Máquinas de vivir
Ay Virgencica! La Romería
[Vista de abeja. Imagen obtenida del vuelo del dron dirigido por Álvaro Andreo]

 

Fecha: 3 de octubre, 2015.

Lugar: Descampao detrás de Molino Nuevo, Polígono Almanjáyar, Granada.

Programa: Almanjáyar/Pruitt-Igoe

Participan: Torreón Arquitectura (José Daniel Campos, Adrián Torices, Maite Zapiaín), Polihome Vídeo (José R. Amador, Antonio R. Amador), Asociación de Parados Casería de Montijo, familia Rodríguez Amador, Tomás Andreo, Álvaro Andreo, Paco Heredia Maldonado, Juan Fernández Fernández, Jonathan Heredia Fernández, José Manuel Jiménez Carmona, Carlos Jiménez, Marc Mariné, Luca Rullo, Garazi Aldasoro, Pablo Pérez, Alfonso Ramírez.

Ay Virgencica! La romería, es una acción que forma parte de: Almanjáyar_Pruitt Igoe, algunas cuestiones desde el afuera/las afueras, proyecto de investigación y creación llevado a cabo por María García con el soporte del Departamento de Cultura de la Generalitat de Cataluña.

Ay Virgencica! La romería se enmarca dentro de Máquinas de vivir. Flamenco y arquitectura en la ocupación y desocupación de espacios, un proyecto de Pedro G. Romero con María García Ruiz y Antonio Marín Márquez, producido por BNV producciones para la Plataforma Independiente de Estudios Flamencos Modernos y Contemporáneos-PIE.FMC en el marco de UNIA arteypensamiento.

Este proyecto parte de un proceso de investigación sobre las transformaciones del territorio de los años 60 asociadas a los traslados de las poblaciones marginales, en su mayor parte gitanas, a través del estudio del caso de la Virgencica en Granada. La Virgencica fue una barriada experimental construida para las familias desalojadas de las cuevas, principalmente del Sacromonte, tras las grandes inundaciones del año 63, y que se mantuvo en pie alrededor de 20 años.

Los Rodríguez Amador tiene muy buenos recuerdos de la barriada, cuentan que la familia vivía unida, con sus costumbres, sus libertades, los animales y en armonía con los demás. Es curioso que este relato, que normalmente se asocia a entornos primitivistas como las cuevas o los viejos carromatos, aparece en este caso asociado a los módulos prefabricados experimentales denominados tipo “EXA”, que disfrutaron de un premio internacional de arquitectura.

Para muchas familias, las casas de la Virgencica supusieron agua caliente por primera vez y el primer cuarto de baño. A su vez, también significaron el último hábitat en el que desarrollar una vida comunitaria reconocida como tal.

La Virgencica funcionó como una especie de antesala al proyecto moderno, una situación previa y preparatoria para la experiencia moderna de los bloques de pisos. Conforme iban alojando a las familias en los bloques, los módulos de la Virgencica iban desapareciendo.

La propuesta parte de recorrer un camino en sentido opuesto al mentado por Guy Debord en la Sociedad del Espectáculo: si todo lo directamente experimentado se ha convertido en una representación, hacer de la representación algo directamente experimentado.

Se trata de recrear una situación: desde la construcción a la demolición de un módulo tipo “EXA” con un grupo heterogéneo de antiguos habitantes. Hacer de ello una fiesta, un rito, una conmemoración, una romería. Invocar el volumen real de la vivienda hexagonal en un lugar límite, la parte final del Polígono Almanjáyar, detrás de los bloques donde fueron destinadas las últimas familias de la Virgencica. No se pretende abarcar con esto una totalidad o ser representativos de un barrio. La idea es explorar alguna porción, seguir las parcialidades que se abren y que dan pistas para acercarse a una realidad compleja.
Así, la construcción-demolición del módulo se propone como leitmotiv para abrir un proceso en el que exponer y recrear distintas visiones y situaciones que tienen que ver con el pasado, pero también con el momento presente.

En un mismo lugar suceden varias cosas simultáneamente, en esa dimensión trabajaremos, el movimiento será el de recorrer un espacio complejo, dar cuenta de sus ángulos, sus paradojas.

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