del año mil setecientos cincuenta y pico… pidiendo que le paguen los derechos de autor de unos fandangos en re menor… y está aquí con nosotros, que no debajo de un puente o tocando en el metro.

Dieron la vuelta al vaso y lo colmaron de vino.

 

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comentarios (1)

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    Arte dijo:

    mediante este tipo de experimentos he dicho que surgen nuevas tendencias e ideas, es bastante interesante experimentar, cada genero tiene su ideal y su tendencia eso si es algo que yo opino que no puede quebrarse.

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Blog de David Pielfort.

AUTOR: David Pielfort
DAVID PIELFORT (1971). Salido de una novela de Dickens, es abandonado por los gitanos. Un banco le compró un cuadro. Su voz retumbó en la Bienal de Arte de Venecia, e Israel Galván ha bailado sobre su cuerpo. Otorgó la llave de oro del cante jondo a Paco de Lucía, en una pielfortmance que televisó La 2.
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